Evo Morales, antiguo sindicalista y representante del “socialismo del siglo XXI”, acaba de aprobar el nuevo Código Niño, Niña y Adolescente. Las convenciones internacionales que este gobierno tiene aprobadas impiden, sin excepción alguna, trabajar a niños menores de 14 años (lo que en otros países supone poder entrar en el mercado laboral antes de que se cumplan los años de enseñanza obligatoria).
Pues en el nuevo código se hacen además dos excepciones para permitir que los chicos puedan trabajar desde los 12 años, si realizan una labor remunerada por terceras personas, y desde los 10 años si es por cuenta propia.
Bolivia tiene oficialmente más de 848.000 menores explotados en el país y que perciben un sueldo inferior al salario mínimo nacional, que es de Bs 1.440. En Bolivia, el 58% de los niños forzados a trabajar son menores de 14 años y el 90% de ese trabajo se hace en la “economía informal”. En Bolivia, el 20% de los menores de edad que son forzados a trabajar, lo hacen por cuenta propia; el 77% realiza trabajo familiar y el 2,2% es dependiente.
En Bolivia, lo repetimos, así como en el resto del mundo, hablar de “trabajo infantil” es una canallada. Con las nuevas vueltas de tuerca que la llamada crisis ha dado a los códigos laborales no podemos hablar prácticamente en ningún país del mundo de un trabajo digno para los adultos, que en más de un 60% ya “trabajan” además sin que medie ningún contrato laboral. Imagínense trasladar esta “legalidad” a los niños.
En España se nos propone ahora que la prostitución y otras industrias de esa calaña puedan “cotizar” en el “Producto Interior Bruto” para encubrir los índices de pobreza, es decir, las rentas per cápita. Suponemos que Evo Morales les ha copiado la idea, pero aquí incorporando el sudor y la sangre de los niños. Acabar con un mal “regulándolo” a favor de la cuenta de resultados de los beneficiarios de siempre, viene siendo el camino. No sólo de la perpetuación de la explotación sino también de su justificación ante nuestra conciencia. Sin criterios morales, lo “legal” se acaba convirtiendo en el único parámetro.
La UNICEF y la OIT andan presionando al gobierno de Evo Morales en base a disquisiciones legales. Su capacidad de operar no tiene más margen que ese. La nuestra no. La inmoralidad de la injusticia de la esclavitud infantil no admite componendas. Siempre admitimos “componendas” para todo lo que no toque lo nuestro y a los nuestros. ¿Admitiríamos esto para nuestros hijos? De ninguna manera. Puro cinismo.
Sr. Evo Morales, Ud. será el responsable de un pueblo incapacitado aún más para salir de la miseria.