La verdad del «neocapitalismo verde»

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Lo que se oculta tras la cumbre del cambio climático COP25 de Madrid

Desde las últimas décadas del siglo XX el neocapitalismo ha ido implementando su estrategia a nivel mundial generando una manipulación masiva de la opinión pública y por tanto un consenso planetario que legitime unos niveles cada vez mayores de explotación económica, dominio político y control social . En esta guerra de los poderosos contra los débiles[1], las cumbres internacionales han jugado y están jugando un papel fundamental bajo la legitimación de las Naciones Unidas. Por ello debemos preguntarnos ¿Qué es lo que oculta la cumbre sobre el cambio climático?[2].

Una estructura política planetaria de dominio y explotación

En la actualidad hay funcionando una estructura política de gobierno mundial que está rigiendo los destinos de todo el planeta. Es una estructura en cuyo centro decisorio se encuentran las grandes empresas globales, especialmente financieras y tecnológicas, que van modulando las grandes líneas políticas, económicas, culturales y sociales del planeta. Para ello han generado un entramado de legitimación muy importante sustentado en el complejo institucional de las Naciones Unidas donde se coordinan los gobiernos nacionales, los organismos supranacionales como la UE y los organismos y agencias internacionales. Las empresas del capitalismo global se han insertado en este entramado a través de diferentes formas, una de las más importantes es la que controla la llamada Responsabilidad Social Corporativa,  se denomina United Nations Global Compact[3] que es la que está gestionando la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, un auténtico caballo de Troya para imponer su estrategia manipulando a toda la opinión pública. Es el softpower (poder blando) tremendamente eficaz para hacer negocio con la miseria y la pobreza de la mayoría de la humanidad al mismo tiempo que se van imponiendo políticas sanitarias, educativas y medioambientales  netamente neocapitalistas para el control de población de los empobrecidos. Es el llamado capitalismo inclusivo.

Las verdaderas causas de la destrucción ecológica

Cuando lo mejor se estropea se convierte en lo peor. Cuando el cuidado de la naturaleza se corrompe se convierte en una de las cuestiones más perversas. Plantear el tema de la destrucción ecológica del planeta desde la perspectiva del cambio climático es una estrategia brutal de manipulación de la conciencia.

Respecto a las causas del cambio climático  actual y al grado de la influencia del hombre en ello no hay consenso científico. Pero se está generando un estado de histeria mundial sobre todo para que se crea irracionalmente que es el crecimiento demográfico especialmente de los empobrecidos lo que está provocando esta «catástrofe». Esto no es cierto[4]. Que la población crezca no significa superpoblación y menos en estos momentos donde hay un planteado un invierno demográfico en muchos países del mundo y donde el verdadero problema es el envejecimiento.

Desde el poder ha habido una promoción política y financiera del estudio del cambio climático de tal manera que se ha convertido en una auténtica censura cuestionar los términos en que este asunto se plantea. La presión mediática ha sido brutal  transmitiéndose una sensación psicológica de catástrofes continuadas como consecuencia del cambio climático y sobre todo esparciendo la culpa entre la población en general.

La verdad es que más del 50% de las emisiones de gases de efecto invernadero están producidas por solo 6 países y más del 70% de los gases de efecto invernadero están producidos solo por 20 países. Hay que afirmar con claridad es que la destrucción ecológica es la consecuencia directa de un sistema económico  donde una minoría de la población  enriquecida dispone de unos niveles de consumo intolerables[5]  a costa del hambre, la miseria y la degradación ambiental de la mayoría de la población en los países empobrecidos. El bienestar de una minoría no es posible  sin la muerte por hambre o por contaminación de la mayoría. Por ejemplo, actualmente se tiran a la basura  un tercio de la producción de alimentos. Un español tira de media 250 euros al año de comida. Un niño europeo o norteamericano consume 50 veces más que un niño africano.  Y mientras, cada día mueren más 100.000 personas por hambre cuando la Tierra tiene capacidad para alimentar a mucha más población de la actual.

Reconversión económica del planeta para imponer la «nueva economía verde». La falacia de la sostenibilidad.

En 1974 se llevaron a cabo tres importantes conferencias mundiales en las que se plantearon los «límites del crecimiento humano» coincidiendo con la subida de los precios de la energía durante la primera crisis del petróleo. Lo que se estaba planteando de fondo era una modificación del paradigma económico de occidente y por tanto del mundo. Había que plantear un nuevo modelo  que fuera cada vez menos dependiente del petróleo y al mismo tiempo menos dependiente de la mano de obra industrial que había alcanzado cuotas de poder económico y político muy altas. Las nuevas tecnologías y el papel productivo de la información permitían al neocapitalismo afrontar una gran reconversión económica y por tanto política. Se estaba planteando, sobre todo, desarticular el poder de la clase obrera en occidente e incrementar el control sobre los empobrecidos del Tercer Mundo tras la descolonización. El movimiento ecologista de los años 70 y 80 del siglo XX fue promovido precisamente con este objetivo desde importantes centros de poder del neocapitalismo americano. Aprovechando una sensibilidad social creciente hacia el cuidado de la naturaleza se fabricó un movimiento político que sirvió, independientemente de la voluntad de sus activistas, para reforzar el poder del neocapitalismo mundial. Así se empezaron a trasladar empresas industriales contaminantes a los países del tercer Mundo donde la mano de obra era muy barata, incluso esclava, al mismo tiempo que podían contaminar indiscriminadamente y por tanto sin repercusión en  los costes de producción. Al mismo tiempo se automatizaron muchos sectores de la economía generando desempleo y precariedad laboral especialmente entre los jóvenes.  Occidente, el norte enriquecido, limpió sus ríos, el aire y empezó a importar productos ultra baratos externalizando más aún la explotación y la contaminación de los países empobrecidos.

En estos momentos se está fraguando un reconversión semejante a la que se planteó en los años 70 y 80 del siglo XX. Una economía digital basada en los nuevos materiales y en un nuevo modelo energético que necesita el transporte eléctrico. Y esté cambio se debe hacer sin que el sistema neocapitalista pierda poder político para lo cual es necesario la dictadura del capital sobre el trabajo fomentando la precariedad incluso la esclavitud, el dominio demográfico de los países pobres y un férreo control sobre las  materias primas estratégicas (litio, cobalto, tierras raras, …) para lo cual se están librando decenas de guerras encubiertas en el mundo especialmente en África,  Iberoamérica y Asia.

Para implementar toda esta dictadura económica que ha acrecentado los niveles de desigualdad nacionales e internacionales como nunca antes en la historia, hay que buscar una motivación social y política muy potente y esa esta siendo el cambio climático. Y para gestionar esta nueva era, las grandes empresas del capitalismo global han desarrollado sus propios lobbies  climáticos y ecologistas. Toda la estructura de la llamada «transición energética» es un entramado político empresarial que están pagando ya los más empobrecidos de la sociedad. Como ejemplo de ello en España está el Grupo Español de Crecimiento Verde[6] donde están todas las multinacionales españolas energéticas, constructoras y bancos entre otros muchos. Es la forma de gobernar desde la sombra.

Una estrategia de control de población de los países empobrecidos e imposición de un control biopolítico de toda la población.

El control del crecimiento de la población de los países empobrecidos es una prioridad del sistema neocapitalista mundial desde hace décadas. La estrategia «contra el cambio climático» sirve para imponer directrices  de todo tipo a cambio de ayuda económica pública y privada contra la «pobreza». Si los países empobrecidos quieren recibir ayuda, ayuda que es negocio[7], de los países enriquecidos y de las fundaciones privadas deben  legalizar el aborto, las esterilizaciones masivas, repartir  anticonceptivos a la población especialmente adolescente femenina e incluir la Ideología de Género en el sistema educativo. Se chantajea con el llamado «dividendo demográfico» que es el eufemismo con que se les propone el control de población.  Dividendo que dicen que supera los 100.000 dólares anuales cuando solo en comercio se les roba 5 veces esa cantidad.

A finales del siglo XX se promocionó desde el poder  una opinión pública mundial a favor de un cambio de paradigma global y para ello fue muy importante la presión que se ejercicio desde la visión apocalíptica del cambio climático. En 1992 se celebró la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio ambiente y Desarrollo en Río de Janeiro también conocida como Cumbre de Río o Cumbre de la Tierra y a partir de ella se consolidó la estrategia del cambio climático y la «sostenibilidad» del sistema económico. Pero en lugar de reconocer que el sistema era estructuralmente destructor del medio ambiente al mismo tiempo que empobrecía a la mayoría de la humanidad, se intento hacerlo «sostenible» a costa de la salud y los derechos humanos de los más empobrecidos.

En 2007 Pachauri presidente del IPCC, Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático ,  y el político norteamericano Al Gore recibieron el premio Nobel de la Paz lo que servía de nuevo para manipular a la opinión pública mundial en favor de la estrategia del cambio climático. El informe del IPCC en 2001 decía que  debemos fomentar la atención de los profesionales de los medios de comunicación sobre la necesidad de recortar las emisiones de CO2 y sobre el papel de la prensa en la divulgación de la idea de que modificar nuestros estilos de vida y aspiraciones puede ser una manera efectiva para lograr un cambio cultural a mayor escala. El cambio climático se ha convertido, por tanto,  en un catalizador de una idea más ambiciosa. Es el motor de un cambio social a gran escala. Se trata de una revolución silenciosa  de las élites económicas y políticas dónde ya no se distinguen los intereses políticos de los intereses científicos por el bien común. No debemos olvidar el escándalo del climagate donde saltó a la prensa que muchos de los datos sobre el cambio climático había sido deliberadamente alterados.[8]

Las megaconferencias de las Naciones Unidas buscan provocar cambios en el estilo de vida que llevarían a nuevas formas de familia… Se trata de un verdadero proceso de reingeniería social tal como afirmó su secretaria general Wally N’Dow en la conferencia Hábitat II (Estambul, 1996).  O como declaró  Adrienne  Germain, presidente de la International Women Health Coalition y miembro de la Delegación Oficial de Estados Unidos en las Conferencias de Población y Desarrollo (El Cairo, 1994) y la Conferencia sobre el Estado de la Mujer (Pekín, 1995): …dirigidos por los Estados Unidos desde los últimos años de la década del 50, se formaron profesionales en población, en el campo de la política, la investigación y el desarrollo de programas y en problemas de población internacionales, para controlar el crecimiento de la población en los llamados países en desarrollo de Asia, África y Latinoamérica. El objetivo es reducir la alta tasa de fertilidad… La agenda del Cairo se enfoca hacia una amplia reingeniería social.

Esto conecta directamente con la estrategia iniciada en los años 70 por el Secretario de Estado de EEUU, Henry Kissinger, presentada en un documento secreto bajo el título Memorándum 200 sobre la Seguridad Nacional. Implicaciones del crecimiento demográfico mundial para la seguridad y los intereses de ultramar de Estados Unidos. En el documento se presentaba de forma detallada una estrategia de control demográfico en los países empobrecidos con el objeto de controlar sus recursos naturales. Desde entonces miles de ONGs, fundaciones, organismos internacionales han dedicado millones de dólares en campañas públicas y privadas para eliminar población.

La ideología de género, los derechos sexuales y reproductivos, el transhumanismo han ido configurando ideológicamente una auténtica guerra contra la población promocionando el aborto, eutanasia, eugenesia, las esterilizaciones,…

Esta infografía[9] perteneciente a un estudio científico reciente que sitúa el nacimiento de niños como lo que más impacta en el clima.

La complicidad de las poblaciones privilegiadas

Las poblaciones de los países enriquecidos se han beneficiado de una economía que mata[10]. El  consumo ha matado y sigue matando a millones de inocentes por hambre, por esclavitud, por guerras y por contaminación. Sabemos que es así pero miramos hacia otro lado porque nos beneficiamos. ¿Cuánto va a durar esta complicidad?

Por otro lado, tanto la izquierda oficial como la derecha política son directamente responsables también de este contubernio contra los empobrecidos. Por ello es urgente una nueva acción política que cuestione radicalmente esta situación. Una acción que desde la base de la sociedad genere grupos de familias y profesionales que vayan asumiendo unas formas de vida solidarias personales e institucionales  realmente alternativas donde la vida humana sea respetada absolutamente y sin excepciones desde la concepción hasta la muerte natural.  Hay que cuestionar todo el entramado político, cultural y económico que nos gobierna. Empecemos viviendo de otra forma y el poder empezará a temblar.

Carlos Llarandi. Químico, Profesor de Ciencias.

Miembro del Movimiento Cultural Cristiano  y de Profesionales por el Bien Común (Biopolítica/Sanidad)

[1] San Juan Pablo II. Evagelium vitae. 1995. EVANGELIUM VITAE

[2] Cf. Equipo Maria Asian. Los mitos del Imperialismo. Ediciones Voz de los sin Voz. Madrid 2011.

[3] De las Internacionales obreras al Global Compact

[4] Cf. Aguilar, María. La Planificación de la muerte. La mentira de la superpoblación. Ediciones Voz de los sin Voz. Madrid 2009.

[5] La sociedad de la externalización

[6] Grupo Crecimiento Verde

[7] UN Global Compact

[8] El escándalo del ‘Climagate’ sacude de nuevo al IPCC

[9] Eco-capitalismo contra el ser humano. Los hijos ¡contaminan!

[10] La sociedad de la externalización