No hay derecho a usar la lengua como arma arrojadiza

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El nacionalismo, como expresión máxima del egoísmo de grupo, ha utilizado y utiliza en España la lengua como arma ideológica, como escuela de sometimiento y de “pertenencia” al «pueblo elegido». A este carro también se ha subido la nueva dirección del PSOE y Podemos, que nunca se ha bajado de él.

Asistimos desde que comenzó el reparto de competencias, especialmente en Cataluña, País Vasco y Galicia, a la introducción de la lengua como condición sin la cual no se puede asistir a la enseñanza reglada (pública o concertada), o sin la que no puedes abrir un negocio y rotularlo en español, incluido el aval del Tribunal Constitucional. PP y PSOE han mirado en todos estos años para otro lado, apoyados en la política cortoplacista de los acuerdos con los nacionalistas.

En Asturias, en 1988 se regularizó (normalizó) un Bable, (donde realmente existían los Bables) que hablaba y habla un escaso número de personas. Está  bien, que culturalmente intentemos conservar un dialecto, unas tradiciones, pero no forzar su oficialidad como ahora se pretende. La reciente propuesta de oficialidad con el castellano divide al PSOE asturiano y la apoya Ferraz, además de Podemos, claro. Asturias parece que sigue los pasos de Navarra y Baleares.

En estas islas, sabíamos hace unos meses, que el primer médico que abandonaba Mahón, por  razón de la exigencia del catalán, se iba precisamente a Asturias. Destinado a un hospital donde necesitaban médicos anestesistas. En Baleares, donde la dinámica está desbocada, hasta los músicos interinos de las Orquesta Sinfónica las Islas Baleares, no podrán ser llamados a trabajar por no saber catalán.  Eso sí, su director, el japonés Joji Hattori, se dirige en inglés a los músicos. Si la música es el lenguaje universal, el Gobierno dirigido por la socialista Francina Armengol acaba de sacar a Baleares del universo, al convocar las bases para confeccionar una bolsa de trabajo temporal en este organismo público, en las que se exige a los candidatos un nivel de catalán B2.

El PSOE gobierna en Baleares con apoyo de Podemos y en coalición con los “econacionalistas” de Més. Més ha pedido hace unos meses un referéndum de independencia para 2030. ¡Menuda ensaimada!

Existen otras zonas de España, como Navarra, donde se pretende imponer el vasco como lengua oficial, cuando solo unas escasas zonas usan el vasco como lengua vehicular.

Recordemos que la coalición que gobierna en Navarra, y que se ha repartido autonomía y ayuntamiento es la de los nacionalistas de Geroa Bai y EH Bildu, con el apoyo de Podemos e IU en las iniciativas principales de gobierno.

Vemos por tanto que estas tendencias tienden forzar a todo un pueblo, a los migrantes pobres que llegan de fuera, y a los que llegaron en su momento de otras regiones de España para enriquecer esas regiones, así como a los habitantes castellano hablantes, a pasar por el aro de una lengua como arma arrojadiza. Como vínculo de separación en vez de medio de comunicación, de tender puentes entre nosotros. Se está usando en definitiva como medio de poder, y si vamos más allá, como elemento de división, ¿a quién interesa esto?

Y recordemos que una lengua rígidamente normalizada se convierte en una lengua muerta, sin capacidad creadora, que provocaría un divorcio entre lo que se escribe y lo que se habla. Esto es precisamente lo que a lo largo de los siglos ocurrió al latín…

Como diría el lingüista y catedrático Jesús Neira (que fuera miembro de la RAE) y defienden la mayoría de los académicos:

“La lengua en su manifestación literaria puede estar floreciente o no; la oral, en cambio, nunca está decadente, siempre está viva, pues está naciendo siempre en los hablantes. La lengua es un producto anónimo y colectivo en el que los hablantes son los protagonistas. De aquí proceden algunos de sus rasgos más característicos: el ritmo evolutivo lento que no se corresponde con otras realidades socioeconómicas; las lenguas no tienen patria –porque están abiertas a todas las patrias–, y la capacidad de evolucionar y organizarse solas. Por esto, las lenguas necesitan sólo la libertad que siempre tuvieron. El lenguaje es un instrumento para el avance y la clarificación del pensamiento: poner nombre a las cosas es, en cierto modo, dominarlas, poseerlas. Pero el lenguaje no tiene identidad, no supone una concepción del mundo propia de un pueblo o de una raza. El pensamiento crea el lenguaje, pero, una vez creado, lo moldea permanentemente en cada individuo y en cada grupo humano con arreglo a sus circunstancias. Esto es, precisamente, el origen de la diversidad de lenguas y de su permanente, aunque lenta, evolución”

Prohibir un idioma no tiene ningún sentido, porque equivale a prohibir el pensamiento, pero tampoco se puede imponer, osea imponer…

Luis Antúnez