Navidades, juguetes y niños esclavos

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Quisiéramos que esta carta fuera un grito de solidaridad con los millones de personas que en estas fechas morirán por hambre, a causa de la explotación y el robo que padecen sus países por parte de las multinacionales y las políticas comerciales, impuestas desde los gobiernos del Norte.

Ahora, en estos días, tan cercanos al nacimiento del Niño Jesús, nos deslumbran las luces, la exaltación del consumo que con insistencia llevan anticipando los grandes centros comerciales y la publicidad  que nos llega por los medios de comunicación. Quisiéramos que esta carta fuera un grito de solidaridad con los millones de personas que en estas fechas morirán por hambre, a causa de la explotación y el robo que padecen sus países por parte de las multinacionales y las políticas comerciales, impuestas desde los gobiernos del Norte. De esta injusticia y salvajada poco se dirá desde los medios de comunicación.  Multitud de anuncios sobre juguetes pasarán por nuestros ojos y no se dirá que están elaborados por niños esclavos, privados de los derechos más elementales: educación, descanso, juego….

Se calcula que la mayoría de los juguetes están fabricados ¡¡por niños esclavos!! (400 millones)  en países asiáticos como China, Pakistán entre otros. Pasar por alto esta injusticia y no mencionarla, o simplemente organizar apadrinamientos o telemaratones  para tranquilizar nuestra conciencia y que podamos banquetear a gusto en estas navidades nos convierte en cómplices.

Vivamos una Navidad en solidaridad con los empobrecidos de nuestro mundo uniéndonos a las marchas silenciosas contra las causas del hambre que, organizadas por el Movimiento Cultural Cristiano y el partido Saín, recorrerán las calles de nuestras ciudades.