Se está obligando a inmigrantes a punta de fusil a pasar la frontera. Entran en las casas rompiendo puertas, sacando de la cama a hombres, mujeres, niños y niñas , bebés y enfermos.
Nos llega este testimonio espeluznante de la asociación Elín, sobre los hechos ocurridos estas navidades.
La asociación Elín, se dedica a favorecer la integración y la acogida de personas inmigrantes, la protección y defensa de los derechos de los menores de la calle y la sensibilización y denuncia ante la sociedad de estas realidades.
La asociación creyó oportuno enviar a algunos miembros de la misma (entre los que me encuentro) para viajar en el periodo comprendido entre los días 26 y 30 de diciembre a Rabat. El objetivo era visitar a distintos grupos de inmigrantes refugiados y solicitantes de asilo. Algunos contactos que teníamos en el país junto a otra visita realizada en agosto pasado nos corroboraban la nefasta situación vivida por estos colectivos de personas debida a la no consideración por parte de las autoridades marroquíes de sus derechos reconocidos por la ONU y a la vulneración continua de los mismos.
Nuestra visita pretendía ser una nueva oportunidad de contacto con ellos (sobre todo con mujeres y familias), aliviar su situación con alguna ayuda económica, mostrar nuestra solidaridad y, sobre todo, ser testigos para luego denunciar.
Cuando estábamos ultimando detalles para partir a Rabat nos encontramos con este correo de alguien que vive en Marruecos y que colabora con nosotros, el cual, hizo cambiar nuestros planes. Les remito el texto que les pondrá en situación.
VIOLACIONES GRAVES DE DERECHOS HUMANOS EN LAS ÚLTIMAS DEPORTACIONES DE INMIGRANTES EN MARRUECOS
El gobernador de Rabat declaró el veintitrés por la tarde que la deportación de más de cuatrocientos inmigrantes, refugiados y demandantes de asilo subsaharianos a la frontera de Argelia respondía a la ejecución de los acuerdos alcanzados en la última cumbre euro-africana celebrada hace unos pocos meses en la capital alaouita. En la madrugada del día veintitrés, a las cuatro de la mañana, cientos de militares entran por sorpresa en los barrios de Ayn Hada y Takadoum, en Rabat. Sorprenden a inmigrantes, demandantes de asilo y refugiados durmiendo. Entran en las casas rompiendo las puertas y sacan de las camas a hombres, mujeres, niños y niñas, bebés y enfermos. No toman en cuenta los papeles que algunos subsaharianos les muestran indicándoles que son residentes legales en territorio marroquí, tampoco tienen en cuenta a las mujeres embarazadas o a los menores.
Todo ciudadano o ciudadana procedente de África es embarcado en seis autobuses, donde se hacinan un número de aproximadamente cuatrocientas personas.
Sin recibir asistencia de ningún tipo y ni mucho menos alimento, ni soporte jurídico, les llevan hasta la frontera con Argelia, donde se viven momentos de mucha tensión, cuando los soldados argelinos ven cómo cientos de inmigrantes son obligados a punta de fusil marroquí a atravesar la frontera. En esos momentos los argelinos comienzan a disparar al aire y los inmigrantes, demandantes de asilo y refugiados se ven en un fuego cruzado que les hace caer víctimas del pánico.
El resultado de esta redada, que según autoridades marroquíes es fruto de los acuerdos de control migratorio efectuados y pagados por el estado español, es hasta el momento el siguiente:
Un muerto la noche el 23 de diciembre. En las redadas participan también personal civil que en colaboración con los militares roban y saquean las pobres pertenencias de los inmigrantes, demandantes de asilo y refugiados detenidos. Parece ser que este ciudadano africano se negó a ser robado y fue apuñalado reiteradamente por personas vestidas de civil, la policía se encargó de retirar rápidamente su cuerpo.
Por el momento no podemos confirmar si se trata de un inmigrante o bien
de un refugiado o demandante de asilo. Varios inmigrantes desaparecidos. Mujeres embarazadas, bebés y menores deportados. Mujeres agredidas sexualmente.Una mujer secuestrada y agredida sexualmente por fuerzas de seguridad argelinas. Al menos, verificados hasta el momento, 35 refugiados y demandantes de asilo procedentes de Costa de Marfil. 44 refugiados y demandantes de asilo procedentes de República Democrática del Congo. Entre ellos un cinco por ciento, aproximadamente, mujeres y menores.
La incapacidad de ACNUR para proteger los derechos humanos de demandantes de asilo y refugiados en Marruecos.
La negativa del gobierno marroquí a reconocer el estatuto jurídico de ACNUR, que es tolerado por las autoridades pero al que no se le da reconocimiento jurídico.
Esta nueva situación dramática es provocada y tiene un gran interés económico, ya que los acuerdos de externalización de fronteras están provocando que los países en tránsito sobredimensionen el fenómeno migratorio para recibir contraprestaciones económicas de los países europeos como es el caso claro de España.
Hasta aquí el correo recibido.
Después de llegar a Rabat y contactar con un refugiado que nos puso al día de lo ocurrido, decidimos viajar hasta Oujda (en la frontera con Argelia) ciudad en cuya universidad, los deportados se habían refugiado. Allí fuimos testigos de lo explicado anteriormente:
Mujeres agredidas sexualmente, madres con niños de no más de dos años y más de trescientas personas entre refuguiados, demandantes de asilo e inmigrantes, sin ninguna pertenencia, sin posibilidad de poder volver a Rabat (a casi setecientos kilómetros) por miedo a la policía marroquí, (la noche anterior había llevado a prisión a alguno que lo había intentado).
En Oujda nos enteramos también de que algunos estaban aún en los hospitales por las agresiones recibidas. Todas estas personas habían recibido ayuda únicamente de médicos sin fronteras que les había llevado algunas mantas, comida y medicamentos. La actuación de Acnur hasta ese momento era inexistente. Al volver a Rabat tuvimos la opotunidad de reunirnos con diversos grupos de subsaharianos refugiados o solicitantes de asilo. Familias que nos narraron la negación por parte del gobierno marroquí del derecho de los niños asistir a la escuela, la imposibilidad de poder acceder a ningún trabajo, las condiciones de las viviendas en las que viven… Fuimos testigos del hacinamiento en el que están otros grupos (hasta setenta personas en pequeñas casas en las que establecen turnos para dormir). A todo esto se le sumaba el miedo a que la policía pudiera repetir lo pasado el día 23.
Creemos que esta situación es insostenible y mucho más si es conocida y permitida por el gobierno español que para colmo otorga dinero a este país para el control de las fronteras.
Nos gustaría que la denuncia se extendiera y llegara al máximo número de personas y entidades. Les pido que envíen este correo a toda persona o institución que consideren oportuna.
Juan Manuel Palma
Asociación Elín