La guerra del gas: La alternativa de EEUU e Iberoamérica

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Europa no tiene cómo suplir el gas que compra a Rusia, el 40% respecto al total. Como la eurozona es dependiente del exterior ante la falta de materias primas y la sustitución a través de energías renovables no se espera a corto plazo, es necesario cubrir la cuota de gas natural buscando proveedores en otras regiones más allá de Europa, que no produce ni la mitad del gas que consume.

Así, cuanto más lejos se busque, más cuesta transportarlo en un entorno en el que los futuros del gas TTF holandés superan los 103 dólares por megavatio hora.

Aunque para España la cercanía con Argelia, la gran bolsa de gas africana, ha permitido reducir la exposición a las exportaciones rusas, lo cierto es que no es suficiente para completar la cuota. De hecho, según el informe de compras de Enagás en febrero, el principal importador de gas fue Estados Unidos. Así, nuestro país compró a Estados Unidos el equivalente a 12.474 gigavatios por hora (más del 30% del total en ese mes), frente a los 8.800 que compró a Argelia.

Estados Unidos se puede convertir en el principal beneficiario de Europa si Rusia decidiera cerrar por completo el grifo del gas. El país norteamericano producirá en 2022 alrededor de 985.000 millones de metros cúbicos de gas, según las proyecciones realizadas por la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés). Esto supone un 23,7% de la producción total mundial frente al 18% que supone, según la agencia, la producción estimada de Rusia.

Las reservas en Iberoamérica

No obstante, no solo cuenta la producción para saber dónde puede comprar España, y el resto de Europa, el gas en caso de que la situación se complique más para Viejo Continente.

Aunque la extracción e inventario de los países situados en América Central y del Sur no pueden hacer frente al todopoderoso Estados Unidos, lo cierto es que la mayoría de estos países tiene un saldo neto a favor en petróleo y gas. Es decir, extraen más de que el consumen en el país. En este punto, las reservas de esta región pueden ser el aliado que Europa necesita hasta completar su plan en la transición energética.

Sin lugar a dudas, Venezuela es el gran depósito de gas al sur del Mar Caribe por encima de los 6 billones de metros cúbicos de gas, según los últimos datos aportados por Bloomberg. De hecho, según los datos de la propia Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), las reservas probadas de Venezuela situarían al país como el octavo en el cómputo global.

De hecho, sus reservas casi cuadruplican a las del resto de los países latinoamericanos con gas natural. Con los últimos datos disponibles, al cierre de 2020, la capacidad de producción sobre territorio venezolano superaba los 27.000 millones de metros cúbicos.

El siguiente en inventarios sería Brasil, que según la Agencia Nacional de Petróleo, Gas Natural y Biocombustibles (ANP) del país, durante 2021 se produjo un récord de producción de gas natural, al aumentar la misma un 5% respecto al año anterior. Así, según la institución el promedio diario durante el ejercicio pasado fue de 134 metros cúbicos.

El tercero para cerrar el podio sería Argentina, cuya extracción diaria media se encuentra entre las más altas de Iberoamérica, aunque esto no quiera decir que cuente con más recursos o mayor capacidad de extracción en los territorios de sus vecinos. Otros países como Perú o Trinidad y Tobago se sitúan en torno a los 300.000 millones de metros cúbicos de gas natural, siendo relevante la pequeña república isleña por la actividad que mantiene Repsol en sus aguas.

Según el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por sus siglas en inglés), el incremento de los precios en las materias primas tendrá un efecto positivo en toda esta región del planeta por la alta dependencia que existe en la demanda mundial de los recursos de los que disponen estos países, y en especial saldrían favorecidas Argentina, Colombia, Brasil, Chile y Perú.

En el informe, destacan el ejemplo de países como Colombia o Brasil, por su balance positivo entre importaciones y exportaciones de combustible (a favor de las importaciones). Según IIF, por cada 10 dólares que aumenta el precio del combustible en el mundo el PIB de Colombia aumenta un 0,7%. En el caso de Brasil este porcentaje cae al 0,2% de su producto interior bruto, dado que en el mercado de gas el país consume más del que obtienen de sus yacimientos.

EEUU es relevante

No existe un gaseoducto que cruce el Océano Atlántico, por lo que traer el gas natural desde América implica el transporte en barcos licuando el elemento, por facilidad y por abaratamiento de costes. Aun así, el transporte en gaseoductos es, de media, más barato que realizarlo a través de buques metaneros. Como ejemplo, el precio del gas natural licuado que llegó desde Estados Unidos a España en enero se pagó de media a 53,88 euros el megavatio por hora frente al que llegó canalizado desde Rusia que costo 38,42 euros/ MWh. Es decir, un 40% más barato en el caso del gaseoducto, según los datos de GasIndustrial.

«El mes pasado [en referencia a febrero] se exportaron 7,15 millones de toneladas de gas licuado desde EEUU en 106 buques y la mitad con destino a Europa», según el director de estrategia de abrdn, Robert Minter. Sin embargo, el experto estima que los refuerzos que vengan desde EEUU solo suplen un tercio de las necesidades europeas cubiertas por Rusia, hasta el momento, por lo que entiende que «se necesitan más instalaciones para importar gas licuado en mayor volumen», según Minter.

Fuente Eleconomista.es