La «efectiva» guardia fronteriza marroquí

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Los datos nos sitúan ante la difícil situación de los inmigrantes en Marruecos, donde la presión fronteriza y los acuerdos con España hacen que los inmigrante se desplacen de un sitio a otro con poca salud y traumatismos que sufren en los intentos de saltar la valla.

La llegada de inmigrantes en embarcaciones se mantiene estable, con ligeras oscilaciones, desde 2010, año en que se registró la menor entrada, con 3.632 personas. El año pasado, 4.552 personas arribaron a las costas españolas. Las cifras se sitúan en las magnitudes de los últimos años, y lejos de las 39.180 llegadas de 2006.

La implantación del Servicio Integral de Vigilancia Exterior (SIVE) y, sobre todo, el control fronterizo por Marruecos han limitado la salida de pateras en el último lustro. La cifra de 2014 se vio alterada, además, por la entrada de más de 1.200 inmigrantes entre el 11 y el 12 de agosto. Los inmigrantes empobrecidos se echaron a las aguas del Estrecho en 113 embarcaciones de juguete, sin que las fuerzas de seguridad marroquíes lo impidieran.

Al día siguiente, las patrulleras marroquíes volvieron a actuar y frenaron en seco la salida de pateras. El ministro del Interior marroquí, Mohamed Hassad, admitió, tras reunirse en Rabat con su homólogo español, Jorge Fernández Díaz, “disfunciones” en el dispositivo de vigilancia.

La menor salida de pateras no supone un descenso los migrantes en el norte de África, cuyo peso ha sido esgrimido por el Gobierno para rechazar refugiados. Al tiempo que descendían las embarcaciones, se incrementaban los flujos hacia Ceuta y Melilla. En 2014, entraron 7.485 a las dos ciudades autónomas, un 77% más que en 2013. De ellos, 1.300 eran de nacionalidad siria y potenciales refugiados, según el balance de Interior de 2014, el último disponible.

El refuerzo de la valla fronteriza y la mayor presión de Marruecos, han provocado, según las mismas fuentes humanitarias, que los inmigrantes subsaharianos desistan de ubicarse en el Gurugú, donde “no hay más de 300 personas”. Actualmente, en los asentamientos de Nador, aguardan entre 800 y 1.000 personas.

Problemas de salud

Los inmigrantes —mayoritariamente de Camerún, Nigeria, Costa de Marfil, Malí, Guinea Conakry y Senegal— viven mendigando. En invierno las enfermedades respiratorias son continuas y en los meses más cálidos abundan las sarnas y alergias, según los cooperantes.
A estos problemas, se suman los traumatismos por los intentos fallidos de saltar la valla y la actuación violenta de las fuerzas de seguridad marroquíes para evitar el cruce de la frontera.

Fuente: El País