La cara oculta de los juguetes

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Sueldos de 240 euros con trabajo creciente y amplias jornadas de trabajo

El señor Fu es mayor, pero cada día se sienta en su puesto de trabajo en la línea de ensamblado en una de las siete fábricas que producen para la compañía Mattel en China. Junto a dos compañeros, se dedica a montar un tren de juguete, ‘Thomas y sus amigos’, que estos días desenvuelven con ilusión muchos niños en todo el mundo. Uno se encarga de armar el ferrocarril y las ruedas, otro pega la cara sonriente y el tercero, aprieta los tornillos. El señor Fu lleva tres años aquí.

Los objetivos que tiene que cumplir son cada vez mayores, pero el sueldo es más o menos el mismo, unos 240 euros al mes.

Su caso viene recogido en una investigación reciente de la ONG China Labor Watch, con sede en Nueva York, que pone la lupa sobre la parte de la cadena que produce los juguetes de algunas de las mayores compañías que abarrotan las estanterías de tiendas y grandes almacenes, o pueden ser adquiridos online. El informe, elaborado a partir de las conclusiones de investigadores infiltrados y entrevistas a más de 70 trabajadores, se centra en cinco fábricas ubicadas en la provincia de Guangdong, al sur del país asiático, que se nutren en muchas ocasiones de mano de obra procedente de zonas agrícolas empobrecidas.

Estos cinco talleres investigados a lo largo de 2019, que presentan condiciones similares, fabrican para multinacionales como Disney, Hasbro, Mattel (Fisher Price) o Lego. «Esto es solo una pequeña muestra de miles de fábricas de juguetes en China. Pero si algunas de las compañías jugueteras más rentables son incapaces de asegurar que sus empleados trabajen en condiciones decentes, solo podemos suponer que las fábricas de las empresas más pequeñas son aún peores», sostienen los investigadores en el informe, publicado en noviembre con el nombre El lado oscuro de un mundo reluciente.

A preguntas de eldiario.es, Mattel argumenta «estar comprometido a garantizar que cada persona que fabrica nuestros juguetes y productos sea tratada de manera justa» y añade que tras la investigación de China Labor Watch, Mattel solicitó al Programa de juguetes éticos de ICTI (IETP, por sus siglas en inglés) realizar una auditoría y concluyó que cumple con la lista de verificación del IETP. «Mattel está revisando el informe de IETP para determinar los pasos que se pueden tomar para mejorar la seguridad en el lugar de trabajo», concluye.

Los productos que salen de estas cadenas de montaje son en su mayoría vendidos a Japón, América, Europa o Australia, de acuerdo con la investigación, que también recopila imágenes de algunos de los juguetes confeccionados por estos trabajadores, como la bola de nieve sorpresa de Frozen 2. En España, este producto está disponible por unos 12 euros.

Las fotos también muestran muñecos de El Rey León, Mi pequeño pony, Power Rangers o Toy Story 4, un ‘elefante sorpresa’ para bebés o accesorios para las tiendas de Legoland. En la edición anterior, en una investigación conjunta con The Guardian, la ONG reveló que las trabajadoras chinas que fabricaron muñecas de La Sirenita recibieron apenas 11 céntimos por cada una, cuando su precio en las tiendas rondaba los 44 euros.

China Labour Watch concluye que en las fábricas investigadas este año cometen una «multitud de violaciones graves de las leyes laborales» que van desde horas extras excesivas hasta salarios «muy bajos que niegan a los trabajadores una vida digna», pasando condiciones de trabajo peligrosas por el uso de químicos tóxicos, una representación sindical deficiente, acoso sexual y malas condiciones sanitarias y de alojamiento.

Se trata de problemas que la organización en defensa de los derechos laborales lleva documentando desde 2001 en la industria del juguete en China. «Nuestro objetivo es responsabilizar a las principales compañías que continúan explotando a los trabajadores chinos. Sorprendentemente, los mismos problemas inherentes a la industria desde la primera investigación prevalecen», indican.

Jornadas a contrarreloj para llegar a Navidad

Entre junio y octubre, la temporada alta de las fábricas, cuando funcionan a contrarreloj para completar los pedidos de cara a la campaña navideña, los trabajadores hicieron entre 60 y 126 horas extra por mes, a pesar de que China fija el límite legal en las 36 horas, de acuerdo con el informe. En uno de los centros de trabajo, Wing Fai, los operarios trabajaron durante 11 días seguidos sin descanso. No obstante, se detectaron algunas mejoras respecto a años anteriores: las jornadas disminuyen de más de 14 horas diarias a un promedio de 11 horas en temporada alta al día.

El exceso de horas extra se explica en parte por los bajos sueldos que les dificultan asegurarse un sustento básico y mantener a sus familias. «Aunque las horas extras pueden ser voluntarias, la mayoría de las veces, los trabajadores eligen hacerlas para ganar salarios dignos», sostienen los investigadores. La industria del juguete ha mantenido un salario base equivalente a la remuneración mínima, explica el informe, pero «el salario mínimo sigue lejos de ser un salario digno», matizan.

Las cinco fábricas analizadas se encuentran en Guangdong, donde el sueldo mínimo se sitúa entre 1.410 y 1.720 yuanes (181,6 y 221,5 euros) al mes. Cuatro de ellas pagan lo mínimo que estipula la ley. Solo la planta que trabaja para Mattel paga un poco más, 1.860 yuanes (239,5 euros). «Muchos trabajadores son migrantes [desde zonas rurales] y tienen que llegar a fin de mes en la ciudad y también enviar una parte de sus salarios a sus familias en sus hogares. Como resultado, los bajos salarios afectan sus condiciones de vida». Incluyendo las horas extra, los empleados pueden ganar como máximo entre 3.000 y 4.200 yuanes (386 y 540 euros), con las fábricas de Wah Tung (trabaja para Disney) y Everfront (produce para Hasbro) en cada extremo de la horquilla, respectivamente.

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