La Ideología de Género somete a los países africanos a un nuevo colonialismo

6402

La Ideología de Género la apoyan, promueven y practican la OMS (Organización Mundial de la Salud) que depende de las Naciones Unidas y colaboran en su expansión, numerosas instituciones educativas y sanitarias que tienen su sede en los estados occidentales. En Norteamérica, Europa Occidental, Australia y Nueva Zelanda

Los estados débiles y pobres son penalizados en la recepción de ayudas al desarrollo. Estas ayudas están condicionadas a la aceptación por parte de estos países, de la Ideología de Género. Es una auténtica colonización que afecta a todo el continente africano y también a Asia e Iberoamérica.

El Papa Francisco, durante su viaje apostólico a Manila no dudó en denunciar con fuerza y vigor, lo que el llamaba una colonización ideológica contra la familia. En el número 56 de la Exhortación Apostólica Postsinodal Amoris Laetitia critica con contundencia la ideología mortífera de género que niega la diferencia y la reciprocidad natural entre un hombre y una mujer. Deja entrever una sociedad sin diferencia de sexo y socaba la base antropológica de la familia.

Las sociedades occidentales se han convertido en  desiertos espirituales y demográficos. Sociedades de los bienes de consumo y del ocio llevado a su máximo exponente. Todo esto en lugar del esfuerzo y del trabajo.

Esta ideología provoca la existencia de proyectos educativos y orientaciones legislativas que fomentan la creación de una identidad personal y una identidad afectiva cortadas radicalmente de la diversidad biológica que existe entre el masculino y el femenino.

En muchos países occidentales, desde la educación infantil, los niños reciben una reeducación, manipulando y contaminando su conciencia con esta ideología. En mi libro titulado “Dios o nada” he denunciado con contundencia la teoría de género como un ataque frontal contra la familia y su voluntad de destruirla, insistiendo en su aspecto especialmente letal para los países africanos que están sometidos a un nuevo colonialismo por parte de los países occidentales, o bien a través de organizaciones internacionales que están totalmente dominadas por estos países.

¿Cuál es la génesis de la Ideología de Género? El género, tiene su origen en el campo de las ciencias humanas de inspiración freudiana. Fue un término acuñado en 1955 en EE.UU. John Money, psiquiatra de Harvard, se enfrentaba a casos de hermafrodismo e introdujo el concepto de “función de género” (gender role en inglés) que definía de la manera siguiente: género son todas las cosas que dice o hace una persona para mostrarse como poseedor de un estado, de un status de hombre o de mujer. Si nos atenemos a esta definición, esta nueva noción de función social como fuente de la identidad sexual, contenía el germen del proyecto ideológico de género. Treinta y cinco años después, ya en los años 90 del pasado siglo, Judith Parlet, líder de la revolución del género, declara que las palabras sexo y género no son sustantivos sino verbos. Esto quiere decir que un individuo, hombre o mujer, se convierte en aquello que decide decir y hacer. Por tanto, Judith Parlet afirma que ser hombre o mujer no es lo que somos sino lo que hacemos.

La pseudos-liberación del hombre se escribe en la historia de los tres últimos siglos. Los grandes pensadores del racionalismo, desde Voltaire a Diderot, pasando por D´Alembert, dieron lugar a la famosa Revolución francesa que la corriente laica presentó como la génesis de la liberación del hombre con respecto al Dios de los cristianos y con respecto también a la Iglesia y su magisterio que fueron calificados todos de opresivos.

Si Dios ya no es el Padre, el ciudadano deja de ser el hijo y por tanto también deja de ser una persona que recibe todo de su Padre. Se convierte así en un individuo abandonado a sí mismo para la organización del mundo y a su propio destino. Como ya no recibe su identidad de Aquel a cuya imagen y semejanza ha sido creado, la persona tiene que construirla basándose únicamente en su razón. Como dijeron los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI: las dos alas que nos permiten elevarnos hacia la contemplación de la verdad son la fe y la razón. Si cortamos el ala de la fe, el hombre se desequilibra.

Ante la desesperación provocada por la muerte de Dios, Nietzsche presentaba como remedio su teoría del “súper hombre”. También Sigmund Freud con su nueva antropología basada en las pulsiones primarias como motivación exclusiva de las acciones humanas. O Jean Paul Sartre y su nihilismo libertario. Estos tres pensadores han terminado de inocular en la conciencia colectiva y también en la individual, la idea de que la liberación del individuo, pasa por el asesinato del padre y han llevado a término su plan a través de los acontecimientos de mayo de 1968.

A continuación del asesinato del padre, pasamos al asesinato de la madre con el feminismo radical que enfrenta los derechos de la mujer, su libertad y su igualdad, con la identidad femenina que se encuentra en el marco de la complementariedad de los sexos y por tanto,con la maternidad.

Margaret Singer fue la fundadora de la planificación familiar internacional y figura prominente del feminismo occidental. De hecho quería el acceso libre y gratuito a los anticonceptivos para liberar a la mujer de la esclavitud de la reproducción.

A finales del siglo XX La familia estaba quebrantada en sus cimientos. Actualmente la familia se ha convertido en un concepto abstracto e inestable, sometido a interpretaciones diversas y contradictorias.Hay que entender que este largo proceso, que comenzó con la muerte de Dios Padre, en el siglo XVIII y que terminó con la muerte del hombre, convertido en un simple individuo a finales del siglo XX, conduce directamente a la Ideología de Género.

Ahora, a principios del siglo XXI, las sociedades occidentales se han convertido en desiertos espirituales y demográficos. Sociedades de los bienes de consumo y del ocio llevado a su máximo exponente. Todo esto en lugar del esfuerzo y del trabajo.

Los ciudadanos de estas sociedades son individualistas que se entregan, en el mejor de los casos, a la soledad y en el peor, al suicidio. Son ciudadanos indiferentes, consumidores de web/Internet, imagen de la sociedad occidental del vacío, que además es depresiva y adolescente. De aquí al bricolaje del género solamente había un paso: el vacío que ha permitido a los Mefistófeles occidentales, sobre todo a los estadounidenses, afinar su proyecto de reconstrucción social en bases pseudocientíficas.

La revolución del género convierte al individuo en un zombi. Es el nihilismo total, radical, absoluto. El preludio de la muerte de la humanidad. En la actualidad, la Iglesia es el último refugio contra esta nueva barbarie. Por ello, la palabra de la Iglesia tiene que ser clara, tajante, sin ambigüedad y con la fuerza suficiente para sustraer a los creyentes de aquello que les aleja de la alianza de Cristo.

Los países occidentales han decidido secularizar, oponerse frontalmente y radicalmente a Dios, dictando leyes que destruyen todo lo que ha dicho Dios sobre la familia y el matrimonio. Hay una voluntad y medios financieros, técnicos y mediáticos, no solamente para romper o destruir, sino también y, sobre todo, para acabar con la noción de matrimonio, para desestructurar y desnaturalizar lo que es la célula de la familia.

El hombre y la mujer son llamados a unirse de forma indisoluble para dar testimonio de la ternura; para apoyarse mutuamente en una complementariedad armoniosa. Esta realidad natural es la que el Señor elevó a sacramento y es esto lo que la Iglesia tiene que defender y proteger hasta la muerte.

Antes hablábamos del esposo, del marido, de la mujer, de la esposa… ahora se habla de compañeros. Antes se hablaba de la maternidad, ahora hablamos del derecho de la mujer a disponer de su cuerpo libremente. Antes hablábamos de la familia y ahora hablamos de familias en plural o la familia en todas sus formas, etc. ¿Esto que es? Una destrucción del vocabulario que los medios de comunicación de masas nos están introduciendo.

Según la Ideología de Género, la familia se ha convertido en un lugar donde se negocia el poder. Ya no es la célula básica de la sociedad, y ni mucho menos es un lugar de amor ni de comunión interpersonal.

Benedicto XVI y a continuación el papa Francisco, han declarado que nuestras sociedades se orientan hacia una dictadura del relativismo que solamente reconoce el propio ego y sus propios deseos.

Existen grupos de presión, lo que se llaman “lobbies” que quieren imponer la Ideología de Género y el relativismo moral. Si la familia está en peligro, también están en peligro la sociedad y la fe. Sabemos por san Pablo que el contexto cultural era bastante similar al que estamos viviendo actualmente con la banalización del adulterio, la poligamia, la homosexualidad, el aborto. Los cristianos de aquella época, se mantuvieron fieles al evangelio, incluso aunque su testimonio fuera a contracorriente de la cultura dominante. Y gracias a su ejemplo que fue creíble, pudieron convertirse en la levadura dentro de la masa pagana de entonces, según nos decía Jesús, de forma que poco a poco se produjo una conversión de pueblos enteros y de esa manera en Europa, se produjo el florecimiento de una civilización marcada por el cristianismo, en la cual el matrimonio, especialmente la dignidad de la mujer, la familia, el respeto por los niños desde su concepción, se pusieron de relieve.

Dicho esto voy a pasar a la conclusión y para ello me gustaría citar un extracto de la carta a las familias del papa san Juan Pablo II que data del 2 de febrero de 1994:….. “Hablo con la fuerza de la verdad al hombre de nuestro tiempo, para que comprenda qué grandes bienes son el matrimonio, la familia y la vida; y qué gran peligro constituye el no respetar estas realidades y una menor consideración de los valores supremos en los que se fundamentan la familia y la dignidad del ser humano. Que el Señor Jesús nos recuerde estas cosas con la fuerza y la sabiduría de la cruz (cf. 1 Co 1, 17-24), para que la humanidad no ceda a la tentación del «padre de la mentira» (Jn 8, 44), que la empuja constantemente por caminos anchos y espaciosos, aparentemente fáciles y agradables, pero llenos realmente de acechanzas y peligros. Que se nos conceda seguir siempre a Aquel que es «el camino, la verdad y la vida» (Jn 14, 6).”

San Juan Pablo II ha dicho en varias ocasiones que el futuro de la humanidad pasa por la familia. Si la batalla final entre Dios y el reino de Satán pasa por el matrimonio y la familia, tenemos que tomar conciencia urgentemente de que estamos ya en el centro de esta batalla espiritual de la cual depende el futuro de nuestra sociedad, y sabemos que la familia, que se fundamenta en el matrimonio, en el amor, el matrimonio monógamo, el matrimonio libre e indisoluble, es esa célula básica.

 

* El Cardenal Robert Sarah es el prefecto para la Congregación del culto divino y la disciplina de los sacramentos en el Vaticano. Esta conferencia acerca de la Ideología de Género, tuvo lugar en mayo del 2016 en Ávila (España)