LA O.M.C.: LA MENTIRA INSTITUCIONALIZADA

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Todos aquellos que trabajamos por la Justicia en las relaciones Norte-Sur nos tememos que reuniones como la que se celebra actualmente en Cancún servirán para acrecentar más el empobrecimiento de millones de personas en el Mundo y para establecer reglas de juego al servicio de los intereses de las transnacionales. Digamos que el lobo quiere mayor libertad en el gallinero del comercio internacional.
Joseph E. Stiglitz, premio nobel de Economía en 2001 y ex vicepresidente del Banco Mundial, reflexionaba sobre esta cumbre del comercio con estas palabras:

«Uno pensaría que los países en vías de desarrollo estarán esperando esta reunión como una oportunidad para lograr un sistema de comercio internacional más justo. En cambio, muchos temen que volverá a repetirse lo que ya sucedió en el pasado: negociaciones secretas, presiones y alardes de fuerza bruta económica por parte de Estados Unidos y Europa (y los intereses especiales de los países avanzados) destinados a garantizar la protección de los intereses de los ricos.»

Los subsidios de los países enriquecidos producen miseria para millones de agricultores del Tercer Mundo. Estas ayudas son superiores a los ingresos totales del África Subsahariana; el subsidio europeo medio por vaca equivale a 3 euros diarios frente a un euro con el que vive cada africano, o mejor dicho, sobrevive. El 80 % de los hambrientos del mundo viven en países con excedentes de alimentos. Al mismo tiempo, el 21 % de los alimentos cultivados en el Tercer Mundo se destinan para consumo animal. En muchos de estos países, más de un tercio del grano se cultiva para el ganado. Los animales, sin embargo, serán comidos por los consumidores más ricos del mundo en los países industrializados del norte. El resultado es que los consumidores del Norte del mundo siguen una dieta rica en proteínas animales, mientras que los empobrecidos de la Tierra apenas tienen tierra para cultivar alimentos para sus propias familias. E incluso la tierra disponible pertenece a menudo a los intereses del agribusiness global, agravando aún más la suerte de los pobres del campo.

Los subsidios de 4.000 millones de dólares que concede EE.UU. a 25.000 productores de algodón acomodados provocan, en palabras de Joseph E. Stiglitz «la miseria de 10 millones de agricultores africanos y superan con creces la raquítica ayuda internacional que otorga este país a algunos de los países afectados». Se pueden recoger cientos de hechos que demuestra la hipocresía de la Unión Europea, primera potencia económica del mundo, y Estados Unidos en sus políticas comerciales: La U.E. compra 1,6 millones de toneladas a los países de la ACP (Africa, Caribe y Pacífico) a 620 dólares la tonelada, pero luego exporta, con las consecuencias que esto tiene, ese azúcar y la propia ya refinada a sólo 200 dólares…En Jamaica y la República Dominicana, las importaciones subvencionadas de la UE en la producción de lácteos, han provocado el hundimiento de las industrias lácteas locales. Los subsidios de Washington a los productores de maíz en su país están empobreciendo a 15 millones de mexicanos cuya supervivencia depende del maíz.

Los datos son contundentes. Una investigación del independiente Food Policy Research cifra en 300.000 millones de dólares los subsidios agrícolas de los países enriquecidos. Estos subsidios generan una cantidad importantes de excedentes que inundan los mercados internacionales a precios por debajo del coste real de producción (dumping) y arruinan a los pequeños productores de los países empobrecidos. Resulta una canallada que a la hora de acceder al mercado norteamericano el arancel medio que deben pagar Francia o España es 15 veces menor que el que pagan Bangladesh o Camboya, dos de los países más empobrecidos del mundo.

Otro aspecto muy importante, que está hipotecando el futuro de los países empobrecidos, es el régimen de propiedad intelectual, llamados TRIPS. El capítulo sobre patentes (APDIC), incluido en los acuerdos de la última ronda mundial de liberalización comercial, exige asimismo que todos los países miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC) reconozcan las patentes de microorganismos y establezcan un sistema de protección de derechos de propiedad intelectual, bien sea por medio de patentes o por un sistema alternativo (sui generis), para las obtenciones vegetales. A pesar de que la riqueza biológica utilizada procede de regiones del Tercer Mundo, que albergan un 90% de los recursos genéticos del mundo, la práctica totalidad de los titulares de patentes farmacéuticas son empresas y un cada vez más reducido número de universidades e instituciones públicas de investigación del Norte. Las 5 compañías biotecnológicas mayores del mundo controlan más del 95% de las patentes biológicas. Y aunque la industria farmacéutica es enormemente rentable, y se beneficia de cuantiosas ayudas públicas directas e indirectas, el afán de hacerse con el monopolio de los recursos básicos para futuras aplicaciones de la biotecnología en el campo de la salud está llevando a una verdadera carrera por patentar genes, extractos, y material biológico, tanto vegetal como humano. Los TRIPS fueron adoptados durante la última ronda de negociaciones en Doha por la presión de las poderosas multinacionales farmacéuticas, y priva a millones de personas del acceso a medicamentos que pueden salvar sus vidas. No olvidemos que en la reunión celebrada en Seattle se pretendía aprobar el tratado elaborado secretamente del Acuerdo Multilateral de Inversiones (AMI), que servía los intereses de las multinacionales sobre las legislaciones de los Estados.

La OMC pretende que países empobrecidos liberalicen sus mercados de capital y los abran a movimientos de capital especulativo, sin embargo el FMI ha tenido que reconocer que esta medida no ha provocado crecimiento sino inestabilidad. El comercio internacional está basado en el lucro y el expolio de los recursos de todo tipo en beneficio de una minoría de países y élites corruptas siguiendo las leyes que dictan los conglomerados transnacionales. Lo único realmente globalizado es la miseria y la mentira…: «Nosotros jefes de estado y de gobierno, o nuestros representantes, reunidos en la cumbre Mundial sobre la Alimentación….Prometemos consagrar nuestra voluntad política y nuestra dedicación común y nacional a conseguir la seguridad alimentaria para todos y realizar un esfuerzo constante para erradicar el hambre de todos los países….. bla, bla, bla, bla….. »
(Declaración de Roma sobre seguridad alimentaria 1996)

Mientras no surja un movimiento ciudadano, solidario con los empobrecidos, dispuestos a entrar en la arena política o a presionar moralmente a los partidos políticos, esta realidad salvaje de injusticia seguirá creciendo. No es de extrañar que hayan surgido grupos de ciudadanos que presionan no violentamente con actuaciones como el voto en blanco si no se plantean los partidos políticos en los programas electorales la solidaridad con los hambrientos y empobrecidos de la Tierra. No olvidemos que la mayor amenaza para paz es el hambre que afecta a ¾ partes de la humanidad, como reconoció el ex presidente norteamericano Jimmy Carter, hoy premio nobel de la paz.