El destino estaba escrito para nuestra piel de toro, en Europa nuestro papel era el de aportar diversión, vacaciones, sol, playa y camareros… para los visitantes más pudientes de medio continente
Quién no recuerda aquellas películas de los años 60 y 70 donde la familia Pérez se integraba en las vacaciones de los suecos o ingleses en la Costa del Sol y chapurreando el inglés a duras penas intentaban dar apariencia de normalidad y de infraestructura hotelera.
Hoy en día la industria turística ya supone el 11,2% del PIB español.
No sucede lo mismo con el ladrillo, que después de la crisis del 2007 no ha vuelto a los niveles anteriores.
Pero el turismo ha determinado el tipo de contrato, en cuanto a temporalidad, nivel de renta y precariedad en general.
España ha batido su propio récord de temporalidad: un 57,1 % de la juventud que trabaja es temporal, un 7 % más que en 2015
Hoy en España más de la cuarta parte de los contratos de trabajo no indefinidos -en concreto, un 28,2%- tienen una duración inferior a siete días. Si se tiene en cuenta un periodo algo superior, un mes, el resultado es, igualmente, singular. Nada menos que el 43% de los contratos temporales tiene una duración inferior a un mes, lo que pone de relieve los altos niveles de precariedad en que se mueve la economía española.
Expresado en términos absolutos, esto significa que de los 1,5 millones de contratos temporales que se firmaron en abril, 426.035 duran menos de una semana, de los cuales el 76% son eventuales por circunstancias de la producción. Otro 16% son contratos de obra y servicios, y el resto, otras modalidades.
No se trata de un fenómeno puntual, sino que, por el contrario, es un proceso vinculado a la progresiva terciarización de la economía española. Y, en particular, al modelo productivo, cada vez más volcado a actividades relacionadas con el turismo y la hostelería, cuya demanda de puestos de trabajo tiene un fuerte componente estacional. Esto se pone de relieve en el hecho de que el 30% de los contratos firmados de menos de 7 días se realizan en el sector de la hostelería, frente a un peso sobre el total de contratos del 16%.
En cuanto a los jóvenes la tasa de paro, que afecta al 31,6 % de los menores de 30 años, y resalta que «España ha batido su propio récord de temporalidad»: un 57,1 % de la juventud que trabaja es temporal, un 7 % más que en 2015.
De las nuevas contrataciones para jóvenes, un 92,2 % son temporales, frente a un 7,8 % de indefinidos y, además, tienen «muy corta duración», ya que un 41 % son de menos de un año, el 41,4 % «ni sabe su duración» y solo el 16, 7 % lo tendría con una duración superior al año.
Sólo un 10 % de los jóvenes «con mayores salarios puede comprar una vivienda», destaca el informe, que estima que tendría que destinar el 57,9 % de su salario para poder adquirir una casa y debería cobrar 4,1 veces su sueldo solamente para hacer frente al importe de la entrada.
Los jóvenes viven y vivirán peor que sus padres. Cuando la mayoría de los jóvenes opten por el alquiler, necesitarán el 69,3 % de su sueldo para hacerlo. Por lo tanto con un salario medio de unos 800 euros, la compra y el alquiler estarán por encima del «umbral de sobreendeudamiento». A esto hay que añadir el incremento de viviendas unipersonales que empeora la situación.
Autor: Juan Rodríguez