La fuga de capitales es una hemorragia para África

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De acuerdo con la investigación publicada por Global Financial Integrity, 854.000 millones de dólares salieron de África subsahariana de forma ilegal entre los años 1970 y 2008. Esta cifra es el doble de la AOD recibida por esta región en el mismo período; cuatro veces la deuda que acumulaba a finales del 2008; y el 82% de su PIB en ese mismo año.

Durante el período analizado, los flujos financieros ilegales crecieron cada año una media del 11,9%. La realidad es esta: África se desangra.

Si la cifra les sorprende, tengan en cuenta que se trata de la estimación más conservadora. Realizando algunos ajustes, la estimación de Global Financial Integrity alcanza la friolera de 1,8 billones de dólares. Y esta cifra todavía excluiría la fuga de capitales asociada al contrabando, el tráfico humano, la violación de derechos de propiedad intelectual y otras actividades ilegales imposibles de cuantificar de forma mínimamente fiable.

El expresidente del Zaire, Mobutu Sese Seko (a la derecha) fue uno de los cleptócratas más celebres de África.

Imagino que no hace falta ahondar demasiado en las implicaciones que esto tiene en la lucha contra la pobreza. Ante esta situación, a uno le da a veces la tentación de pensar que la Ayuda Oficial -la estrella en el debate sobre cómo se debe financiar el desarrollo- puede estar actuando como un Arma de Distracción Masiva respecto a otras vías que podrían resultar más justas y más eficaces.

La fuga ilegal de capitales se produce a través de diferentes vías, pero hay dos que destacan especialmente: la primera es la acumulación de la llamada deuda ilegítima en los países empobrecidos, especialmente en África. Según explican L. Ndikumana y J. Boyce su libro Odious Debts, por cada dólar que entra en África subsahariana como préstamo externo, 60 céntimos se escapan en el mismo año para engrosar el saldo de cuentas bancarias privadas en el extranjero, a menudo depositadas en el mismo banco del que salió inicialmente el préstamo. La segunda vía, más importante aún que la anterior, es la evasión fiscal llevada a cabo por algunas multinacionales, lo que supone un importantísimo coste de oportunidad para laseconomías locales. Diversos expertos en la cuestión, como Richard Murphy (autor del blog Tax Research), sostienen que, en uno y otro caso, los paraísos fiscales y algunos bancos internacionales son piezas necesarias en la fuga ilegal de capitales.