Benedicto XVI critica «a los prepotentes que violan los derechos de los débiles»

1992

El Pontífice lanzó un mensaje de esperanza a las «personas y naciones humilladas por los poderosos y soberbios». Constató que «hay países y personas que están saciados de las humillaciones de los poderosos y de los soberbios». Después aseguró que los fieles «necesitan una intervención de Dios porque se encuentran en una situación terrible, llena de desprecio y humillaciones por parte de la gente prepotente».

La Razón
16-06-2005

Desde el mismo momento en que fue elegido Papa, Benedicto XVI se puso manos a la obra para ganarse a los fieles, para ahuyentar su fama de hombre sobrio, tímido y extremadamente serio que se granjeó durante su etapa anterior como prefecto para la Congregación de la Doctrina de la Fe. Ayer, el Pontífice se colocó incluso un casco de bombero, un colorido collar africano y habló a través de un teléfono móvil frente a los peregrinos, que un miércoles más abarrotaron la plaza de San Pedro a pesar de la lluvia. A juzgar por la reacción del público, el Santo Padre se ha ganado en pocas semanas la atención de sus fieles, gracias a su carácter afable y su bonhomía bávara.

Con un teléfono móvil. Concluida la audiencia de ayer, el Papa saludó a un grupo de bomberos de Roma, que le mostraron los cascos nuevos de su uniforme. Benedicto XVI se endosó uno de ellos, en medio de los aplausos, los vítores y las sonrisas de los presentes. Siguiendo con el tono distendido de la jornada, accedió a hablar a través del teléfono móvil que le facilitó un hombre en silla de ruedas. Pocos minutos después, un obispo africano le colgó un gran collar dorado y el Papa lo mantuvo todo el tiempo que pasó departiendo con el prelado. Poco antes había saludado en varios idiomas, entre ellos el castellano.

Más allá del anecdotario, el Papa llevó ayer a cabo su catequesis, como cada miércoles. El Pontífice lanzó un mensaje de esperanza a las «personas y naciones humilladas por los poderosos y soberbios». Constató que «hay países y personas que están saciados de las humillaciones de los poderosos y de los soberbios». Después aseguró que los fieles «necesitan una intervención de Dios porque se encuentran en una situación terrible, llena de desprecio y humillaciones por parte de la gente prepotente». Y añadió que en los Salmos se expresa «la esperanza de que las manos del Señor se abran para infundir dones de justicia y libertad». Criticó a los «prepotentes e inmorales que, engreídos por su éxito y saciados por su bienestar, desafían a Dios violando los derechos de los débiles».