Los Santos Padres nos hablan de la Navidad
San Agustín:
«Es la misma humildad la que da en rostro a los paganos. Por eso nos insultan y dicen: ¿Qué Dios es ése que adoráis vosotros, un Dios que ha nacido? ¿Qué Dios adoráis vosotros, un Dios que ha sido crucificado? La humildad de Cristo desagrada a los soberbios; pero si a ti, cristiano, te agrada, imítala; si le imitas, no te sentirás cansado, porque Él dijo: Venid a mí todos los que estáis cargados» (Enarrat. in Ps. 93,15: PL 37,1204).
«Jesús yace en el pesebre, pero lleva las riendas del gobierno del mundo; toma el pecho, y alimenta a los ángeles; está envuelto en pañales, y nos viste a nosotros de inmortalidad; está mamando, y lo adoran; no halló lugar en la posada, y Él fabrica templos suyos en los corazones de los creyentes. Para que se hiciera fuerte la debilidad, se hizo débil la fortaleza… Así encendemos nuestra caridad para que lleguemos a su eternidad» (Sermón 190,4: PL 38,1009).
«Mirad hecho hombre al Creador del hombre para que mamase leche el que gobierna el mundo sideral, para que tuviese hambre el pan, para que tuviera sed la fuente, y durmiese la luz, y el camino se fatigase en el viaje, y la Verdad fuese acusada por falsos testigos, y el juez de vivos y muertos fuera juzgado por juez mortal, y la justicia, condenada por los injustos. y la disciplina fuera azotada con látigos, y el racimo de uvas fuera coronado de espinas, y el cimiento, colgado en el madero; la virtud se enflaqueciera, la salud fuera herida, y muriese la misma vida» (Sermón 191,1: PL 38,1010). “Despierta, hombre, pues por ti Dios se hizo hombre» (Disc 185).
«Salten de júbilo los hombres, salten de júbilo las mujeres; Cristo nació varón y nació de mujer, y ambos sexos son honrados en Él. Retozad de placer, niños santos, que elegisteis principalmente a Cristo para imitarle en el camino de la pureza; brincad de alegría, vírgenes santas; la Virgen ha dado a luz para vosotras para desposaros con Él sin corrupción. Dad muestras de júbilo, justos, porque es el natalicio del Justificador. Haced fiestas vosotros los débiles y enfermos, porque es el nacimiento del Salvador. Alegraos, cautivos; ha nacido vuestro redentor. Alborozaos, siervos, porque ha nacido el Señor. Alegraos, libres, porque es el nacimiento del Libertador. Alégrense los cristianos, porque ha nacido Cristo» (Sermón 184,2).
«¿Qué gracia de Dios pudo brillar más intensamente para nosotros que ésta: teniendo un Hijo unigénito, hacerlo hijo del hombre, para, a su vez, hacer el hijo del hombre, hijo de Dios» (S. Agustín, Sermo 185). «Considera, hombre, lo que Dios se hizo por ti; reconoce la doctrina de tan grande humildad aun en un niño que no habla» (Sermón 188, 3: PL 38,1004). «¿Quién es este Rey tan pequeño y tan grande, que no ha abierto aún la boca en la tierra, y está ya proclamando edictos en el cielo?» (Sermón 199,2: PL 38,1027).
«Yacía en el pesebre, y atraía a los Magos del Oriente; se ocultaba en un establo, y era dado a conocer en el cielo, para que por medio de él fuera manifestado en el establo, y así este día se llamase Epifanía, que quiere decir manifestación; con lo que recomienda su grandeza y su humildad, para que quien era indicado con claras señales en el cielo abierto, fuese buscado y hallado en la angostura del establo, y el impotente de miembros infantiles, envuelto en pañales infantiles, fuera adorado por los Magos, temido por los malos» (Sermón 220,1: PL 38,1029).
«En el principio existía la Palabra» (Jn. 1,1). Juan es la voz que pasa, Cristo es la Palabra eterna que estaba en el principio. Si a la voz se le que quita la palabra, ¿qué queda? Un vago sonido. La voz sin palabra llega al oído, pero no edifica el corazón»(Sermón 293, 3: PL 38, 1328).
San León Magno:
«Aquellos inicios que él asumió en el seno de la Virgen, los transfirió después a las fuentes bautismales. Dio al agua lo que había dado a la madre. Aquello que la potencia del Altísimo realizó en María cuando la cubrió con el Espíritu Santo, para que de ella naciera el Salvador, aquello mismo lo realiza en las aguas a fin de que el creyente se regenere» (Sermón 25, 5; PL 54, 209). «Por obra del Espíritu Santo nació él de una Virgen, y por obra del mismo Espíritu Santo fecunda también su Iglesia pura, a fin de que, a través del bautismo, dé a luz a una multitud innumerable de hijos de Dios, de quienes está escrito: Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios» (Sermón 12; PL 54, 355ss).
San Máximo Confesor:
«Jesucristo, siendo Dios por naturaleza, quiso hacerse hombre por una dignación de su amor … La Palabra, puesta sobre el candelero de la Iglesia… ilumina a todos los hombres» (Cuestión 63).
San Anselmo:
“Ahora, Señor, enseña a mi corazón dónde y cómo buscarte, dónde y cómo encontrarte… Deseando te buscaré, buscando de desearé, amando te hallaré y hallándote te amaré” (Proslogion, cap.I)