La paz se hace «misión imposible» en Sudán

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La noticia de que el gobierno sudanés estaba dispuesto a participar en las negociaciones en Ginebra, organizadas por Estados Unidos, parecía ofrecer una esperanza de diálogo entre el Ejército de Sudán (SAF) y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF). Sin embargo, el 31 de julio, varias agencias anunciaron un supuesto intento de asesinato del jefe del ejército y del ejecutivo, Abdel Fattah al-Burhan. Como era de esperar, fue seguido inmediatamente por un comunicado que explicaba la dinámica del ataque (realizado por dos «drones enemigos» durante una ceremonia de graduación en la base militar de Gibeit, que dejó cinco muertos), y sacaba a relucir segundas intenciones sobre las negociaciones (véase Fides 31/7/2024).

Según los informes de Africa Intelligence, los intentos de conversaciones siguen adelante y Estados Unidos – que abrió una mesa de negociaciones junto con Arabia Saudí en Jeddah en el verano de 2023, pocos meses después del estallido de la guerra, que hasta ahora ha fracasado – sigue intentando impulsar las conversaciones, creyendo que esta vez podrían tener éxito.

Este enésimo intento de reanudar las conversaciones, según Tom Perriello, enviado estadounidense, puede tener más éxito porque se está tratando de «aprender de los anteriores fracasos». Sin embargo, ya han surgido críticas, como la del Movimiento para la Liberación de Sudán, dirigido por Mini Minnawi, que se opone a que solo se haya invitado a las RSF y SAF, excluyendo a otros grupos de la sociedad civil

La comunidad católica en Sudán, al igual que todos en el país, está profundamente afectada por la crisis. A finales de junio, la Conferencia Episcopal de Sudán y Sudán del Sur organizó una reunión para abordar los temas más urgentes. El padre Biong Kwol Deng, de la diócesis de El Obeid, comenta a la Agencia Fides que tuvo que trasladarse a Juba, en Sudán del Sur, debido a la peligrosidad en Sudán. Él, como muchos otros miembros de la Iglesia, ha tenido que abandonar sus lugares debido a la inseguridad. «En ese momento he tenido que trasladarme a Juba (capital de Sudán del Sur, ed.). Como muchos miembros de la Iglesia, hemos tenido que dejar los lugares donde estábamos en Sudán porque se han vuelto demasiado peligrosos, pero recibo noticias constantemente. La última hace unos días de un familiar mío que lleva en Jartum desde el comienzo de la guerra y me cuenta que a estas alturas no hay rincón del país que no esté afectado por el conflicto. Hay combates continuamente, en todas partes. De momento, soy sincero, no hay mucha esperanza” señala destacando que el conflicto sigue extendiéndose y el gobierno no muestra intenciones de detenerlo.

El padre Biong continúa diciendo: «La Conferencia Episcopal ha enviado una carta pastoral que subraya la urgencia de abrir un diálogo en Sudán y aborda también los numerosos problemas que enfrenta Sudán del Sur, incluyendo la llegada de muchos refugiados desde Sudán. Entre ellos hay muchos ‘retornados’, antiguos ciudadanos de Sudán del Sur que habían dejado el país debido a la pobreza extrema, inundaciones o conflictos, y que ahora se ven obligados a regresar. Como Iglesia, intentamos ayudarles tanto en Sudán como en Sudán del Sur. La situación de los desplazados es aterradora, especialmente en la zona de Kordofán, donde hay muchos refugiados a quienes tratamos de asistir. Todo se complica con la temporada de lluvias, ya que la gente carece de todo: agua, comida, medicinas. Hay una falta total de recursos, y mientras Sudán sufre, parece que la comunidad internacional lo ha olvidado, en parte debido a la atención que se da a los conflictos en Gaza y Ucrania».

La comunidad católica en Sudán se ha visto gravemente reducida debido a los éxodos forzosos, lo que ha generado una de las mayores crisis de desplazados en la actualidad. «Lamentablemente – comenta el padre Biong – nuestra presencia es ahora mucho menor. Las Misioneras de la Caridad, las hermanas de la Madre Teresa, que estaban en la diócesis de El Obeid, se fueron el mes pasado, al igual que las hermanas del Sagrado Corazón y los padres combonianos. Todos se han trasladado a Kosti, al sur de Jartum, y ahora están en camino hacia Juba».

En Sudán, explica el sacerdote, “hay dos grupos principales de cristianos: los del norte, de origen nubio, y los de Sudán del Sur, que se quedaron en Sudán incluso después de la independencia de Sudán del Sur en 2011. Ambos grupos se enfrentan a grandes dificultades, especialmente por la falta de ayuda externa. A pesar de todo, es posible rezar y celebrar la misa en lugares seguros donde haya sacerdotes. Sin embargo, los sacerdotes a menudo están solos, y cuando hay dos juntos, deben trabajar en zonas muy extensas”.
(LA) (Agencia Fides 10/8/2024)