Un reciente informe de Oxfam titulado “Gobernar para las elites” desvela como sigue creciendo la desigualdad económica en nuestro mundo
Elusión fiscal y sistemas fiscales regresivos: manipulación de las leyes en Pakistán
Ningún otro país ilustra mejor el problema que supone la elusión fiscal de los impuestos sobre la renta y sobre los activos. De los 10 millones de personas que deberían ser contribuyentes, sólo 2,5 millones están registrados como tales, lo cual hace que los ingresos fiscales de Pakistán estén entre los más bajos del mundo. Su ratio de impuestos en relación al PIB es el más bajo del mundo, menor incluso que el de Sierra Leona.
A pesar de que la renta media de los parlamentarios es de 900.000 dólares (el más rico posee 37 millones de dólares), muy pocos pagan impuestos. Una revisión de las asambleas provinciales y parlamentarias realizada en 2010 reveló que el 61% de los legisladores no pagaron impuestos sobre la renta el año que se presentaron a las elecciones; entre ellos se encuentran Yousaf Raza Gillani, el entonces Primer Ministro, los 25 miembros de su gabinete, y el Ministro de Finanzas Abdul Hafeez Sheikh.
Son los parlamentarios quienes crean las leyes que permiten esas lagunas y legalizan sus exenciones fiscales. Por ejemplo, una ley de la década de 1990 imposibilita que las autoridades puedan hacer preguntas sobre las transferencias monetarias desde el extranjero. Incapaz de determinar siquiera si el dinero se ha obtenido de forma legal, esta ley permite que miles de millones de rupias se ingresen desde Dubai de vuelta a Pakistán sin ningún control. Los ricos terratenientes que dominan el Parlamento también eluden pagar impuestos a través de exenciones a la agricultura, lo cual resulta especialmente penoso para la clase media pakistaní, ya que casi la mitad de la población se dedica a este sector, cuyos ingresos amplían la brecha entre ricos y pobres.
Muchos de los pakistaníes más pobres, e incluso los de clase media, no ganan lo suficiente como para tributar. Sin embargo, se les exige que paguen impuestos sobre las ventas, lo cual les supone una imposición mucho más onerosa que para los ricos. En relación al injusto sistema fiscal de Pakistán, el administrador tributario jubilado Riyaz Hussain Naqvi afirmó que “es un sistema de las élites, por las élites y para las élites… se trata de un sistema asimétrico en el que los pobres subvencionan a los ricos”.
Slim: el hombre más rico del mundo
La privatización del sector de las telecomunicaciones mexicano hace 20 años ofrece un claro ejemplo de los vínculos entre el comportamiento monopolístico, la debilidad y falta de adecuación de las instituciones jurídicas y reguladoras y la consiguiente desigualdad económica.
El mexicano Carlos Slim suele ostentar el título de la persona más rica del mundo, con una riqueza neta que según se calcula es de unos 73.000 millones de dólares. La enormidad de su fortuna se basa en haber establecido un monopolio casi total del sector mexicano de los servicios de telefonía fija y móvil, así como de los de banda ancha. Slim es Presidente y Director Ejecutivo de América Móvil, la empresa que controla casi el 80% de los servicios de línea fija y el 70% de los servicios móviles del país. Un reciente estudio de la OCDE sobre la política y la regulación de las telecomunicaciones en México concluyó que el monopolio del sector había repercutido negativamente en la economía, además de acarrear un coste constante para el bienestar de los ciudadanos, que han tenido que pagar precios inflados por las telecomunicaciones. La OCDE calcula que las disfunciones del mercado derivadas del sector de las telecomunicaciones han generado una pérdida de bienestar de 129.200 millones de dólares entre 2005 y 2009, o el 1,8% del PIB cada año.
Flujos ilícitos y corrupción: desigualdad en África, un continente rico en recursos
El PIB de los países productores de petróleo, como Guinea Ecuatorial y Angola, ha crecido a una tasa media anual de más del 10% desde el año 2000. Las exportaciones de petróleo, gas natural, metales y minerales también han apoyado el enorme crecimiento de países como Tanzania, Zambia, la República Democrática del Congo y Namibia. No obstante, y a pesar de que varios países africanos se encuentran entre las economías del mundo con un crecimiento más rápido, sigue existiendo un predominio de la desigualdad que obstaculiza la reducción de la pobreza. De hecho, se da una correlación positiva entre el nivel de recursos que exportan los países africanos y sus niveles de desigualdad (medidos por el coeficiente de Gini).
Las empresas extractivas internacionales utilizan su influencia para asegurarse de que los países ricos en recursos les ofrezcan generosas subvenciones y mecanismos de elusión fiscal. Una reciente investigación de Oxfam revela que la extracción de uranio en Níger sólo aporta del 4% al 6% del presupuesto público, a pesar de ser el principal producto que exporta el país. AREVA es una gran multinacional del sector energético que ha desarrollado actividades mineras en Níger. Oxfam ha averiguado que sus dos filiales, Somaïr y Cominak, están exentas del pago de derechos, del IVA e incluso de los impuestos sobre los carburantes; además, existe una “disposición para la reconstrucción de las minas” que les permite minimizar el impuesto de sociedades si reservan el 20% de sus beneficios.
Cambios en las políticas fiscales en beneficio de las elites
Desde finales de la década de 1970, en 29 de los 30 países sobre los que existen datos disponibles existe un tipo impositivo marginal menor para los sectores más ricos de la sociedad.
A medida que los tipos impositivos máximos empezaron a reducirse, algunos sectores comenzaron a beneficiarse de cambios legales que hicieron aumentar los ingresos de dichos sectores. “Los factores políticos que condujeron a la reducción de los tipos impositivos máximos (como la que llevaron a cabo Reagan y Thatcher en Estados Unidos y el Reino Unido en la década de 1980) estuvieron acompañados de otros cambios legislativos que, como la desregulación, podrían ser la causa el incremento de los ingresos más altos, sin contar con el impulso que dieron al crecimiento del sector de los servicios financieros… y al de los servicios jurídicos.” Así, los miembros más ricos de la sociedad no sólo recibieron un mayor porcentaje del pastel económico, sino que tributaron menos por él.”
Las decisiones sobre el gasto público también se ven afectadas por la concentración del ingreso. El caso más notorio e infame es, probablemente, el rescate del sector financiero tras la crisis financiera mundial de 2008. En varios países, el sector financiero ha secuestrado economías enteras, en la medida en que la amenaza de ser “demasiado grande para caer” ha desviado millones de dólares hacia el sector en forma de subvenciones, y ha ejercido una influencia indebida sobre el Gobierno estadounidense (un proceso que Simon Johnson, ex economista jefe del FMI, ha calificado de “golpe de estado silencioso”).
Además, los acaudalados grupos de interés a menudo desafían los intentos de crear servicios públicos de calidad o una cobertura sanitaria universal que reduce considerablemente las desigualdades económicas.
Ocultos a simple vista: una red mundial de secretos bancarios
El desarrollo, durante los últimos treinta años, de una red mundial de paraísos fiscales ha acarreado profundas consecuencias para el aumento de la desigualdad económica. Así se ocultan grandes cantidades de riqueza, que en gran medida quedan libres del pago de impuestos, impidiendo que las arcas nacionales dispongan de recursos fundamentales que podrían utilizarse en beneficio de la sociedad. Un estudio estima, de forma conservadora, que la cantidad de dinero en países de baja tributación asciende a 18,5 billones de dólares, cuando por ejemplo el PIB de Estados Unidos, el país más rico del mundo, es de 15,8 billones de dólares. Al mismo tiempo, estas jurisdicciones con un nivel impositivo muy bajo han generado una “carrera de mínimos” que ha contribuido a reducir más y más los tipos impositivos que gravan a las empresas y la renta de los particulares más ricos. En 2011, aunque las exportaciones de cobre de Zambia generaron 10.000 millones de dólares, los ingresos estatales por este metal fueron de sólo 240 millones de dólares (en un país donde el 69% de la población vive con menos de 1,25 dólares al día). Esta red de secretismo y de tipos impositivos reducidos facilita los flujos ilícitos de grandes sumas de capital procedente de los países más pobres. Se calcula que entre 2008 y 2010, los países de África subsahariana perdieron de esta manera una media de 63.400 millones de euros anuales, es decir, más del doble que la ayuda internacional que recibieron.
Transmisión de privilegios: la perpetuación de la brecha entre ricos y pobres
Por último el informe detalla como la brecha entre ricos y pobres se agranda porque las oportunidades económicas dependen en gran medida de la situación socioeconómica de los padres. El profesor universitario Miles Corak ha relacionado el coeficiente de Gini y el grado de dependencia entre los ingresos de una persona y los de sus padres. Por ejemplo en Dinamarca, uno de los países con un coeficiente Gini más bajo, sólo el 15% de los ingresos actuales de un adulto joven dependen de los ingresos de sus padres; en Perú, un país con uno de los coeficientes de Gini más elevados del mundo, dos tercios de lo que gana actualmente una persona se relacionan con lo que sus padres ganaron en el pasado. Esta relación se conoce como “la curva del Gran Gatsby”, porque como dijo F. Scott Fitzgerald, los ricos “no son como tú y yo”. Y tampoco lo son sus hijos.
Estos datos ponen de manifiesto el “acaparamiento de oportunidades”, es decir, el proceso que perpetúa las desigualdades, que tiene lugar cuando grupos concretos asumen el control de recursos y activos valiosos en su propio beneficio y “tratan de garantizar los beneficios que generan los recursos capturados”. Puede tratarse de diferentes tipos de recursos, como el gasto público, el acceso a una educación de calidad o los empleos mejor remunerados. Incluso en países de gran movilidad social como Canadá y Dinamarca, los hijos e hijas de padres ricos tienen más posibilidades de trabajar para el mismo empleador, lo cual indica que son las buenas relaciones de la familia y no los méritos las que contribuyen a que los jóvenes accedan a empleos bien remunerados.
Autor: Ángela Elósegui
Este artículo es complementario de «Gobernar para los ricos«