Durante estos días, cercanos al 16 de abril, Día Mundial contra la Esclavitud Infantil, se realizan numerosas marchas y concentraciones solidarias contra esta lacra que azota a 400 millones de niños. Las concentraciones y actos culturales se realizan en España e Hispanoamérica.
A los 30 años del asesinato de Iqbal Masih seguimos denunciando en las calles la lacra y las causas de la Esclavitud Infantil
Hace ahora 30 años una pequeña noticia en un periódico nos alertaba del asesinato de un niño esclavo y sacudía nuestras conciencias. Se trataba de Iqbal Masih. Con 12 años fue asesinado en Pakistán un 16 de abril, por la mafia de la tapicería (alfombras). En el empeño por liberar a otros niños esclavos como él, dio su vida luchando en el Frente de Liberación del Trabajo Forzoso.
El Movimiento Cultural Cristiano, en su Campaña por la Justicia, lanzó entonces la propuesta de convertir el 16 de abril en el Día Internacional contra la Esclavitud Infantil, con un objetivo: ¡ni un solo niño esclavo! Éste debería ser el grito de una sociedad que ama al débil y que se plantea erradicar el sufrimiento y la atrocidad que aún hoy padecen 400 millones de niños esclavos.
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Hipocresía:
En 1989, se adoptó la Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño, donde se reflejaron, además, las responsabilidades de los gobiernos y se creó un Comité de los Derechos del Niño compuesto por 18 expertos para monitorear el avance en este tema. Lo que parecía un nuevo paso, sólo servía para hacer recomendaciones no vinculantes.
Hipócritamente se sigue hablando de “niños trabajadores” y de niños en “peores formas de trabajo infantil”. Y se hace precisamente para encubrir su fracaso en la protección de un derecho que la propia Convención manifestaba: «Los Estados reconocen al niño el derecho a estar protegido contra todo trabajo susceptible de comprometer su educación, su desarrollo psíquico, mental, espiritual, moral o social.»
Sin noticia de las causas de la esclavitud infantil.
Se habla de derechos del niño, de Convenciones, de Objetivos de Desarrollo Sostenible, de retos y desafíos, de Agendas… sin que se mencionen para nada las causas que provocan esta guerra contra los niños. A lo más que se llega es a proponer medidas para paliar las consecuencias y para que tengamos con ello buena conciencia.
Seguirá habiendo niños esclavos si condenamos a los adultos al descarte, a la precariedad, a la miseria y al hambre, en un sistema económico que se sigue rigiendo por el lucro y la codicia y que ha desapropiado a la mayoría de la humanidad de los medios para poder vivir con dignidad.
Seguirá habiendo niños esclavos si en las relaciones comerciales, entre países y pueblos se atienda a la demanda de unos pocos privilegiados (menos del 10% de la población mundial).
Seguirá habiendo niños esclavos mientras que la guerra sea el negocio y el arma de negociación que practiquen los que no llevan a sus hijos a la guerra.
Seguirá habiendo niños esclavos mientras no se reconozca la dignidad sagrada de todas y cada una de las personas desde su concepción hasta su muerte natural, mientras se siga globalizando el individualismo, el sálvese quien pueda, la indiferencia, y el materialismo que no duda en usar a los demás para que otros tengamos todas las evasiones que reclamemos.
Seguirá habiendo niños esclavos mientras degrademos al matrimonio y a la familia como el núcleo y escuela de vida comunitaria, de cuidado y protección del débil, de servicio a los demás, … mientras sostengamos el asistencialismo y el paternalismo de las élites y los Estados y tengamos una sociedad anestesiada y polarizada en debates en dónde el pobre encuentra enemigo en otro pobre.
¡Ni un sólo niño esclavo!