Las petroleras saquean al Tercer Mundo

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Repsol, BP, Elf, Exxon-Mobil, Shell, Texaco, y Total entre otras. Coge el petróleo y corre. Ese parece ser el lema de las grandes multinacionales en el Tercer Mundo. Detrás dejan los bosques arrasados, miseria y divisiones sociales.

Muchas comunidades indígenas están en pie de guerra (pacífica) contra la actividad depredadora de las multinacionales del petróleo en su territorio. Un ejemplo dramático es el de la comunidad indígena U’WA de Colombia (población de unos 6.000 habitantes), que bajo la amenaza de la entrada de Occidente Petroleum (OXY) en su territorio sagrado amenazó con un suicidio en masa.

En agosto de 1998 hicieron público el siguiente comunicado: «Estamos buscando una explicación para este «progreso» que va contra la vida. Estamos pidiendo que se acabe este tipo de progreso, que concluya la explotación de petróleo en el corazón de la Tierra, que este desangrado deliberado se detenga… Nuestras palabras serán una llamada de alerta que nos reúna nuevamente como una sola familia para asegurar nuestro futuro en armonía con todo el universo, o será una voz más que profetice la destrucción de la vida por la absurda prepotencia del hombre blanco».

Impactos ambientales

Las multinacionales del petróleo tienen unas normas ambientales que se pueden calificar de hipócritas: por una parte, se muestran responsables en actuaciones y accidentes que se han dado en el norte, por ejemplo el caso del vertido del Exxon Valdez en Alaska. Por otra, en los países del sur muestran una total desidia. Las consecuencias de esta segunda moral son la contaminación masiva e innecesaria del agua, del aire y del suelo, unas tasas de deforestación alarmantes, la sobreexplotación de los recursos y su agotamiento, los derrames, rotura de diques, explosiones y muchos otros tipos de accidentes.

Las empresas se reparten los territorios nacionales en «bloques» pudiendo explotar libremente los recursos, mediante grandes concesiones, independientemente de donde estén localizados: en territorios indígenas, en parques naturales o en reservas ecológicas.

El inicio de las actividades se realiza mediante la exploración, para la cual se abren cientos de kilómetros de brechas sísmicas. Ésto son aperturas en rigurosa línea recta, despejadas de vegetación, en las cuales se realizan explosiones de forma periódica, para la obtención de datos sobre los yacimientos a través de las ondas sísmicas. Una sola explosión es capaz de matar a 500 peces en un lago próximo a la brecha. También es necesario abrir un gran número de helipuertos para la llegada de la maquinaria, senderos y pozos exploratorios. Es habitual que en estas primeras actividades, a causa de la destrucción de la capa vegetal se inicien procesos erosivos importantes, con un movimiento de lodos que van a parar a los ríos provocando desbordamientos.

Una vez se han detectado los yacimientos comienza la extracción. En la industria petrolera se perforan los pozos, utilizando químicos muy peligrosos (coagulantes, dispersantes, biocidas, agentes de control de parafinas, fungicidas…) que se almacenan de cualquier manera y después son expulsados con las «aguas de producción» (mezclados con petróleo, sulfatos, cianuro, metales pesados y a menudo sustancias radiactivas) y vertidos en grandes piscinas sin ningún tipo de recubrimiento impermeable, o lanzados directamente a los ríos o lagos más cercanos.

Las infiltraciones de estas piscinas en el suelo son constantes, siendo común que las lluvias las hagan desbordar. Posteriormente el crudo se separa del resto de componentes y éstos se queman en plena selva, sin controlar las emisiones, provocando las llamadas «lluvias negras», cargadas de partículas en suspensión procedentes del petróleo. Estas partículas son muy tóxicas, al igual que las emanaciones de las piscinas, y de las carreteras construidas con la parte no comercial del crudo (mezclada con otras sustancias) para que no se levante polvo al paso de los camiones.

El caso es que estas compañías tampoco se comprometen a realizar tareas de restauración, ni siquiera a indemnizar los daños. Shell, por ejemplo, consiguió un acuerdo con el gobierno de Curaçao (Antillas Neerlandesas) mediante el cual, se libraba de cualquier responsabilidad de restauración o de indemnización por sus actividades de refino.

Explotación segura

Lo que sucede en estas empresas en los países empobrecidos, por tanto, es una absoluta violación del derecho «a un medio ambiente sano». Pero también se violan otros derechos fundamentales de la persona, los económicos y sociales. Las comunidades ven afectado su modo de vida, sus tradiciones, hasta sus necesidades más básicas. Se inicia la alcoholización de la población y se abren prostíbulos para los trabajadores. Las relaciones sociales se ven afectadas irrevocablemente. Hasta los valores de la comunidad cambian por el deseo de poseer lo que se puede obtener con dinero. La gente vende sus propiedades para obtener dinero y, a menudo, para pagar las deudas o para poseer más dinero debe emigrar a las grandes ciudades en busca de un trabajo.

Lo que consiguen casi siempre es una situación de mayor pobreza e inseguridad, convirtiéndose en los mendigos de las grandes ciudades tercermundistas, como sucedió con los pueblos guahibos, cuiva, macaguah, hitnu y sikuano al cabo de diez años de comenzar la explotación petrolera en Caño Limón, Colombia.

Las petroleras son empresas capaces de hacer inversiones de alto riesgo (financiero), y por ello han ido adquiriendo ciertos derechos políticos. Exigen garantías a los gobiernos, todo tipo de facilidades e incentivos. En países del tercer mundo a menudo exigen además garantías de protección y seguridad, y muchas veces incluso solicitan la actuación de las fuerzas armadas, más allá de la simple defensa frente a acciones violentas de grupos armados. Un ejemplo conocido es la trayectoria de represión y asesinatos que se lleva a cabo en Nigeria.

Logran así estar por encima de cualquier control de sus actividades: influyen en la legislación ambiental de los países, en las tasas nacionales de extracción de los recursos petroleros y, finalmente, consiguen que se pase por alto sus reiterados incumplimientos, a través de pagos y corrupciones. En una declaración reciente del presidente de la compañía Exxon al Financial Times, éste instaba a los países en desarrollo a evitar los controles ambientales, a fin de no arriesgar la inversión financiera.

¿Cómo consiguen introducirse en las comunidades de los países del Tercer Mundo? ¿Cómo son sus relaciones? «Estas empresas llegan a la zona haciendo ofrecimientos –según dice Esperanza Martínez, representante de Oilwarch International-, tratando de relacionarse con los pobladores, contratando antropólogos, sociólogos y abogados. Localizan a sus líderes y cuando éstos son débiles terminan haciendo el juego de la empresa; si un dirigente resiste, es desprestigiado hasta tal punto que los pobladores se dividen. Se introducen cambios en las comunidades, que a veces sobrepasan la organización de la propia comunidad» A partir de ahí, el conflicto es insalvable. Así en abril de 1999, por ejemplo, unos indios shuar de Ecuador secuestraron a otros shuar porque firmaron un convenio con Arco Oriente, empresa que estaba entrando en el sur de Ecuador.

La actuacion de Shell en Nigeria

La ejecución del escritor Ken Sarowiwa en noviembre de 1995, junto con otros ocho opositores, activistas no violentos ogonis, puso en evidencia la brutal represión del régimen dictatorial de Nigeria, dominado por las actividades de las industrias petroleras. Ese escándalo condujo a la Commonwealth a amenazar con sanciones al país, incluso con su exclusión, aunque las amenazas no llegaron a materializarse.

Este caso «es el ejemplo de las extremas medidas que una corporación multinacional puede usar para proteger sus intereses», según el director de la Campaña por los Derechos Humanos del Sierra Club Fund. «En Nigeria la gente muere a causa del petróleo».

En Nigeria el crudo representa más del 90% de las exportaciones del país. La principal empresa es Shell, con la extracción de 800.000 barriles de petróleo diarios, pero también hay otras: Elf, Agip, Mobil y Chevron. La zona más rica en petróleo es el Delta del Níger, donde antes habían bosques litorales protectores, básicamente manglares. Pero el delta nigeriano es también la zona más pobre y olvidada del país. Hilary Andersson, la corresponsal de la BBC en Lagos dice que «los habitantes del tan densamente poblado delta pueden ver instalaciones de petróleo multimillonarias, pero en sus casas no hay electricidad o agua corriente».

Una muestra de esta pobreza es el accidente que sucedió a finales de octubre de 1998, en el que más de 500 personas fueron calcinadas por la explosión de un oleoducto, mientras intentaban recoger el crudo que escapaba de una fuga, para conseguir combustible para sus hogares.

La situación de pobreza extrema va unida a la marginación étnica y a la exclusión del proceso político, y por tanto se ha convertido en una lucha por rescatar la identidad y la dignidad de una población que no puede acercarse a una instalación petrolera sin temor a ser asesinada.

REPSOL en Bolivia

La empresa española Repsol ha realizado la primera fase de explotación en la concesión del Bloque Securé, que comprende parte del territorio indígena del Parque Nacional Isiboro Securé, en la cuenca amazónica boliviana.

En esta primera fase se han abierto 960 Km. de sendas sísmicas, afectando a las etnias yucararé, chumanes, mosetenes, mojeños y a los campesinos colonos procedentes de otras zonas del país, según un estudio de la Universidad Mayor de San Simón y del Centro de Estudios Superiores Universitarios, de Bolivia.

En la segunda fase tiene previsto realizar 260 km. más de brechas sísmicas. El inicio de esta operación se encontró con el rechazo activo de 50 comunidades campesinas, que obligó a firmar un convenio y a realizar un estudio de impacto ambiental, hasta el momento inexistente.

El proyecto de Repsol Exploración Securé se está realizando incumpliendo la normativa ambiental boliviana: no se ha realizado consulta pública, no se han respetado los diámetros mínimos en la tala de árboles, ni las distancias mínimas a los cursos de agua, no se han tomado medidas de restauración, de corrección de impactos, no se han presentado los informes requeridos, y un largo etcétera. Hay que tener en cuenta que hasta el momento sólo están en la primera fase de explotación de los yacimientos petrolíferos de la zona. Por este motivo la empresa sufre desde el 17 de marzo de 1998 bloqueos intermitentes por parte de 50 comunidades campesinas.

La cara oculta de las grandes compañías petroleras

REPSOL: Desde el 17 de marzo de 1998, 50 comunidades indígenas de Bolivia boicotean a la compañía.

BP: Colaboró con el gobierno colombiano ayudando a financiar una unidad militar de 5.000 hombres encargados de proteger los campos de petróleo. Estos militares mataron, raptaron y torturaron a personas críticas con la actividad de BP. Fue acusada también de pasar información de los opositores a los militares. (The Ecologist, mayo/junio 1997).

ELF: Ha sido acusada de hacer perforaciones en un parque protegido de Ecuador (Friends of the Earth International). Ha apoyado a un grupo armado que se levantó en armas contra el gobierno democrático de la República del Congo (Monitor, diciembre de 1997).

EXXON/MOBIL: Para la ONG Friends of the Earth, Exxon/Mobil es la peor compañía del mundo. Sólo deberíamos recordar el desastre de Alaska (se vertieron 42 millones de litros de petróleo en un paraje virgen). En enero de 1998, la costa de Nigeria sufrió el escape de 40.000 barriles de petróleo de Mobil. 500.000 personas se vieron afectadas.

SHELL: Según Greenpeace, Shell lleva 20 años bombeando agua tóxica en el acuífero que suministra agua potable a la ciudad turca de Diyarbakir. En Nigeria, ha sido acusada de provocar una media de 190 escapes de petróleo anuales desde 1989. Shell es boicoteada por su apoyo a gobiernos dictatoriales y corruptos.

TEXACO: Es acusada de verter un total de 65 millones de litros de petróleo, de destruir 2.600 hectáreas de selva y de provocar la desintegración social y cultural de comunidades indígenas de Ecuador (Crude Operator, Friends of the Earth). El World Bank ha descrito el estado socioeconómico de la región afectada como «calamitoso» (Monitor, enero de 1997). Durante 30 años, Texaco ha colaborado con el régimen dictatorial de Suharto (ayudando a su enriquecimiento personal) en Indonesia.

TOTAL: Gran parte de la infraestructura del gas y del petróleo de Myanmar (antigua Birmania) han sido construidas con mano de obra forzada, bajo seguridad militar, con represiones y constantes atropellos a los derechos humanos y con la complicidad de empresas como Total, Unocal y otras.