«Optimismo» Cooperatismo Integral (Guillermo Rovirosa)

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Nota : Rovirosa escribió el COOPIN pensando en que era una posible respuesta para MILITANTES de la GRATUIDAD, es decir, de la COMUNIÓN. ¿Lo es?

OPTIMISMO CAPÍTULO XII

1.- Las criaturas humanas estamos hechas de tal manera que nuestra capacidad de resistencia llega a límites inconcebibles. Resistencia a las inclemencias atmosféricas, con un cuerpo desnudo y frágil el hombre resiste todos los climas del planeta, y lo mismo puede explotar el oro negro del Sahara que las minas de la Antártida. Resistencia a todos los obstáculos que se señalaban en el Capítulo anterior, de la que hay ejemplos en todas las clases de páginas de la Historia, y de la que hay ejemplo en nuestra historia personal. Lo podemos resistir todo… hasta al mismo Dios. Esto es grandioso y trágico a la vez. Ahí está la excelsitud y la miseria del hombre.

2.- Pero hay una cosa, y una sola, para la cual la capacidad de resistencia es nula. Estamos perfectamente indefensos. No tenemos donde atrincherarnos, ni siquiera donde guarecernos.

Es el amor.

3.- Cuando es verdadero amor que se da al amado sin cálculo y sin reserva, nadie puede resistirlo, aunque sea en formas tan rudimentarias como el que manifiestan los perros a ciertas personas, con exclusión de otras. Si llego al convencimiento (por hechos y por palabras) de que una persona me ama de verdad, ¿qué puedo hacer sino amarla? El amor a las madres no tiene explicación en la gestación y en el parto (de lo que no nos queda noción alguna) sino en lo mucho que nos han amado de verdad. Cuando los jóvenes andan en trance de noviazgo (ellos y ellas) el problema que preocupa no es el del propio sentimiento amoroso, sino el del otro. Porque si me quiere de verdad, no tengo más remedio que quererla (o quererlo). No voy a intentar demostrar nada de esto; me basta con el testimonio vital de cada persona normal.

4.- El amor humano, sin embargo, es inconstante. Tiene altos y bajos. En unos momentos puede llegar a heroísmos sublimes y convertirse en aversión al poco tiempo. Todos conocemos casos de esto. Y es que, en el fondo, el amor humano nunca es desinteresado del todo. Siempre lleva (más o menos) egoísmo. O amor propio, que se parece mucho. La madre ama a su hijo porque es suyo; no es por él, sino por ella, y si aquel mismo ser fuese hijo de otra sentiría por él indiferencia. Amamos lo que nos complace, por utilidad, por belleza, por simpatía, por… lo que sea; y el amor va tanto en aumento cuanto va en aumento la complacencia.

5.- El mejor amor, indudablemente, es el amor compartido, cuando se siente el gozo de amar y de ser amado. Cuando se dan sin reserva el amante al amado, y viceversa.

6.- Repito, sin embargo, que humanamente el amor es con altos y bajos, e inconstante a causa del amor propio, siendo seguramente el amor materno el más estable.

7.- Solemos emplear la palabra amor casi en exclusiva para indicar el sentimiento que acompaña la atracción de los sexos, y ello puede que sea amor, o que sea simplemente estar en celo. o una mezcla. No he de extenderme sobre esto, por no ser estas páginas lugar adecuado. Sólo he querido destacar que no es lo mismo amor que sexualismo.

8.- El amor «químicamente puro» es el que lo pone todo en la felicidad del amado, y se da plenamente a él, incluso la vida, sin buscar para sí nada, más que el gozo de amar así. Es el amor sacrificado.

9.- Este es el amor que a todos nos gustaría recibir, pero humanamente no puede llegar más que a una aproximación, más o menos fugaz. Pero lo suficiente para recordamos el paraíso perdido.

10.- Por la Revelación sabemos que Dios es Amor. Y es Amor por que es Uno y Tres. Y Dios puede ser Uno y Trino porque es Amor. Amor Absoluto, que se da plena y totalmente, y de Tres hace Uno.

11.-.Este es el asombro de la Revelación cristiana, que jamás hubiera podido sospechar la razón humana, que no podía llegar más allá del Dios único, con sus atributos de infinitud, eternidad, poder, sabiduría… pero siendo Uno (sin más) no habría lugar para el amor, que exige «otro».

12.- Y he aquí que Dios (que es Amor) crea seres susceptibles de «participar» en el Amor de Dios… si quieren. De gozar de la felicidad de Dios, si aman… de verdad. Esto es incomprensible, ya lo sé, como lo es el misterio de la libertad, como lo es la vida, pero es así.

13.- Y cuando llegó el momento, el Amor pasó de ser algo a ser alguien. El Amor se hizo Hombre y habitó entre nosotros. El fuego del Cielo bajó a la Tierra para que ya no se extinguiera hasta el fin del mundo. Dios entre nosotros no manifestó en grado eminente ninguno de los atributos con que los filósofos se complacen en adornarle: poder, majestad, sabiduría, infinitud… sino solamente los atributos del Amor, que son Pobreza, Humildad y Sacrificio. Y con esto venció al mundo.

14.- Porque el mundo, ¿Quién lo diría?, está vencido desde hace cerca de dos mil años. Aparentemente todo siguió igual en los tiempos mesiánicos y después. Pero sólo aparentemente, porque la «invasión» de Dios fue únicamente una invasión de Amor; de aquel Amor que todos anhelamos en el fondo de nuestro corazón.

15.- La corriente victoriosa del Amor de Dios que inundó la Tierra al estallar el Corazón de Cristo en aquel primer Viernes Santo, sigue ahí, presente en el corazón de los Santos, cómo una antorcha perenne que se van pasando unos a otros.

→OBRAS DE GUILLERMO ROVIROSA

16.- Desde que Jesús pronunció aquellas palabras: -Yo he vencido al mundo; la suerte está echada, y el desenlace es fatal.

Si Cristo es Dios, no podía ocurrir de otra manera, pues es impensable un Dios vencido por sus criaturas.

17.- Con nuestra pobre mentalidad lógica «humana» parecería «natural» que después de la victoria viniera la apoteosis universal y se terminara este asunto: ¿Para qué continuar? ¿Qué sentido tienen las tragedias, los crímenes y las luchas posteriores? Negando a Dios no tienen ningún sentido, y los existencialistas tienen toda la razón bajo su punto de vista. Tampoco ofrecen una explicación válida las religiones que no son «la» Religión.

18.- Para el cristianismo la explicación es ésta: En el mundo, desde Cristo, no hay más que dos «entes»: uno positivo, que es el Amor de Cristo, y otro negativo que engloba todo lo humano ausente del Amor de Cristo. Un ser y un no-ser. Una luz y una tiniebla. Un éxito y un fracaso. Una realidad y una apariencia. El drama glorioso y terrible del hombre estriba en la necesidad (si quiere ser «persona») de decidirse, de tomar posición, ante estos dos «entes». El amor de Cristo es la victoria y tras unas apariencias de fracaso; y el no-Amor de Cristo es el fracaso absoluto tras unas apariencias de victoria y de éxito.

19.- Haga lo que haga el hombre, todo es victoria de Cristo; nada escapa a su triunfo. Lo que se hace sin su Amor (y nada digamos de lo que se hace contra) fracasa inevitablemente, y confirma más y más al Gran Victorioso. Lo que se hace con su Amor, por ello mismo se injerta en la divinidad omnipotente.

20.- No hay ninguna incertidumbre en el destino histórico. No puede pasar nada más que lo que está pasando: Cristo Vencedor Absoluto.

21.- El drama del hombre está en tener que decidir libremente entre estos contradictorios: la victoria con aparente fracaso, y el fracaso con aparente victoria. Si la Victoria de Cristo se acompaña de victorias aparentes y el fracaso del no-Cristo se acompaña de fracasos aparentes, el juego carecería de todo interés. Verdaderamente sería un juego estúpido. Lo formidable, lo maravilloso, es esta aventura en la que el hombre se lo juega todo sin azar alguno; juega sobre seguro. La regla es categórica: el éxito aparente del no-Amor conduce al fracaso real, y el fracaso aparente del Amor conduce al éxito real.

22.- Ésta y no otra es la gran aventura del Hombre. Muchos quisieran hallar una solución intermedia, pensando que se podría arreglar con etiquetas, poniendo una etiqueta de Amor donde no lo hay y presentar el éxito aparente del no-Amor como el éxito real de la etiqueta «amor». Lo que se suele decir: -jugar a los dos paños. Pero todos somos testigos de que esto no vale. «El que no está conmigo, está contra Mi».

23.- Claro está que los fracasos aparentes (Calvarios) del Amor de Cristo no son más que esto: aparentes. O si se quiere: externos.

Interiormente, cada fracaso soportado por puro Amor de Cristo, lleva consigo una mayor plenitud de la unión con Él, que es la Paz. Por esto muchos temen el Sacrificio, porque no lo han paladeado nunca. Los que lo han gustado, en cambio (los Santos). ¡Cómo hablan de él!

24.- Dios paga siempre espléndidamente, dando realidades a cambio de apariencias. Con una apariencia de pan hay, en realidad, el mismo Cristo. Ésta es la regla.

25.- Es inútil, por consiguiente, discurrir y cavilar para buscar éxitos de verdad, por la sencilla razón de que los éxitos de verdad los acaparó Cristo, y se quedó con la exclusiva. Lo único que cuenta es el amarnos, Él pone su Gracia y los Sacramentos a la disposición de los que, creyendo en Él, renuncian a los éxitos y satisfacciones aparentes, se abrazan a la Cruz y le siguen en su marcha triunfal definitiva.

26.- Dos etapas bien precisas en el camino del Amor:

La primera, es creer en el Amor cómo fuerza Todopoderosa y cómo único elemento positivo universal. Mientras se cree en alguna otra fuerza aparente, cómo dinero, poder, influencia, «buena vida»… no hay «buena fe».

La segunda etapa, después de esta «conversión», es el bautismo, tomado tal como es: Y voy a dedicar algunas líneas a este Sacramento de Sacramentos porque es la pieza clave del Coop. In.

27.- Cada Bautismo es una nueva encarnación del Verbo de Dios, más maravillosa y sorprendente todavía que la que se realizó en el seno de la Virgen. Entonces Dios se sujetó a la naturaleza humana que Él había creado, haciéndose uno de nosotros, semejante en todo a todos, excepto en el pecado. En el Bautismo se va más allá, pues ya no es a la naturaleza humana que Dios se sujeta, sino a la naturaleza personal del bautizado. La persona de Jesús era la encarnación del Verbo y nadie más. En el bautizado encarna la Trinidad beatísima y se somete al neófito, sin coaccionar su libertad en lo más mínimo. Esto da vértigo, pero es así. Cada bautizado recibe no sólo los dones de Dios, sino al mismo Dios Trino y Uno. ¿Para qué se le da? Para que pueda realizar su libertad aceptándolos, o para qué pueda frustrar su libertad rehusándolos.

28.- ¡Admirable combinación, para que el hombre (que es lo negativo) pueda hacerse positivo, y entrar en la Gloria del Padre! Se trata de que la resistencia (negación) que el hombre es capaz de desarrollar frente a todo, cómo veíamos al empezar esta Capítulo, la aplique a negarse a sí mismo. A esta doble negación (dos negaciones afirman) Cristo responde siempre: ¡Heme aquí! Y he aquí que se continúa la vida de Cristo en los hombres y entre los hombres hasta la consumación de los siglos.

29.- Pero no basta que se haya hecho una vez este trato entre el bautizado y Cristo para que esta situación permanezca invariable, sino que hay que renovarla constantemente. En cada momento puedo afirmar mi negatividad (en vez de negarla) y … ya soy yo quien vive y no es Cristo quién vive en mí.

30.- Se suele presentar el Bautismo como contrato, y no seré yo quien lo niegue. Lo que quiero decir es que se trata de un contrato que no se parece a ningún otro, pues se trata de un contrato de Vida y de muerte. Cristo da la Vida Divina a cambio de la Muerte Mística del bautizado. Puede decirse que el bien bautizado es aquel que se ha suicidado místicamente.

31.- Así como el suicidio físico es lo más cobarde que pueda realizar el hombre, ya que la víctima no sólo está indefensa, sino que se ofrece voluntariamente, así el suicidio místico es lo más heroico, pues la víctima no llega a morir nunca, y tiene todas sus armas de defensa en todas partes; dentro, en la soberbia; encima, en la «carne»; y fuera, en el ambiente del «mundo». Sería inútil pretender matar primero estas tendencias para después poner en su lugar las tres raíces del Amor cristiano, que son Pobreza, Humildad y Sacrificio. Esto queda fuera de nuestras posibilidades. Únicamente disminuirá lo nuestro en la medida que vaya aumentando lo de Cristo. Toda la ascética cristiana consiste en esto.

32.- Para el bautizado consciente de todo su vivir (tanto en lo «pequeño» como en lo «grande») consiste en optar en ser fiel o ser traidor a su Bautismo. No hay situaciones neutras, o diferentes; cuando no se es fiel (cuando no se vive Cristo) se traiciona. Cuando se desprecia el Don de Dios, y se antepone lo mío a Cristo en mi.

33.- El Bautismo no es sólo una «ganga» que nos abre las puertas del Cielo y nos hace hijos de Dios, sino que es el eje y el punto de referencia de toda nuestra vida. El cristiano que quiere ser fiel a su Bautismo encontrará en esta fidelidad una plenitud que difícilmente encontrará en otras partes, si «olvida» el hecho más transcendental de su vida y de la Creación.

34.- El Amor de Dios se hizo presente en el mundo con el Verbo Encarnado, y sigue irrumpiendo en el mundo en cada bautizado que quiere ser fiel a su Bautismo. Amando con el Amor de Cristo que vive en él, cumpliendo el Mandamiento Nuevo. Y entrará de lleno en el Plan de Dios, que consiste en recapitularlo todo en Cristo. Por el Bautismo yo me injerto en Cristo, y si soy fiel los frutos no serán los amargos del tronco, o de los renuevos, sino los del injerto. Y «los otros» son Cristo para mí, para servirle en la medida en que ellos lo necesitan y que yo pueda.

35.- ¿Qué necesita el mundo, hoy?

Todos estamos conformes en que necesita pan, pues dos hombres de cada tres están subalimentados; todos también estamos conformes en que necesita paz, justicia, libertad, cultura… y todos nos andamos afanando (al menos con palabras) para mejorar «esto». ¡Cómo si «esto» tuviera mejora sin Cristo!

36.- Porque la victoria de Cristo es ésta, precisamente. Con él la Paz, sin Él la guerra en todas sus formas: caliente o fría, pequeña o grande, individual o colectiva… Con Él la Justicia y sin Él toda injusticia. Con Él la libertad, y sin Él todas las esclavitudes posibles, desde las más groseras a las más refinadas. Con Él el amor mutuo, y sin Él el asqueroso amor propio.

37.- ¡Ah! Sí sin Cristo se pudiera tener la abundancia para todos, la paz, la justicia, la libertad, la hermandad… ésta sería la gran prueba de que Cristo fue un impostor. ¿Qué falta nos haría? Ya nos podríamos arreglar sin Él… Esta ha sido la pretensión permanente: arreglar el mundo (grande o pequeño) con medios puramente naturales y de recta razón; y todavía son muchísimos (aún entre bautizados) los que se «emperran» en seguir por este camino, y se extrañan, ¡imbéciles! de que las cosas no les salgan bien. A los únicos que les salen bien es a los que han hecho profesión de contra-Cristo, que promueven discordias, desorden, hambre, injusticia, opresión… ¡Y todavía hay «cristianos» que piensan en tenderles la mano… porque yendo con estos «vencedores» de hoy podrán continuar los éxitos (?) de los cristianos que se aliaban con los vencedores de ayer. Imbéciles, imbéciles, imbéciles. ¡Ciegos que guían ciegos!

38.- Si no fuera por razones teológicas (que mientras son abstractas tienen poco «gancho») ahí está el panorama del mundo que clama, con dolores de parto, por la manifestación de los hijos de Dios. En este mundo, donde hay de todo, se padece una miseria infinita, porque se carece de lo único necesario, que es Cristo. Con Él todo se convierte en añadidura abundante; sin Él todo aumento de añadiduras trae consigo un aumento de miseria, de odio, de envidia, de rencor…

39.- Cristo es el vencedor único; tiene la exclusiva victoria, y no puede compartirla con nadie. Los sin-Cristo (aquí me parece que entramos muchos bautizados) y los contra-Cristo podemos engañarnos y alimentar nuestra soberbia con éxitos aparentes a corto plazo (no vamos más allá de la nariz), pero que uno tras otro se hunden en el fracaso definitivo. Porque la gran verdad, la única verdad, es que Cristo es Dios, y todas las demás verdades son consecuencia de ésta.

40.- ¿Y qué clase de Dios sería Cristo, si nos fuera posible sustraernos a su acción?

41.- El Coop. In. tiene ante sí dos caminos, y a mi entender aquí está todo el nudo de la cuestión:

1º.- Una «rabiosa» fidelidad al Bautismo personal, y darse al Coop. In. como exigencia bautismal hoy.

42.- 2º.- Pensar que el Coop. In. es un gran ideal; el gran ideal que buscábamos, capaz por sí solo de resolver los graves problemas de hoy. Admitiendo que el cristianismo de sacristía y de buena muerte puede servirle de adorno y cogerlo los buenos antes de que lo cojan los malos.

43.- Esto segundo es catastrófico. Maldigo los esfuerzos que he hecho si condujeran a esta conclusión, ya que habría llevado un bloque más a la pirámide inmensa de la traición humana a su destino cristificador integral.

44.- Los de este segundo camino (que los habrá, desgraciadamente) pensarán enseguida en organizarse. en ponerse insignias para que se vea de lejos que ellos son «los buenos» y tratarán de «convertir a los malos». ¡Miseria de miserias! ¿Es que «esto» no ha fracasado bastante para que no se piense seriamente en desecharlo y tomar de una vez partido descarado por el Amor del Mandamiento Nuevo?

45.- Buscarán sistemas, combinaciones, fórmulas, trucos… para tener éxito, olvidando que Cristo no necesita éxitos porque ya lo tiene, y absoluto. Lo único que Cristo nos pide, casi mendigándolo, es Amor en sus tres dimensiones de Pobreza, Humildad y Sacrificio. Y no hay quien se lo dé.

46.- Lo importante en el Coop. In. es el espíritu. Es natural que aparezcan organizaciones donde hagan falta, cómo se indicaba para las Empresas Productoras, por ejemplo. Pero siempre serán para ordenar una realización, y no un «espíritu». El Espíritu de Amor solamente se ordena con Amor y más Amor, sacándolo de donde está: de nuestra cristificación bautismal, renovada permanentemente en la Eucaristía.

47.- Las dificultades que se señalaban en el Capítulo anterior son auténticas dificultades para los que no creen que Jesucristo es Dios; o que no lo acaban de creer del todo. Quiero decir: los que lo confiesan con los labios pero viven como todos, en perfecto olvido de su muerte mística bautismal. ¡Ojalá todos estos se asusten ante las dificultades expuestas, y se dediquen a cosas fáciles y rentables!

48.- Al cristiano de Cristo le tienen sin cuidado los éxitos y los fracasos; si son consecuencia del Amor son éxitos. Sólo el Amor, con sus tres dimensiones cuenta.

49.- El Espíritu del Coop. In. no desecha la asistencia a los menesterosos. ¡Dios nos libre! Pero le cambia el sentido. A los menesterosos los asisten personas, entidades y Estados que no se confiesan cristianos sino simplemente humanitarios. Pero el cristiano menesteroso es el mismo Cristo, y ( cómo siempre) la apariencia es lo contrario de la realidad, para asistirlo se pone a sus pies. Pero esto, con ser muy importante, no es lo principal para el cristiano, ni es esto el testimonio que nos pide el mundo, sin saberlo.

50.- El testimonio que espera Dios, que esperan los ángeles, y que esperan los hombres es el espectáculo de unos bautizados que se aman los unos a los otros como Cristo nos amó. En estado de necesidad, o sin ella. Estando enfermos y estando sanos. En el dolor y en la alegría. Trabajando y holgando. Mientras nuestra «caridad» sólo tenga en cuenta la miseria extrema, viviremos en la miseria extrema. Para mí tiene un significado maravilloso el hecho de que el primer milagro público de Jesús (y de la Virgen) no fue para socorrer ninguna necesidad, sino un puro obsequio en una fiesta de amigos. La delicadeza y la finura del Amor cristiano está ahí: en el obsequio que se hace a Cristo en «el otro». Los «gentiles» también socorren necesidades extremas por humanitarismo; y se hacen regalos unos a otros, esperando favores o recibir también regalos; pero el cristiano ve en el obsequio no el dar algo a Fulano, sino el devolver algo a Cristo, con el que siempre estaremos en deuda.

51.- Entre los cristianos de hoy que vivimos en las mismas poblaciones, no hay más comunidad (¡y cuán precaria!) que la de la piedad externa en lo que está mandado. Lo demás (que es casi todo) cómo todo el mundo. Son muchos, afortunadamente, los que lamentan esto, y se preguntan: -¿Qué se puede hacer, si hay que vivir, y vivir entre todos? Cristo clama atronadoramente la respuesta desde hace veinte siglos, y no la oye nadie, más que los Santos: -Amaos los unos a los otros, como Yo os he amado.

52.- El Coop. In. no puede ni quiere ser más que un esfuerzo para actualizar hoy el Mandamiento Nuevo de Cristo. Un camino de Amor que viene del Amor y va al Amor.

53.- Lo maravilloso es que para implantar el Coop. In. no hace falta ni dinero, ni poder, ni influencia, ni siquiera cultura, y puede emprenderse lo mismo bajo una dictadura que con una democracia; en la gran ciudad como en la aldea. Nadie podrá decir (con verdad) a Cristo en el Juicio Postrero que quiso seguirlo, pero que las circunstancias se lo impidieron. Si Jesucristo nos pidiera que hiciéramos esto y lo otro; pero Él nos manda únicamente Amar… Y a ver quién me expone una situación posible en la que el Amor del Mandamiento Nuevo no sea posible…

54.- Todas estas páginas (que ya están terminando) han querido poner de manifiesto que Cristo es la solución, y la única solución. No con razonamientos, sino con evidencias. Y concretándolo, por esta vez, en el terreno económico, que a muchos les parece el más difícil de empalmar la con la Teología.

55.- La solución es clara y es segura… Tanto más clara y tanto más segura cuánto mayor sea la fidelidad al propio bautismo. Ahí está la liberación de todos los oprimidos (que quieren liberarse) de sus cadenas: cadenas de hierro para los esclavizados por los otros y cadenas de oro (mucho más pesadas, pues el oro es más denso que el hierro) para los esclavizados por las propias pasiones. En realidad todos arrastramos ambas cadenas; lo que pasa es que unas son más aparentes que otras.

56.-Ahí está la libertad por la que tanto se suspira y se lucha inútilmente. Ahí está la Justicia de los justos. Y esto no es solamente un privilegio para algunos «predestinados», sino que es para todos los que quieren… con buena voluntad.

57.- Todos buscamos lo práctico, lo «funcional», lo utilitario. Pues bien, no tengo ningún reparo en afirmar que lo más práctico que hay para el hombre es una buena teoría. Y si no, que me contradigan esta especie de semidioses que son los técnicos y los investigadores.

58.- He intentado una teoría cristiana de la Economía, conociendo de antemano mis limitaciones para que saliera una buena teoría. De rodillas, y por el Amor de Cristo pido al que ha leído estas páginas que no vea en ellas más que un gran deseo del que las ha escrito, con la angustia de su propia limitación por una parte, y de su torpeza por expresar lo que piensa por otra. Por ello merezco todos los improperios que quieren lanzarme, y que estoy abrumado, y dudo más todavía que sirvan para algo.

59.- En cambio, los que me compadezcan y compartan algo mi angustia solitaria, harán una buena obra no maltratándome, y sí tratando de suplir mis deficiencias con su aportación, enmendando los errores debidos a mi ignorancia, y sacando todo el partido posible de los posibles aciertos. Claro está que me refiero a lo mío, lo que yo haya puesto de mi cosecha, porque el Mandamiento Nuevo de Cristo no hay quién lo toque.

60.- Termino con una doble sensación: Por una parte seguridad absoluta de que Cristo es TODO, y el resto NADA. Por otra parte, inseguridad absoluta de que esto lo haya podido traducir en letras, y resulte inteligible la aplicación que yo veo en el Coop. In.

61.- Espero, cómo Don de Dios, las cartas de los lectores. Con lo que quieran; tanto si me mandan palos, cómo si me mandan puntales. Un buen palo también puede ser un puntal excelente. Yo las besaré a todas por igual.

62.- Quizá haya quienes, con una carta, manden su deseo y su decisión de tomarlo en serio. Estos serán los que hacen falta para que este esbozo pueda convertirse en un libro.

Después, ¡Dios dirá!

Guillermo Rovirosa en COOPIN (Cap XII)