Movimiento de fábricas recuperadas

5923

Una respuesta autogestionaria ante el Paro.

El Movimiento Nacional de Fábricas Recuperadas (MNFR) comenzó con la primera fábrica recuperada en la Argentina que es ex Gip-Metal S.R.L. el 22 de agosto de 2000; en la Provincia de Buenos Aires. Ese día los trabajadores recibieron los telegramas de despido porque se había decretado la quiebra a petición de sus propios dueños, pero los trabajadores tomaron la decisión de ingresar a la planta para permanecer en forma pacífica en resguardo de los bienes y hasta tanto se aclare la situación.

Luego vino el intento de desalojo, la resistencia, la formación de la Cooperativa de Trabajo Unión y Fuerza Limitada, el alquiler de las maquinarias, y la primera ley de expropiación de una planta fabril el 16 de diciembre de 2000. El 8 de enero de 2001 fue el primer día de trabajo de estos pioneros de la recuperación del trabajo por sus principales actores, los obreros.

Al inicio eran 54 trabajadores; los 18 empleados administrativos y gerentes no continuaron. Hoy son 84 obreros. Llevan adelante la producción, venta, administración, comercialización y gerenciamiento de la fábrica. Se han capacitado en forma directa y demostraron que los trabajadores pueden hacer producir una planta industrial.

Este fue el ejemplo que siguieron los demás trabajadores que a la fecha han recuperado alrededor de 130 fábricas en todo el país. Algunas de esas experiencias fueron lanzadas por militantes del movimiento de los piqueteros que surgió como respuesta al corralito financiero, siendo la más conocida la experiencia de la fábrica de cerámicas Zanón.

En la debacle del 2001, la empresa minera Zafiro fue una de las empresas afectadas ya que trabajaba exclusivamente para el grupo de cerámicas Zanon. Ante el cierre inminente, los trabajadores tomaron cartas en el asunto, recuperaron la empresa y la abrieron en forma de cooperativa. Hoy, bajo el nombre de ARG Minerales Industriales Ltda venden 4 veces más que antes y aumentaron al doble los miembros de la empresa en Valle Fértil con casi 40 personas trabajando.

El proceso de recuperación pasando por varias fases. Inicialmente se suele necesitar fondos para la puesta a punto de la fábrica. Posteriormente el trabajo por subcontrata pasa a segundo plano en la estrategia de la cooperativa para comenzar a vender sus propios productos hasta ser capaz de realizar inversiones, desarrollar nuevos mercado, etc.

Todas ellas funcionan de forma coordinada y solidaria dentro del Movimiento de Fábricas Recuperadas de Argentina, que mantiene estrechos vínculos de apoyo mutuo con otras experiencias similares en Iberoamerica (Uruguay, Puerto Rico, Brasil, Venezuela, etc).

Esta coordinación les permite hacer una fuerte presión política por ejemplo para impulsar el proyecto de Ley de resolución jurídica de las expropiaciones, que movilizó alrededor de 5.000 trabajadores del MNFR en la ciudad de La Plata en marzo del 2009.

La asamblea

La mayoría las fábricas recuperadas ha adoptado la modalidad de cooperativa pero con importantes diferencias de fondo con relación a las clásicas cooperativas de producción en las que el consejo de administración termina siendo un organo de dirección vertical y antidemocrático. En todas ellas las decisiones se toman en el marco de la asamblea por acuerdo (no por mayoría) y allí se plantean y resuelven los confictos internos. La representación no surge por liderazgo sino por confianza y ese mandato puede ser revocado en cualquier momento cuando la asamblea lo crea conveniente. La gestión se realiza sin la aplicación de jerarquías administrativas. Si es necesario incorporar a algún profesional o técnico especializado que no está de acuerdo con el nivel de ingresos de los socios, queda sometido al control de la Asamblea y excluído de las decisiones.

El fondo solidario

Para cubrir las necesidades financieras, cada Cooperativa genera una reserva económica para enfrentar imprevistos, pero además el Movimiento promueve un fondo solidario aportado fundamentalmente por las fábricas con mayor liquidez, que puede cubrir las necesidades financieras temporales en caso que una fábrica no tenga disponible para enfrentarla. Estos préstamos se realizan de manera solidaria sin mediar el cobro de intereses, lo que permite permite fortalecer el desarrollo de toda la red de fábricas del Movimiento y garantiza su independencia financiera, lo que resulta clave para la supervivencia de cualquier iniciativa empresarial.

Nueva cultura del trabajo.

Según el MNFR, “El trabajo y los resultados del esfuerzo son elementos vitales para la vida del hombre y a su dignidad como ser humano. […] La dignidad del trabajo es un eje central en la vida de los trabajadores. […] El trabajo es sembrar la vocación, la experiencia y el esfuerzo para cosechar el sustento socio económico de la familia y hacer sostenible la construcción de un futuro mejor.

Es sentirse en un rol virtuoso en la sociedad, y es sentirse reconocido entre la familia, los amigos y los vecinos del barrio. La ropa de trabajo limpia secándose al sol el domingo es una bandera que flamea orgullosa como símbolo de dignidad en la familia”.

Cada proceso está ejecutado por trabajadores que conocen en profundidad el rendimiento de su equipo. Si aparece un defecto el trabajador no tiende a ocultarlo dado que afectaría a los intereses del grupo y por lo tanto a él mismo, y se analiza con ayuda de sus compañeros la manera de evitar que vuelva a ocurrir.

El movimiento da una especial importancia a la educación y la formación humana de sus miembros. Dentro de la fábrica metalúrgica IMPA, se ha puesto en marcha el el primer bachillerato para jóvenes y adultos, con orientación en cooperativismo y microemprendimientos. Roberto Elizalde, profesor de historia, director de este nuevo bachillerato acelerado e integrante de la Cooperativa de Educadores e Investigadores Populares afirma: “La educación para adultos suele pensarse como un complemento, una deuda que saldar, o un recurso para poder trabajar. Nosotros, en cambio, entendemos la escuela como una organización y lugar de formación integral, para que quienes estudian tengan protagonismo en la organización de su comunidad o barrio. Es algo bien distinto de una escuela tradicional, que brinda servicios y tiene carácter asistencialista

Retos de futuro.

Entre los retos de futuro de esta experiencia de lucha cabe destacar la consolidación y extensión de la red de empresas recuperadas y minimizar la dependencia de algunas de ellas de los contratos gubernamentales, y los subsidios públicos. Muchos emprendimientos surgidos de organizaciones sociales se mantienen gracias a que son proveedores del Estado. Es lo que sucede, por ejemplo, con la cooperativa 17 de Octubre, que se dedica a reparar el mobiliario de las escuelas bonaerenses y a proveerlas de nuevos pupitres de plástico.

Los trabajadores de estas empresas ya han demostrado que la solidaridad y el protagonismo de los empobrecidos son no solo más justos sino incluso más eficaces que el neoliberalismo para organizar la vida económica y social. Conscientes de los errores históricos de otras experiencias cooperativas que acabaron perdiendo su espíritu solidario y autogestionario, vemos imprescindible que enfaticen la formación militante de sus miembros y de las próximas generaciones para poder permanecer fieles al espíritu que les vio nacer. No puede haber una cooperativa realmente solidaria sin cooperativistas dispuestos a perder.