En una nota que recoge las últimas reflexiones de los delegados diocesanos, la Conferencia Episcopal expresa su preocupación por las condiciones en que llegan los extranjeros y por los enfrentamientos
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La Comisión de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española acaba de hacer pública una nota en la que muestra su preocupación tanto por las condiciones en que muchos extranjeros llegan a España como por «los lamentables sucesos» de enfrentamientos entre ellos o con ciudadanos del país, aunque sean hechos aislados. El comunicado recuerda que la Iglesia tiene mucho que aportar a la solución de estos problemas, y propone «crear comunidades cristianas integradas por miembros de distintas nacionalidades y culturas, que crezcan en el respeto mutuo, en el intercambio de dones, en la armónica y fecunda convivencia».
En la misma línea, el organismo eclesial comenta que, con estos principios, «la Iglesia contribuirá a la creación de una sociedad justa, pacífica y fraterna, respetuosa con la diversidad, acogedora del extranjero, solidaria con los desfavorecidos y agradecida por el servicio que a esta sociedad prestan nuestros hermanos y hermanas inmigrantes». Finalmente, y tras constatar «el importante cambio significativo en España en la última década», los obispos destacan como algo muy positivo «la presencia y el servicio de los inmigrantes en nuestra sociedad y en la Iglesia como un don de Dios».
Nota de la Comisión Episcopal de Migraciones
Los Obispos de la Comisión Episcopal de Migraciones recogiendo la reflexión de los Delegados Diocesanos de Migraciones, reunidos en Madrid del 2 al 4 de Junio, con motivo de las Jornadas Anuales bajo el lema Radiografía de la Pastoral Migratoria en España, constatamos:
— El importante cambio significativo en España en la última década y, especialmente, en los últimos años, debido al fenómeno inmigratorio. Es un cambio tanto por el número de inmigrantes como por su diversidad. Destacamos los inmigrantes procedentes de América Latina, África Subsahariana, Magreb, Europa del Este y Extremo Oriente.
— Nuestra preocupación por los inmigrantes que vienen o intentan venir a nuestro país en situaciones precarias, de explotación y de peligro, así como por los lamentables sucesos, aunque aislados, de enfrentamiento ocurridos recientemente entre inmigrantes y autóctonos, y también entre los propios inmigrantes, tanto en España como en otros lugares de Europa.
— La apuesta de crear comunidades cristianas integradas por miembros de distintas nacionalidades y culturas, que crezcan en el respeto mutuo, en el intercambio de dones, en la armónica y fecunda convivencia. Reconocemos que dicha apuesta supone un enriquecimiento mutuo y damos gracias a Dios por ello. De este modo la Iglesia contribuirá a la creación de una sociedad justa, pacífica y fraterna, respetuosa con la diversidad, acogedora del extranjero, solidaria con los desfavorecidos y agradecida por el servicio que a esta sociedad prestan nuestros hermanos y hermanas inmigrantes.
— La presencia y el servicio de los inmigrantes en nuestra sociedad y en la Iglesia como un don de Dios que agradecemos por lo que supone de rejuvenecimiento de ambas y como oportunidad para un futuro de convivencia en la diversidad.