En un campo de refugiados en Grecia un periodista preguntó a un niño sirio qué podía hacer por él y respondió: «¡Que paren la guerra!», él no quería marcharse de su tierra, lo que quería era que pararan la guerra en su país. Pero eso era imposible porque no había voluntad política para hacerlo
En esta tercera guerra mundial fragmentada, como dice el Papa Francisco, unos ponen su vida, otros ponen las armas y la banca obtiene un gran beneficio. La industria armamentística fue la única que subió en bolsa el lunes siguiente de los atentados de París. La vinculación de la banca con esta industria es cada vez más estrecha. El apoyo financiero es clave para que las empresas de armas puedan conseguir sus objetivos económicos.
Las formas de financiar la industria armamentística es con participación accionarial, con la financiación a sus exportaciones, con la emisión de bonos y pagarés, los fondos de inversión y la concesión de créditos y préstamos a las empresas de armas. Empresas como el holding EADS, fabricante de aviones de combate, BAE Systems, productor de sistemas de defensa, la compañía Boeing productora de aviones militares, y Maxam, fabricante de explosivos a través de su filial Expal.
Entre 2004 y 2013, el banco BBVA ha contribuido con 3,6 mil millones de euros a la industria armamentística y el Banco Santander con 1,7 mil millones en el mismo período. Las entidades financieras implicadas en la financiación militar que les siguen de cerca son Bankia, Banca March, LiberBank, CaixaBank y el Banco Sabadell. No vale cualquier medio, el sufrimiento y la sangre de las víctimas, para conseguir el máximo beneficio.
Pero… ¿hay voluntad política para acabar con las guerras? En España, el Gobierno de Mariano Rajoy, en sus tres primeros años de legislatura (sin contar 2015), ha vendido material militar por valor de 9.064,7 millones de euros. Esta cifra ya supera en un 64% la cantidad total que se vendió durante el último Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Nuestro país ocupa la sexta posición en la lista de países vendedores en el mundo.
Toda guerra es siempre un crimen entre hermanos, las de antes de los atentados de París y las que vendrán después también. Autogestión viene desde el primer día de su existencia gritando por la paz y lo seguirá haciendo.
Sólo la paz es propia de personas humanas. No permitamos nunca la guerra, en ninguna de sus formas. Denunciemos un sistema perverso que se enriquece con la sangre de los inocentes. ¡No más guerras!
Editorial de la revista Autogestión