La guerra de Ucrania compromete las economías de África

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«El Gobierno gambiano no invierte en el sector agrícola lo que debería. En lugar de cultivar más arroz cerca del río, usa el dinero en pagar las importaciones. Esto genera una dependencia de lo que viene de fuera», dice Ebrima Dem, experto en medio ambiente y sostenibilidad.

Fuente Mundo Negro

Gambia no solamente depende del arroz. Más de la mitad de sus importaciones de trigo proceden de Rusia y Ucrania. El conflicto en Europa oriental ha trastocado la cadena alimentaria mundial, y este pequeño país de África occidental es un ejemplo de lo que ya viven millones de africanos. La FAO, cuyo índice mensual sigue el coste de los alimentos en el mundo desde 1990, alertó en abril de que el nivel es el más alto que han registrado. Dem comenta que el precio del saco de 50 kilos de arroz sube prácticamente cada semana: se ha pasado de los 1.200 dalasis (20 euros) por saco a los 1.450 actuales (24 euros).

30 países africanos dedican más de un tercio de sus importaciones a la energía y los alimentos, y la guerra ha generado un impacto en sus facturas: Rusia es un gran productor de petróleo, gas, trigo y fertilizantes. Todos estos insumos ya han subido de precio desde la invasión de Ucrania y refuerzan la fragilidad de la situación: si los campesinos no utilizan fertilizantes porque son caros, producirán menos comida y habrá menos alimentos en el mercado. Esto reforzará la necesidad de importaciones que, al venir en barco, serán más caros por el impacto de los combustibles. La principal consecuencia es el aumento de precios. En Brikama, uno de los mercados con más concurrencia en Gambia, Fatou critica que cada vez compra menos cosas con el mismo dinero: «Con 500 dalasis (8 euros) y sin haber comprado carne o pescado ya te has gastado más de la mitad de lo que tienes». Con lo que compre deberá cocinar durante dos días para alimentar a 12 personas.

El trigo ha alcanzado el precio más alto desde 2008. Ucrania y Rusia representan el 30 % de las exportaciones de este alimento, y una posible ruptura del suministro ha disparado los precios. India, otro país productor, anunció en mayo que priorizará la distribución local. Con esta decisión, tres de los diez grandes productores de trigo del mundo tendrán una interrupción parcial o total de sus exportaciones.

Turquía y Argentina podrían ser los próximos en anunciar restricciones: ambos sufren una inflación galopante, sus monedas han caído frente al dólar y son dependientes de las importaciones de gasolina. El precio del pan, chispa de las revueltas árabes hace más de una década, está subiendo en muchos lugares. 15 países africanos –desde Senegal hasta RDC, pasando por Burkina -Faso– compran más de la mitad de su trigo a Rusia y Ucrania. En Somalia esa cifra es del 100 %. En 2020, Gambia gastó 100 millones de dólares en importar arroz y trigo, y este año deberá pagarlos en un contexto de aumento generalizado de costes. Una triple subida acecha a África: gasolina, comida y deuda pondrán a prueba las economías del continente.

Los precios mundiales de los alimentos básicos, como los cereales y los aceites vegetales, han alcanzado en 2022 los niveles más altos de su historia, desde que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) comenzó a llevar sus registros en 1961.

El indicador, que refleja la evolución mensual de los precios internacionales de los productos alimentarios más comercializados, ha alcanzado en 2022 un promedio de 143,7 puntos, un 14,3% por encima de su valor promedio del año anterior.


En 2022, el promedio del índice de precios de los alimentos de la FAO, “ha sido notablemente superior al del año anterior, lo que, además de los grandes aumentos en 2021, ha dado lugar a importantes tensiones y preocupaciones en materia de seguridad alimentaria para los países importadores de alimentos de ingresos más bajos”, señala la FAO.

Fuente Revistainforetail.com

“Los precios mundiales del trigo y el maíz han alcanzado máximos históricos a lo largo del año. El valor promedio del índice de precios de los aceites vegetales de la FAO para todo el año 2022 ha registrado un nuevo máximo, mientras que el índice de precios de los productos lácteos y el índice de precios de la carne de la FAO han marcado sus niveles anuales más altos desde 1990”, indica la organización en un comunicado.

El economista jefe de la FAO, Máximo Torero, explica que “los precios mundiales de los alimentos se mantienen en niveles elevados, ya que muchos alimentos básicos están cerca de máximos históricos, los precios del arroz están subiendo y todavía existen muchos riesgos asociados con los suministros futuros”.

Impacto de la guerra
La invasión rusa a Ucrania en febrero ha agravado la crisis alimentaria, ya que los dos países eran los principales proveedores mundiales de trigo, cebada, aceite de girasol y otros productos, en especial a naciones de algunas zonas de África, Oriente Medio y Asia que ya padecían hambre.

La guerra también ha afectado a los mercados energéticos y al suministro de fertilizantes, ambos fundamentales para la producción de alimentos.