Casi la mitad de la población de Filipinas vive por debajo del umbral de pobreza. En Smokey Mountain, Manila, un vertedero de basura a las afueras de la capital de 20 metros de altura donde se acumulan los residuos de la urbe desde hace 50 años viven parte de las familias sin recursos.
Su principal fuente de ingresos proviene de la producción de carbón vegetal en hornos al aire libre y el reciclado de basuras.
En Smokey Mountain el 50% de la población que trabaja en las minas es menor de 17 años. Los niños aquí realizan jornadas laborales no remuneradas de 13-14 horas escarbando en los restos de madera o metal para encontrar cables o tornillos que puedan ser vendidos. Viven de lo que encuentran y esta actividad no les permite asistir al colegio, estando expuestos continuamente a los vapores altamente nocivos de la combustión de los hornos de carbón.