Gays contra homosexuales

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Cada vez me encuentro con más personas homosexuales que sienten rechazo hacia el movimiento gay y sus líderes. Les molesta cómo Zerolo, Boti y compañeros mártires distorsionan la imagen de la homosexualidad.

Álex Rosal. Periodista.-


Cada vez me encuentro con más personas  homosexuales que sienten rechazo hacia el movimiento gay y sus líderes. Les molesta cómo Zerolo, Boti y compañeros mártires distorsionan la imagen de la homosexualidad sacando del armario a todas las locas del mundo mundial para pasearlas por las calles de Madrid en un espectáculo en donde lo recatado, culto, fino, estiloso y educado cobra todo su esplendor estético con el sello inconfundible del Orgullo Gay. Cada vez veo más repugnancia y hartazgo hacia lo que representa la Cogam, y la instrumentalización que hace esta organización de la homosexualidad, creando una suerte de ideología reivindicativa y agresiva hacia todos aquellos que no comulgan con sus ideas trufadas de intereses económicos y consignas políticas.


Cada vez compruebo cómo hay más homosexuales que sufren en silencio por su orientación sexual. Que no entienden por qué demonios les ha tocado a ellos desarrollar esa atracción cuando lo que ansiaban era lo contrario: ser heterosexuales, tener novia y casarse para formar una familia como las de antes. Que les molesta que les señalen como a bichos raros, que se burlen de ellos, que hagan mofa, sin haberlo elegido ese tipo de gusto. Que están solos tras haber experimentado que en la vida gay no hay nada de divertido y que las promesas del ambiente de Chueca sobre una pretendida felicidad son falsas; pero que tampoco tienen esperanzas en recuperar la atracción por personas de otro sexo, ya que casi nadie les ofrece una mano para salir de ese infierno interior.


Hace años me topé con un americano llamado Richard Cohen que me aclaró muchas dudas que tenía sobre la homosexualidad y su diferencia con el mundo gay. Cohen llevaba dos décadas siendo un homosexual activo, pero tras comprobar que en lo gay sólo experimentaba frustración y tristeza, decidió emprender el camino hacia una liberación: ¡quería ser heterosexual! Tras muchos años de búsqueda llegó a dos conclusiones: que las atracciones hacia personas del mismo sexo son el resultado de heridas emocionales que permanecen sin sanar desde la infancia y que, además, son necesidades de amor insatisfechas. Cohen logró, tras mucho esfuerzo, sanar sus heridas del corazón, y acaba de cumplir sus bodas de plata de casado. Su experiencia la volcó en un libro, Comprender y sanar la homosexualidad, que es un recorrido claro, científico y preciso de cómo revertirla orientación sexual. Hay esperanza para todos aquellos que quieran cambiar de vida. Se pueden curar esas emociones infantiles que se grabaron a fuego en el inconsciente. El mensaje de Cohen es claro: «Nadie es una mala persona por experimentar atracción sexual hacia los de su mismo sexo. Estos deseos manifiestan un corazón herido que necesita curarse. Nunca debemos discriminar a una persona que tiene estos sentimientos. Al contrario, hemos de abrazar a estos hombres y mujeres con el amor de Dios. Los hombres necesitan abrazar a otros hombres que luchan con sus atracciones homosexuales, y las mujeres deben también abrazar a las mujeres que tienen la misma lucha. Sólo hay que recordar que dentro de toda persona que siente atracciones homosexuales hay un niño o una niña pequeña en busca del amor de su padre o de su madre. Amémosles como Cristo les ama».


ALBA.