Italia ha presentado un texto que no gusta a los países clonadores porque prohíbe la creación de «vida humana» mediante clonación. En el bando clonador están los países que ya han desarrollado una industria en este sentido: Bélgica los lidera diplomáticamente, con el apoyo del Reino Unido (que permite la clonación desde el pasado junio) y los países clonadores de Asia: Japón, Corea del Sur, Singapur y China.
Por Pablo J. Ginés
ForumLibertas.com
Publicado:16-02-2005
Este lunes se ha reanudado el debate sobre la clonación humana en el grupo de trabajo que creó la ONU en su VI Comisión de la Asamblea General para elaborar un documento de consenso. Una vez más han chocado los países clonadores con los países que se oponen a esta práctica que genera seres humanos artificialmente y los usa para investigar.
La postura anti-clonación está dirigida por Costa Rica, que desde abril de 2003 pide que la ONU prohíba toda clonación. Le apoyan Estados Unidos y otros 60 países, especialmente naciones hispanas como Chile, Honduras, Nicaragua y Panamá. En el mundo hispano la excepción clonadora es México que el pasado abril creó un instituto de Genómica y levantó la prohibición de clonar embriones humanos.
La clonación no muestra resultados positivos y es innecesaria para curar enfermedades. Propusieron en cambio que se apoye la investigación con células madre adultas, que se obtienen sin destruir embriones humanos. Las células madre adultas pueden utilizarse «en el tratamiento de las enfermedades humanas, incluyendo esclerosis múltiple, lupus, artritis, diferentes cánceres y anemias, evitando los problemas de rechazo inmune y sin formación de tumores»
En el bando clonador están los países que ya han desarrollado una industria en este sentido: Bélgica los lidera diplomáticamente, con el apoyo del Reino Unido (que permite la clonación desde el pasado junio) y los países clonadores de Asia: Japón, Corea del Sur, Singapur y China. Estos países aceptan que se prohíba la clonación «reproductiva», pero piden que cada país pueda desarrollar su propia política respecto a la clonación llamada «terapéutica», es decir, la que fabrica embriones y los destruye investigando con ellos, con la esperanza -hasta el momento infructuosa- de que sirva algún día para ayudar a tratar alguna enfermedad.
Para intentar acercar posiciones entre ambos bloques, Italia acaba de proponer una resolución que califica de «intermedia», pero que apoya claramente la visión anti-clonación: pide la prohibición de cualquier intento de crear «vida humana» a través de un proceso de clonación y cualquier investigación médica o científica con esta finalidad.
Los países clonadores no aceptan que se hable de prohibir la clonación de «vida humana», ya que dicen que es un concepto ambiguo y sometido a consideraciones culturales y religiosas, prefieren que se hable de no clonar «seres humanos»… entendiendo que eso puede reforzar la idea de que los embriones humanos en sus primerísimas fases no son seres humanos. Puesto que la clonación se hace con embriones de menos de 14 días (a partir del día 14 son demasiado grandes para investigar con ellos) interesa a la industria clonadora el que haya confusión en los términos.
Uno de los observadores del proceso, Charlie Hoare, de la ONG internacional Care, ha comentado a EFE que las diferencias persistirán el viernes, cuando siga el debate, y que probablemente todo quede en una moción de «no acción»: mientras tanto, los laboratorios de Londres, Singapur o Shanghai siguen clonando.
Bioquímicos por la alternativa ética: las células madre adultas
La bioquímica española Natalia López Moratalla, de la Universidad de Navarra, y David Prentice, catedrático en Bioquímica de la Universidad de Indiana, explicaron ante los medios de comunicación el Washington el pasado día 4 que la clonación no muestra resultados positivos y es innecesaria para curar enfermedades. Propusieron en cambio que se apoye la investigación con células madre adultas, que se obtienen sin destruir embriones humanos. Las células madre adultas pueden utilizarse «en el tratamiento de las enfermedades humanas, incluyendo esclerosis múltiple, lupus, artritis, diferentes cánceres y anemias, evitando los problemas de rechazo inmune y sin formación de tumores», afirmó Prentice.
López Moratalla llamó la atención sobre los intereses económicos ocultos tras la llamada clonación «terapéutica» y sobre el riesgo de que poderosas empresas utilicen a mujeres de naciones pobres «como conejillos de indias con el único fin de producir óvulos», situación que conlleva, advirtió, riesgos graves a la salud de la mujer.
Las mujeres pobres, material usable
En esa línea se ha pronunciado desde Bruselas la plataforma de asociaciones de mujeres New Women for Europe en un documento que pide a la ONU la prohibición de clonar vida humana:
Para obtener un clon humano se necesitan muchos óvulos. Esto llevará muy probablemente a la explotación de mujeres para obtener óvulos (entre 50 y 100 óvulos se necesitan para crear un clon animal). Por ejemplo, para tratar a los 17 millones de diabéticos de EEUU, se necesitarían 85 millones de mujeres si de cada una obtuviésemos 10 óvulos. ¿De qué países se obtendrán estos óvulos?
Clonar pone en cuestión el papel de la mujer y hace de ella una «productora de ovulos», y por lo tanto un objeto. Más aún, la producción de óvulos es una operación difícil, y se puede temer que las mujeres sólo den su consentimiento si hay intereses financieros implicados, especialmente en países pobres. La distorsión comercial es real, porque la clonación impone la existencia y organización de un mercado de óvulos humanos. Es inaceptable poner en peligro la salud de las mujeres y arriesgarse a su explotación.
Como ejemplo, New Women for Europe señala una noticia de la BBC del pasado diciembre: diez mujeres inglesas van cada mes a Rumanía a inseminarse con óvulos de mujeres rumanas; una rumana gana 150 libras por donar óvulos (el equivalente a un mes de sueldo). En Inglaterra, el 90% de las clínicas de fecundación in vitro no tienen óvulos suficientes y piden que la ley les permita pagar hasta 1.000 libras por donación de óvulos de inglesa. Si este mercado ya es incipiente sólo con la demanda de la fecundación in vitro, ¿qué sucederá cuando se requieran millones de óvulos para clonar?
En los diarios gratuitos españoles, la clínica Eugin publica anuncios que ejemplifican la situación: una chica de aspecto latino dice «soy donante de óvulos y soy feliz». La ley española insiste en que el pago debe presentarse con una compensación por las molestias y por eso no se dan cifras. Pero se especifica «si tienes en 18 y 32 años, no importa tu raza, tú también puedes ser donante de óvulos». La industria del sector va a por las inmigrantes en condiciones precarias.
El papel de Costa Rica
En Costa Rica la fecundación in vitro está prohibida desde 1995. Tomando la iniciativa a nivel internacional, Costa Rica se lanzó a pedir la prohibición mundial de la clonación humana el 9 de abril de 2003. El canciller de Costa Rica, Roberto Tovar, advirtió ante la ONU el pasado 21 de octubre que «la clonación reduce al ser humano a un simple objeto de producción y manipulación industrial». En un sentido similar se expresaba el pasado marzo en Nueva York el Presidente de Costa Rica, el doctor Abel Pacheco, cuando recibió el Premio por la Paz Kolbe 2004. Abel Pacheco explicó que como médico juró “cuidar y defender la vida, respetando la dignidad de cada ser y comprometiendo en ello hasta mis últimos esfuerzos. Eso es lo que he hecho a lo largo de mi vida”.
“Como médico y como persona –continuó– rechazo la clonación humana al tiempo que apoyo firmemente la investigación en cédulas madres adultas, que no presenta dificultades éticas y jurídicas”; y agregó que “en el último año, nuestra iniciativa para prohibir la clonación humana ha ido ganando terreno. Hoy, más de 65 países copatrocinan nuestra propuesta”.
«Como científico, creo y apoyo plenamente el desarrollo de la biotecnología, siempre y cuando ese desarrollo no requiera sacrificar la dignidad humana”, añadió el doctor Pacheco, que preside el único país de Centroamérica sin ejército.