Mozambique: Red criminal de tráfico de órganos

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A finales de 2003, la misionera católica brasileña Maria Elilda dos Santos denunció una red de tráfico internacional de órganos humanos, extraídos de niños y jóvenes asesinados, que operaba en la región de Nampula (Mozambique), a raíz de lo cual, tanto ella como sus compañeras empezaron a recibir amenazas de muerte e intentos de agresión. El 23 de febrero de 2004, Doraci Erdinger fue asesinada, con toda probabilidad por el apoyo prestado a las investigaciones sobre esta red criminal. Organizaciones católicas y luteranas han acusado a las autoridades mozambiqueñas de ´pasividad´ e ´indiferencia´ en la investigación de este asesinato y de la red de tráfico de órganos.

Fuente: Hazteoir

A finales de 2003, la misionera católica brasileña Maria Elilda dos Santos denunció una red de tráfico internacional de órganos humanos, extraídos de niños y jóvenes asesinados, que operaba en la región de Nampula (Mozambique), a raíz de lo cual, tanto ella como sus compañeras empezaron a recibir amenazas de muerte e intentos de agresión. El 23 de febrero de 2004, Doraci Erdinger fue asesinada, con toda probabilidad por el apoyo prestado a las investigaciones sobre esta red criminal. Organizaciones católicas y luteranas han acusado a las autoridades mozambiqueñas de «pasividad» e «indiferencia» en la investigación de este asesinato y de la red de tráfico de órganos.

Maria Elilda dos Santos presentó un informe a la Liga de Derechos Humanos de Mozambique, en el que se denunciaba a personas sospechosas de matar a niños para vender sus órganos a acaudalados sudafricanos. Al hacerlo público, tanto Maria Elilda dos Santos como sus compañeras religiosas de la congregación Siervas de María Inmaculada –entre ellas un grupo de españolas– y otras colaboradoras como la misionera luterana Doraci Edinger, comenzaron a recibir reiteradas amenazas e intentos de agresión.

Maria Elilda dos Santos investigó el primer caso de tráfico de órganos conocido, una chica de 12 años que había desaparecido en octubre de 2002. Su cuerpo fue encontrado sin corazón, pulmones ni riñones. El caso fue notificado a la policía, pero no realizó ninguna investigación. Las autoridades de Nampula pidieron enterrar el cuerpo y el caso quedó archivado. La hermana Elilda y cinco niños recibieron amenazas de muerte.

Misioneras católicas brasileñas y españolas de la congregación Siervas de Santa María, afirman que desde septiembre pasado unos cincuenta niños han sido secuestrados en la región y varios hallados muertos con sus órganos (corazón, hígado, riñones y pulmones) extirpados.

El convento de las Siervas de Santa María está ubicado entre la finca sospechosa de ser el centro de esta actividad criminal, que es propiedad de un matrimonio blanco sudafricano, y el aeródromo donde se supone que embarcan las cajas con los órganos. Coches con los cristales tintados circulan de noche entre la finca y el aeródromo, en el que aterriza una avioneta a la que hacen señales con sus faros.

Las monjas han escapado a cuatro intentos de agresión por haber denunciado a las autoridades locales «secuestros y asesinatos de múltiples personas, muchas veces niños, víctimas de una red de tráfico de órganos».

El 23 de febrero, el cádaver de Doraci Edinger, misionera luterana de 53 años, fue encontrado en su casa de Nampula. Fue asesinada brutalmente a martillazos. La misionera había expresado en varias ocasiones su preocupación por su seguridad, especialmente desde que apoyó a las monjas católicas en sus investigaciones sobre una red de tráfico de órganos humanos y niños.

Organizaciones católicas y luteranas están acusando a las autoridades de Mozambique de mostrar»indiferencia» con respecto a las investigaciones sobre el asesinato en Mozambique de la misionera luterana Doraci Edinger. Sólo la presión internacional puede hacer que las autoridades mozambiqueñas investiguen esta red criminal, en la que, según las misioneras, hay implicadas personas muy influyentes en Mozambique.

El arzobispo católico de Beira, Jaime Goncalves, ha pedido a las autoridades que expliquen a la población la situación en torno al supuesto e ilegal tráfico de órganos humanos y a la desaparición de niños en las provincias de Mañica y Nampula.

Asimismo, la presidenta de la Asociación para la Defensa de los Derechos Humanos en Mozambique, Alice Mabota, denunció el 26 de febrero de 2004 la existencia en este país de «organizaciones que trafican con menores y órganos humanos, que son vendidos en otros países».

Diputados portugueses, entre ellos Carlos Lage, han denunciado estos hechos ante el Parlamento Europeo.