La ONG “CARE” rechaza la ayuda alimentaria porque “eterniza el hambre”

2001

El hambre aumenta. Y aumenta de forma planificada de la misma forma con que se planifica una guerra, unos presupuestos, un tratado de comercio o una reforma laboral.

El aumento del número de hambrientos en el mundo se organiza porque los países enriquecidos necesitamos seguir viviendo bien a costa de los países empobrecidos.


Pero, curiosamente, en los últimos años el hambre ha aumentado a la par que las instituciones asistencialistas, organismos de ayuda al desarrollo, mini-créditos, las campañas de «cero-sietes» o las donaciones «altruistas». Lo cual demuestra de forma tajante una de las siguientes cosas: o bien toda esta supuesta ayuda se ha gestionado de manera totalmente ineficaz o bien simplemente viene siendo una pieza más en la estrategia imperialista. Una pieza más que serviría al doble objetivo de apaciguar las conciencias en el mundo enriquecido y al de aumentar la dependencia de los países del Sur de forma más inadvertida que el colonialismo del siglo pasado.


En los países enriquecidos ha calado honda la confusión entre asistencialismo y justicia, y cuanto más rico es un país, más manipulada la conciencia y así nos hacen creer que hoy la pobreza se resuelve a base de dinero. Han conseguido que «olvidemos» que la miseria tiene unas causas y unos beneficiarios, y han logrado que esos beneficiarios parezcan solidarios porque «donan» a los pobres las migajas de lo robado.


 Julyus Nyerere, ex-presidente de Tanzania ya denunciaba en la década de los sesenta  «Por favor, no nos echen una mano, quítennos el pie de encima». Y ante un representante de una ONG sobre cómo podía ésta ayudar al país africano sentenció «Tome todos y cada uno de los peniques que tiene previsto destinar a Tanzania y gásteselos en el Reino Unido explicando a sus conciudadanos las causas de la pobreza».






El aumento del número de hambrientos en el mundo se organiza porque los países enriquecidos necesitamos seguir viviendo bien a costa de los países empobrecidos.

Y es que el lenguaje político de ayuda al desarrollo está lleno de falsedad y dobles intenciones. Un ejemplo de ello, en España, son los créditos F.A.D. (Fondos de Ayuda al Desarrollo). Desde que se pusieron en marcha, hace 30 años, han financiado más de mil proyectos por una cifra superior a los 8.500 millones de euros. Los créditos FAD no son donaciones, si no préstamos con condiciones de inversión en empresas españolas. Así que estos fondos se han dirigido más a favorecer la internacionalización de las empresas nacionales, que a ayudar a los países empobrecidos. Los créditos FAD son responsables del empobrecimiento y del aumento de más del 50% de la deuda externa de numerosos países, especialmente latinoamericanos.


Algunas ONG´s han empezado a darse cuenta del papel que están jugando en el marco internacional. Lejos de ser organizaciones no gubernamentales, están siendo utilizadas por los gobiernos más poderosos con fines estratégicos contra los empobrecidos.






«Tome todos y cada uno de los peniques que tiene previsto destinar a Tanzania y gásteselos en el Reino Unido explicando a sus conciudadanos las causas de la pobreza»

La ONG más importante de EEUU, C.A.R.E.  ha anunciado el pasado agosto de 2007 que rehusaba recibir 45 millones de dólares al año en ayuda alimentaria del gobierno de Estados Unidos. CARE se quejó que la ayuda de EEUU es más una causa estructural del hambre que un alivio para los países receptores.


CARE en el «Documento Blanco sobre la Política de Ayuda en Alimentos», precisó que el programa actual de ayuda de alimentos está motivado más por la búsqueda de beneficios que por el altruismo. La política de ayuda, que dicta que el dinero donado sea utilizado para comprar alimentos en el país de origen, busca desvergonzadamente «convertir en dinero efectivo los excedentes agrícolas estadounidenses» y no persigue atajar las necesidades de los hambrientos.


Una política que deja fuera de competencia a los granjeros locales y mina la agricultura de los países en vías de desarrollo se convierte en parte de un proceso por el cual esos países pierden los medios para desarrollarse y así crece más la dependencia de las naciones más fuertes y más dominantes. El resultado esperado es más hambre y menos protagonismo de los pueblos que se atan siempre con mayor firmeza al mercado mundial.


CARE, que fue creada tras la segunda guerra mundial  y que siempre ha ido detrás de las tropas de EEUU poniendo tiritas allí donde el ejército estadounidense ponía las bombas, ahora se rebela porque sabe que en realidad aceptar esa ayuda equivale a «solidificar y eternizar el hambre en el mundo» como dice en su informe.


La noticia del rechazo de CARE, no es una noticia anecdótica y de poca importancia o así lo han entendido los grandes medios de información, ya que ha sido una de las 25 noticias más censuradas en el 2007/2008 según el «Proyecto Censurado».


Dicho Proyecto, que dirige el sociólogo Peter Phillips de la Universidad de California, pesquisa desde hace 33 años las 25 noticias más relevantes que nunca fueron puestas a disposición del público por los grandes medios de comunicación corporativos que hoy ejercen el control mediático mundial. Así que, además de un estudio sobre la censura, esta lista también se ha convertido en termómetro de las noticias más peligrosas para la estrategia imperialista.


La verdadera cuestión es si los ciudadanos queremos abrir los ojos y asumir nuestra responsabilidad en este crimen.

El hambre tiene causas políticas, y como primer problema político del planeta, debería estar en el primer punto de  la agenda de cada partido político. El próximo junio tendremos unas elecciones donde se decidirán nuestros representantes en el parlamento europeo, y es en ese parlamento donde se deben de tomar medidas contra el hambre basadas en la justicia y la verdadera solidaridad y no en un asistencialismo asesino.