En el 2011 se registraron 19.336 homicidios, en el 2012 unos 21.692 y en el 2013 unos 24.763. Se producen 79 homicidios por cada 100.000 habitantes, la cifra más alta de América del Sur.
Los planes de Patria Segura y la militarización que ha puesto en práctica el presidente Nicolás Maduro en sus primeros ocho meses de gobierno no han logrado reducir la violencia y las cifras de crímenes que este año cierra con 24.763 homicidios, unos 3.071 (12.4 %) más que en el 2012.
Los últimos tres años han sido particularmente sangrientos, a pesar de la designación de 368 militares en altos cargos que ha hecho Maduro. En el 2011 se registraron 19.336 homicidios, en el 2012 unos 21.692 y en el 2013 unos 24.763.
El índice se incrementó de 73 a 79 homicidios por cada cien mil habitantes lo que coloca a Venezuela en el primer lugar de América del Sur y en la lista de los cinco países más violentos del mundo al lado de Honduras, El Salvador, Costa de Marfil y Jamaica, dijo a ABC Roberto Briceño León, director de la ONG Observatorio Venezolano de la Violencia, cuyas cifras tienen un 95 % de confiabilidad.
Briceño califica la era chavista como la más violenta en toda la historia del país pese a los 1.600 militares que han ocupado cargos en la Administración. Todos los 20 planes que se han aplicado en los últimos 15 años han fracasado. «En este período se han registrado unos 170.000 homicidios como si estuviéramos en guerra».
Además «estamos cumpliendo 10 años de censura oficial», dice lamentando el bloqueo de cifras. La última vez que la prensa tuvo acceso libre a la estadística sobre criminalidad y delito fue en diciembre del 2003. «Los datos se podían obtener sin trabas».
Haciendo un poco de historia Briceño recordó que «el incremento notable que se reportó en ese año 2003, en el cual ocurrieron 11.342 homicidios y que mostraba que en los cinco años anteriores se habían más que duplicado los asesinatos, fue quizá lo que motivó la decisión gubernamental de prohibir la difusión de la información».
Las cifras todavía moderadas de Briceño contrastan con las declaraciones del ministro del Interior, Justicia y Paz, Miguel Rodríguez Torres, quien optimista afirma que este año cerrará con una reducción de 17 % en homicidios, 40 % menos en robo y hurto de vehículos y 50 % menos en secuestros.
Asesinados a sangre fría
Mientras el ministro Rodríguez Torres asegura que la violencia había disminuido, cuatro compañeros de armas suyos, de la Guardia Nacional, fueron asesinados a sangre fría a las 4 de la madrugada saliendo de una fiesta navideña en la caraqueña zona de El Junquito.
«Las proyecciones estadísticas que hemos realizado, utilizando los modelos de Holt, Brown y ARIMA (0,1,0), nos permiten conservadoramente proyectar que para fines del año 2013 la tasa de muertes violentas en el país será de 79 por cada cien mil habitantes», señala Briceño al reconocer que los planes de Maduro pudieron frenar un poco la criminalidad aunque la tendencia alcista de los homicidios sigue siendo muy alta.
Como en toda guerra declarada o no mueren más hombres que mujeres. «El exceso de mortalidad de los hombres con respecto a las mujeres, debido a la violencia, está creando una distorsión demográfica en el país. En Venezuela nace un 6% más varones que hembras, pero en los años recientes están muriendo un 53% más de hombres que de mujeres; una parte importante de esa diferencia se debe a las muertes violentas».
El impacto económico y social de esta situación es relevante, pues los decesos ocurren de forma mayoritaria entre los hombres jóvenes, quienes se encuentran en edad productiva, por lo cual se afecta la composición de la pirámide poblacional, las relaciones de dependencia demográfica y está disminuyendo la esperanza de vida de los hombres.
«Venezuela necesita ser pacificada. Los investigadores de las siete universidades nacionales que formamos parte del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) deseamos, y creemos, que es posible lograr con el esfuerzo y la cooperación de todos, una ciudades seguras, que sean inclusivas socialmente y prósperas económicamente», concluye Briceño.
Autor: Ludmila Vinogradoff. Fuente: abc.es