La inmigración beneficia la economías de los países receptores

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Un informe de la OCDE y de la OIT revela que el impacto fiscal directo neto de los inmigrantes en las economías es positivo.

Un informe conjunto de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Organización del Trabajo (OIT) confirma lo que muchos otros estudios universitarios han ido detallando durante las últimas décadas: la inmigración mejora la economía de los países.

Donald Trump, Nigel Farage, Marine Le Pen, Amanecer Dorado y VOX, entre otros, han pregonado en los últimos meses, años, que la inmigración supone un problema para las economías de los países desarrollados.

Sin embargo, el estudio llevado a cabo por el Centro de Desarrollo de la OCDE y la OIT coloca esas afirmaciones en la categoría de fakenews. De hecho, como ejemplo, la contribución estimada de los inmigrantes al producto interno bruto (PIB) oscila entre el 1% en Ghana y el 19% en Costa de Marfil, con un promedio del 7% en países que no forman parte del denominado ‘primer mundo’. En España, hace un año, esa cifra rondaba el 0,55% del PIB, lo que equivale a un beneficio de más de 6.000 millones de euros.

La teoría de que los inmigrantes cuestan más de lo que rinden se extiende por ese mundo más desarrollado (EEUU y Europa) mientras los datos empíricos demuestran, precisamente, todo lo contrario.

La teoría de que los inmigrantes cuestan más de lo que rinden se extiende por ese mundo más desarrollado (EEUU y Europa) mientras los datos empíricos demuestran, precisamente, todo lo contrario. Las economías de los países de acogida, principalmente los países en desarrollo, sienten un “crecimiento económico en sus finanzas públicas y un impacto positivo en los mercados laborales”.

Según apunta el informe de la OCDE y la OIT, “es muy poco probable que la inmigración deprima el PIB per cápita de un país. El análisis de cómo los inmigrantes afectan el equilibrio fiscal y la calidad de los servicios públicos en los países en desarrollo, por ejemplo, muestra que los inmigrantes ayudan a aumentar los ingresos públicos en general así como el impacto fiscal directo neto de los inmigrantes es positivo”.

Por tanto, según el estudio de ambas organizaciones, la inmigración beneficia a países tanto en desarrollo como plenamente desarrollados.

Un informe de la Universidad de Pensilvania ya corroboró hace unos meses esa postura centrándose principalmente en EEUU.

“Es poco probable que los inmigrantes, legales o ilegales, sean muy o poco cualificados, reemplacen a los trabajadores nativos o reduzcan sus salarios a largo plazo. De hecho, la experiencia de las últimas décadas sugiere que la inmigración en realidad puede tener importantes beneficios a largo plazo para los nativos, empujándolos a ocupaciones mejor remuneradas y elevando el ritmo general de innovación y crecimiento de la productividad”, afirma ese estudio.

Además, a medida que los baby boomers comenzaron a jubilarse en las economías avanzadas de todo el mundo, “la inmigración está ayudando a mantener a los Estados Unidos comparativamente joven y reduciendo la carga de financiar las pensiones para una población cada vez más envejecida”.

El Foro Económico Mundial ya realizó en 2017 un análisis del impacto de la inmigración en las economías en el mismo tono que la Universidad de Pensilvania y la OCDE y la OIT.

“Es cierto que si aumenta el número de naranjas disponibles en un mercado, el precio tiene que bajar. Pero los inmigrantes no son naranjas. A diferencia de ellas, los inmigrantes consumen, producen e invierten. Compran carros, comida y casas. También crean empresas, compran acciones, pagan impuestos y ahorran para la pensión”, afirmaba en ese análisis.

Según destacaba el Foro Económico Mundial, “se ha probado que su entrada al mercado laboral incentiva a los empresarios a adoptar cambios tecnológicos o a invertir en nuevos productos más intensivos en mano de obra. Y que, en muchos casos, no compiten con los nativos en el mercado de trabajo pues se especializan en otro tipo de empleos, lo que a su vez mejora la productividad”.

El riesgo de analizar la inmigración desde perspectivas numéricas

A pesar de la contribución positiva que puede generar el informe hecho público por la OCDE y la OIT, analizar en términos macroeconómicos el impacto de la inmigración contiene varios riesgos. Principalmente reducir el debate de la inmigración, que tiene que ver principalmente con los derechos humanos, a una suerte de suma donde más es bueno y menos es malo.

Justificar la inmigración basándose en el impacto positivo que pueda tener en la economía es tan peligroso como que un día ese impacto sea negativo, ya que se habrá aceptado implícitamente que el derecho de asilo y los derechos humanos es algo canjeable y moldeable en virtud del PIB circunstancial.

Por Ander Cortázar