COMUNICADO - 16 DE ABRIL DE 2025

30º aniversario del asesinato de Iqbal Masih

a Internacional contra la Esclavitud Infantil

¡NI UN SOLO NIÑO ESCLAVO!

A los 30 años del asesinato de Iqbal Masih seguimos denunciando en las calles la lacra y las causas de la Esclavitud Infantil

Hace ahora 30 años una pequeña noticia en un periódico nos alertaba del asesinato de un niño esclavo y sacudía nuestras conciencias. Se trataba de Iqbal Masih. Con 12 años fue asesinado en Pakistán un 16 de abril, por la mafia de la tapicería (alfombras). En el empeño por liberar a otros niños esclavos como él, dio su vida luchando en el Frente de Liberación del Trabajo Forzoso.

El Movimiento Cultural Cristiano, en su Campaña por la Justicia, lanzó entonces la propuesta de convertir el 16 de abril en el Día Internacional contra la Esclavitud Infantil, con un objetivo: ¡ni un solo niño esclavo!  Éste debería ser el grito de una sociedad que ama al débil y que se plantea erradicar el sufrimiento y la atrocidad que aún hoy padecen 400 millones de niños esclavos.

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La hipocresía de los Organismos Internacionales oficiales

Aunque muchas organizaciones en el mundo ya celebran este día, ningún organismo internacional de la ONU lo ha reconocido oficialmente. Pero además nos preguntamos: ¿Dónde quedó el objetivo de sus muchas agendas para la erradicación en el 2025 de su mal llamado “trabajo infantil”?

En 1989, se adoptó la Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño, donde se reflejaron, además, las responsabilidades de los gobiernos y se creó un Comité de los Derechos del Niño compuesto por 18 expertos para monitorear el avance en este tema. Lo que parecía un nuevo paso, sólo servía para hacer recomendaciones no vinculantes.

Hoy, no sólo no se ha avanzado en el tema, sino que se siguen ocultando las verdaderas cifras del problema. Investigaciones de la Universidad de Zurich ponen en evidencia la falsedad de los datos de los organismos internacionales y demuestran lo que llevamos décadas denunciando: que hay al menos 400 millones de niños esclavos.

Pero hay algo aún más grave. Y es que hipócritamente se sigue hablando de “niños trabajadores” y de niños en “peores formas de trabajo infantil”. Y se hace precisamente para encubrir su fracaso en la protección de un derecho que la propia Convención manifestaba: «Los Estados reconocen al niño el derecho a estar protegido contra todo trabajo susceptible de comprometer su educación, su desarrollo psíquico, mental, espiritual, moral o social.»

Hay una auténtica guerra contra los niños

Encontramos niños esclavos en las plantaciones que trabajan para las grandes industrias agroalimentarias. Encontramos niños esclavos en la extracción de minerales tan importantes como el Coltán, que son la base de eso que llamamos “economía verde y sostenible”. Encontramos niños esclavos en los últimos eslabones de las cadenas de producción de grandes empresas transnacionales, en talleres clandestinos. Encontramos niños esclavos en todas las guerras silenciadas (son los niños- soldados) pero también en las áreas devastadas por la guerra, dónde vagan por las calles o son recogidos en los orfanatos. Encontramos niños esclavos realizando todo tipo de trabajos en la economía marginal y criminal: en el servicio doméstico, en la venta ambulante, en la venta de droga, en los basureros, en las calles y en las alcantarillas. Encontramos niños esclavos en las fronteras y en los muros.

Y encontramos niños esclavos en eso que llamamos “las nuevas formas de esclavitud”: la trata y el tráfico de personas, el tráfico de órganos, la pornografía en las redes sociales, los matrimonios forzosos, la pederastia y la prostitución.

Pero nuestros queridos hijos, a los que mantenemos bajo el paraguas de Estados que se supone que velan por su protección, también están padeciendo agresiones que los convierten en esclavos. La ignorancia, la epidemia de la soledad, las adicciones a la pornografía y a las pantallas, el azote de gravísimos problemas cada vez más reconocidos de salud mental entre los adolescentes, el suicidio entre los más jóvenes… nos hablan también de una generación agredida, sin familia real (huérfanas de facto) o con familias totalmente desestructuradas, impotentes o sometidas por la tiranía de la sobreprotección.

Los dos tipos de esclavitud infantil conviven: la de la miseria material y la de la miseria moral. La del hambre y la guerra, junto a la de la conciencia manipulada. Las dos son guerra contra los niños.

Sin noticia de las causas de la esclavitud infantil.

Se habla de derechos del niño, de Convenciones, de Objetivos de Desarrollo Sostenible, de retos y desafíos, de Agendas… sin que se mencionen para nada las causas que provocan esta guerra contra los niños. A lo más que se llega es a proponer medidas para paliar las consecuencias y para que tengamos con ello buena conciencia.

Seguirá habiendo niños esclavos si condenamos a los adultos al descarte, a la precariedad, a la miseria y al hambre, en un sistema económico que se sigue rigiendo por el lucro y la codicia y que ha desapropiado a la mayoría de la humanidad de los medios para poder vivir con dignidad.

Seguirá habiendo niños esclavos si en las relaciones comerciales, entre países y pueblos se atienda a la demanda de unos pocos privilegiados (menos del 10% de la población mundial).

Seguirá habiendo niños esclavos mientras que la guerra sea el negocio y el arma de negociación que practiquen los que no llevan a sus hijos a la guerra.

Seguirá habiendo niños esclavos mientras no se reconozca la dignidad sagrada de todas y cada una de las personas desde su concepción hasta su muerte natural, mientras se siga globalizando el individualismo, el sálvese quien pueda, la indiferencia, y el materialismo que no duda en usar a los demás para que otros tengamos todas las evasiones que reclamemos.

Seguirá habiendo niños esclavos mientras degrademos al matrimonio y a la familia como el núcleo y escuela de vida comunitaria, de cuidado y protección del débil, de servicio a los demás, …  mientras sostengamos el asistencialismo y el paternalismo de las élites y los Estados y tengamos una sociedad anestesiada y polarizada en debates en dónde el pobre encuentra enemigo en otro pobre.

¡Ni un sólo niño esclavo!

Vamos a seguir luchando solidariamente por esta causa. Es una obligación moral y política de primer orden. Liberar hoy a los niños esclavos pasa por no callar las causas que provocan su esclavitud, por no permanecer indiferentes frente a esta agresión permanente que se les hace, y denunciar la hipocresía y corrupción de las organizaciones que nacieron para defenderlos, sindicatos mayoritarios incluidos.

Liberar hoy a los niños esclavos, es proclamar en nuestra vida ordinaria, en la familia, en el trabajo, en las calles…

… que la dignidad de los niños está por encima del beneficio y el lucro,

…que el Estado debe estar al servicio de la familia como núcleo de amor y solidaridad, y no al revés.

…que tiene que haber una escuela, una enseñanza y una educación que permita crecer y madurar solidariamente a los niños,

… que el trabajo y el cuidado de la vida, ha de estar por encima del capital. Que es necesario un trabajo digno, que permita el techo, la comida, la sanidad y la educación de los hijos.

Después de 30 años, la vida de Iqbal y la de otros luchadores contra la esclavitud nos invitan a seguir luchando activamente para que no haya NI UN SOLO NIÑO ESCLAVO.


Iqbal Masih, testimonio de lucha solidaria contra la esclavitud infantil. Fue asesinado por la mafia de la tapicería en Paquistán, un 16 de abril de 1995.

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