¿Por qué ciertas organizaciones privadas, vinculadas a grandes empresas multinacionales, controlan y gestionan desde hace décadas la salud a nivel planetario en cuestiones relacionadas con epidemias emergentes y nuevas vacunas?
La razón de ello es porque que la ideología de la salud es, probablemente, la más potente para implementar todo un modelo antropológico, ético y político de explotación y dominación. La salud es el mejor Caballo de Troya.[1]
Todo el mundo está dispuesto a aceptar cambios en su vida de manera más sencilla si piensa que eso es algo bueno. Creemos que la salud se ha convertido en una ideología que tiene un poder de persuasión enorme para cambiar formas de vivir y de pensar.
Una de las formas mejores de conocer a una sociedad es como cuida su salud personal y colectiva. Y no es lo mismo optar por un modelo biologicista, materialista y utilitarista que por otro modelo más humano por ser más solidario con los más débiles o vulnerables.
La salud es la ventana por donde se implementan un montón de iniciativas políticas y legales que transforman silenciosamente nuestras vidas y pensamientos sin que nos demos cuenta porque como se dice popularmente «la salud es lo más importante».
Las bioideologías y la bioideología de la salud.
La experiencia nazi[2] representa, en gran parte, la culminación del biopoder. Nuestra actual cultura política ha recibido mucho de ella aunque cueste reconocerlo. Michel Shooyans[3] afirma que la escasa repercusión que tuvo la conmemoración de los 50 y 60 años de los juicios de Nurenberg pone de manifiesto que hay mucho interés en las oligarquías mundiales en que no se establezcan comparaciones entre el presente y la época nazi. Nos quedaríamos asombrados y escandalizados de ver estas semejanzas[4]. De hecho hay autores[5] que afirman que el régimen nazi es el paradigma de un nuevo progresismo postmoderno basado en la biología: la Alemania nazi era un régimen apoyado en una política socialmente eugenésica y eutanásica.
Algunos ejemplos significativos nos ayudan mejor a entenderlo. Primero, la gran semejanza que hay entre el llamado espacio vital, que querían conquistar los nazis al este de Alemania, y la defensa actual del medio ambiente. Entonces los eslavos sobraban como personas, ahora sobran los empobrecidos del Tercer Mundo. Otro ejemplo sería la economía de guerra que implantó Alemania muy parecida a los mecanismos actuales de expolio a los pueblos empobrecidos. Otro ejemplo también sería el aborto selectivo de los no arios entonces y las campañas actuales de esterilización en países pobres. Y en ultimo lugar se podrían señalar un montón de medidas sociales que implementaron los nazis en Alemania como: el seguro obligatorio de coche, las vacaciones pagadas, los restaurantes para trabajadores en las empresas… Claro, todo a costa de los que eran apartados de la existencia como seres humanos.
Sin duda, la técnica fue un elemento muy importante, pero a diferencia de las ideologías mecanicistas (liberalismo clásico y marxismo), las bioideologías son mucho más flexibles, erráticas, indeterministas, diversas, complejas y oportunistas. Es cierto que tanto las ideologías como las bioideologías comparten la obsesión mítica por el hombre nuevo. Hanna Arendt afirmaba, antes de aparecer las bioideologías, que lo que persiguen por encima de todo los totalitarismos no es la transformación del mundo exterior o la trasmutación revolucionaria de la sociedad, sino la transformación de la naturaleza del ser humano. Son obra de oligarquías que persiguen el poder para realizar sus sueños.
Pero tanto las ideologías como las bioideologías tienen en común que persiguen el poder para hacer el hombre que debe ser. Son moralismos que implican, decía Clyde Lewis, el poder de algunos hombres para hacer con otros hombres lo que les place.
El enemigo ahora es la propia naturaleza humana, que las bioideologías pretenden cambiar, pareciendo, solo pareciendo, más pacíficas. Las bioideologías ya no buscan una justificación altruista, sino que postulan la transformación del ser humano como una exigencia de su verdadera naturaleza[6].
La con-vivencia debe ser sustituida por la co-existencia con una obsesión por liberarse de lo humano. Del bios racional al zóe irracional[7]. La biología vence a la física y el nacionalsocialismo[8], en su trasmutación neocapitalista pos II Guerra Mundial, vence al marxismo[9].
Los derechos humanos se interpretan ahora desde el punto de vista de la biopolítica, es decir, no se trata de personas con derechos y deberes, sino de individuos definidos como seres vivientes[10]. Las bioideologías dan por supuesta la muerte definitiva del sujeto. Para ellas, todo es material biológico. De momento, no se plantean la consecución del poder político en sí mismo para transformar la sociedad globalmente, sino más bien la construcción a la carta de la identidad humana. Sus medios preferidos son la reivindicación de «derechos», la ingeniería educativa, la propaganda apoyada en la ingeniería médica y genética[11]. Hoy la lucha se ha trasladado de la economía a la cultura (antropología) aunque todavía nuestras estructuras mentales no lo hayan aceptado.
Diferencias entre ideologías y bioideologías
La primera diferencia estriba en que las bioideologías consideran probado «científicamente» la inexistencia de la naturaleza humana constante y universal. Por tanto, esta es modificable.
La segunda es, que mientras las ideologías universalizan una visión parcial de la realidad, que en parte es verdadera, las bioideologías presentan como importante y verdadera una particularidad biológica sin perjuicio de otras particularidades. En esto consiste su pluralismo[12]. Es un pluralismo que tiende a la fragmentación impidiendo una cosmovisión unitaria de la realidad y facilitando su penetración totalitaria.
La tercera es que, aunque comparten una aversión por las religiones tradicionales porque dicen que son anticientíficas[13], las bioideologías tienen una tendencia a aceptar aquellas cosmovisiones religiosas que puedan adaptarse a sus fines. La oposición más fuerte es al catolicismo, ya que este desdiviniza lo que ellas suelen divinizar y viceversa. Las bioideologías se convierten a sí mismas en religiones de lo político.
En cuarto lugar, las bioideologías son más ambiguas e inconsistentes que las ideologías. Las primeras dicen que buscan un mundo mejor y feliz, las segundas buscaban una sociedad perfecta.
En quinto lugar, el capitalismo no es el enemigo a batir, sino una fuente de recursos a explotar. De hecho podríamos decir que las bioideologías son un diseño del hipercapitalismo[14].
Por último, las ideologías mecanicistas utilizan la ingeniería social para realizar los experimentos sociales, sin embargo las bioideologías se apoyan retóricamente en técnicas relacionadas con la biología y en la ingeniería biológica que remodela la vida del ser humano. Es decir, las ideologías esperan cambiar al hombre indirectamente, transformando los mecanismos o estructuras sociales; las otras aspiran a transformar directamente la naturaleza humana y, secundariamente, las estructuras institucionales; estas últimas se transforman si cambia el ser humano.
¿Cuáles son las principales bioideologías?
Aunque su apariencia es muy progresista son tremendamente reaccionarias. Son ideologías que nacen y sirven para mantener el estatus político y económico de una minoría de la humanidad mientras la inmensa mayoría sufre las consecuencias de una organización injusta de la sociedad.
Hay tres bioideologías que tendrían un carácter más totalizador. Estas serían el Ecologismo[15] la Ideología de Género y la Ideología de la Salud[16].
El Ecologismo es una doctrina, casi fundamentalista, que se está utilizando para divinizar a la diosa Tierra en contra de una numerosa y depredadora humanidad. Si bien es cierto que existe un deterioro ambiental provocado por los niveles de producción y consumo de los países industrializados, también es cierto que se está empleando actualmente como argumento para el control demográfico -sin citarlo- de los pueblos empobrecidos del Tercer Mundo y sin cuestionar las bases económicas de un sistema globalizado de expolio. El malthusianismo moderno se disfraza de ecologismo[17]. Cuando la engañifa de la “bomba demográfica” no cuela nos quieren vender la falacia del “desarrollo sostenible”. Sin embargo, lo más importante, al margen de consideraciones geoestratégicas, es que la divinización de la diosa Tierra sirve para rebajar el estatus ontológico del hombre justificando su control biológico como especie. Todo esto está apoyado por un cientifismo[18] muy difundido mediáticamente. Objetivamente, el ecologismo sirve para identificar el interés de la humanidad con los de una oligarquía muy poderosa. Paradójicamente, esta bioideología es de una gran aceptación porque nadie puede negar lo bondadoso de cuidar y administrar el medioambiente, de ahí que sea una de las más eficaces en el objetivo de abolir lo esencialmente humano. Por ejemplo, un buen número de organizaciones católicas han aceptado el juego medioambiental de los Objetivos del Milenio y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas en donde se camuflan estrategias de control poblacional[19].
La Ideología de Género presenta como aspecto biológico sustantivo la naturaleza mutable de la sexualidad humana y por tanto la diferenciación entre sexo y género.
Es una bioideología que defiende que las diferencias entre el hombre y la mujer no corresponden a una naturaleza fija, sino que son unas construcciones meramente culturales y convencionales, hechas según los roles y estereotipos que cada sociedad asigna a los sexos.
¿Por qué hay tanto interés en promocionar la Ideología de Género desde los ámbitos del poder neocapitalista? Porque el neocapitalismo desea romper todas las estructuras solidarias que protegen al ser humano. La primera y primordial estructura solidaria del ser humano es su sexualidad hecha para la vida. Por eso, se busca una sexualidad artificial y esencialmente estéril.
Manipulada y alienada la sexualidad humana, el siguiente paso se deriva automáticamente: el matrimonio entre el hombre y la mujer, y la familia fundada en él, deben ser desprestigiados hasta hacerlos socialmente irrelevantes. Estas instituciones clave es donde el ser humano es amado por sí mismo y en donde aprende a amar, a compartir, a vivir la solidaridad. Por ello, una sexualidad adecuada es siempre una fuente de resistencia al utilitarismo, al materialismo, al hedonismo y al individualismo, es decir, al neocapitalismo y a su intrínseco carácter totalitario. La sexualidad humana tiene inscrito un mensaje moral: está abierta al don de la vida y al amor[20]. La separación entre sexualidad[21], maternidad/paternidad y matrimonio es de las agresiones más profundas al ser humano tanto en el plano personal como político. Toda la estrategia de los derechos sexuales y reproductivos (ODS) se basa esta Ideología de Género.
La Ideología de la Salud[22], es también totalizante, puesto que busca la salvación del mundo a través de la prolongación indeterminada de la vida promocionando un concepto de salud al margen de consideraciones morales, materialista, hedonista e individualista. Un concepto alienante que es un auténtico negocio, mientras la mayoría de los enfermos del mundo mueren por carecer de unos medios básicos de salud. Este paradigma de salud es una autentica cultura de la muerte en la que se sacrifican millones de seres humanos[23] para que otros vivan. La llamada calidad de vida es un concepto realmente perverso que puede llegar a justificar casi cualquier cosa. Mientras la obesidad crece en los países enriquecidos, cada día mueren 100.000 personas de hambre. Mientras se investigan enfermedades rentables para hacerlas crónicas y perpetuar el negocio, hay millones de niños que morirán por una simple diarrea provocada por el agua sucia. La «salud» es lo más importante, más que la vida de otro ser humano. Además con este concepto psicopatológico de la salud, el miedo se hace mucho más eficaz como arma política. De esto tuvimos una experiencia con el asunto de la pandemia de la gripe A[24]. Con la complicidad de gobiernos y organismos internacionales, no sólo un par de multinacionales se han enriquecido, sino que ha quedado demostrado que se puede engañar a casi 7.000 millones de seres humanos y que no pase nada. ¿Se puede pedir mejor ensayo biopolítico? Tal vez estamos asistiendo con la crisis del covid-19 al estreno definitivo de esta estrategia.
Este modelo de salud será capaz de invertir en las tecnologías más sofisticadas y en los medicamentos más avanzados intentando lograr la inmortalidad y la eterna juventud (transhumanismo) de una minoría privilegiada. Sin embargo, y sin ninguna contradicción insalvable, esta ideología asesinará al niño en el vientre de la madre simplemente por salud mental. De hecho el embarazo, o sea el niño, se vive o como un problema de salud o como un derecho que hay que satisfacer. También podríamos incluir en esta bioideología todas las formas de fecundación artificial, toda la manipulación y destrucción de embriones para fines “terapéuticos”, etc. Todo un elenco de nuevas tecnologías de la salud no terapéuticas y terapéuticas que suponen un atentado a la dignidad de la persona humana.
Otro aspecto muy importante de la bioideología de la salud es la psicologización de la vida. Neurosis, depresiones, nuevas enfermedades psicosociales buscan salida en multitud de terapias psicológicas, de autoayuda, o en la llana medicalización, etc. La dimensión espiritual del hombre se reduce a psicología o farmacología. Esta tendencia conecta muy bien con las espiritualidades orientales y con la gnosis en detrimento de otras espiritualidades que cuestionan el estatus del actual orden político mundial.
En resumen, la salud es un Caballo de Troya por el cual se legitiman muchas injusticias. Las políticas y las infraestructuras de salud son todas de doble uso. La infraestructura humana y material que se utiliza para sanar también se puede utilizar para matar.
Carlos Llarandi y Alberto Mangas
(Fin parte V)
Leer otros artículos de la Serie
[1] Cf. El poder de la bio-ideología en la salud
[2] El modelo de bioideología es el nacionalsocialismo y no el marxismo que corresponde a tipo de ideología mecanicista. Aunque gran parte de la retórica de las bioideologías es de impronta marxista
[3] Shooyans, Michel. El Evangelio contra el desorden mundial. Ediciones Voz de los sin Voz. Madrid.2009, 71.
[4] Götz Aly. La utopía nazi. Cómo Hitler compró a los alemanes. Ed. Crítica. 2006. este libro causó toda una conmoción en Alemania. Uno queda asombrado de las semejanzas que hay entre el régimen nazi y la sociedad neocapitalista actual.
[5] Cf. Negro, Dalmacio. El mito del hombre nuevo. Encuentro. Madrid. 2009
[6] Cf. Vicente Serrano. La herida de Spinoza. Felicidad y política en la vida posmoderna. Ed. Anagrama. Barcelona.2011, 127-160
[7] Habría que llamarlas más propiamente zooideologías.
[8] La actual cultura y organización política del actual neocapitalismo es herencia del nacionalsocialismo. Algunos autores, creo que con razón, afirman que los nazis perdieron la guerra pero ganaron la paz.
[9] El error de Marx no consiste sólo en no haber ideado los ordenamientos necesarios para el nuevo mundo; en éste, en efecto, ya no habría necesidad de ellos. Que no diga nada de eso es una consecuencia lógica de su planteamiento. Su error está más al fondo. Ha olvidado que el hombre es siempre hombre. Ha olvidado al hombre y ha olvidado su libertad. Ha olvidado que la libertad es siempre libertad, incluso para el mal. Creyó que, una vez solucionada la economía, todo quedaría solucionado. Su verdadero error es el materialismo: en efecto, el hombre no es sólo el producto de condiciones económicas y no es posible curarlo sólo desde fuera, creando condiciones económicas favorables. Benedicto XVI. Spe Salvi. nº 21.
[10] Derechos reproductivos por ejemplo.
[11] Algunos están obsesionados con identificarlas con un neomarxismo. El economicismo marxista es obsoleto. Esto no significa, ni mucho menos que las bioidelogías hayan renunciado a lo económico, pero no es algo primario en su estrategia.
[12] Las biodideologías son convergentes en el sentido de que todas, de alguna manera, han atentado contra la esencia del hombre.
[13] La biodielogías son un modelo anticientífico. Lo suyo es el cientifismo, es decir, una falsificación de la ciencia para adaptarla a sus intereses.
[14] Neocapitalismo, imperialismo transnacional,…
[15] No vamos a analizar en este trabajo como se ha organizado a nivel planetario la difusión de una mentalidad ecologista al servicio del neocapitalismo actual. Toda la teoría de sustentabilidad está conectada con el control de población, etc . Ver informes de Lancet Commissions
[16] Se puede afirmar que actualmente todas las Bioideologías, dentro de su pluralismo, tienden a converger hacia lo que de denomina la corriente transhumanista/posthumanista. Cf. Albert Cortina y Miguel Ángel Serra (coor). ¿Humanos o posthumanos? Singularidad tecnológica y mejoramiento humano. Ed. Fragmenta Editorial. Barcelona 2015.
[17] Todos los informes que desde años hablaban de explosión demográfica han sido revisados a la baja y los actuales informes hablan de un envejecimiento de la población mundial durante el siglo XXI.
[18] Destacar la campaña mundial contra el calentamiento global que no es otra cosa que una estrategia mundial para plantear el control demográfico de los más pobres e implantar toda una gama de tecnologías anticonceptivas a nivel planetario.
[19] Un poco de orden ha puesto el Papa Francisco con su encíclica Laudato si´ al relacionar la ecología integral ( Ecología humana) con la antropología adecuada.
[20] Cf. Pablo VI. Humanae vitae.9ss
[21] Significados unitivos y procretivo del acto conyugal
[22] Esta ideología ocupaba un lugar prominente en la cosmovisión nacional socialista.
[23] Miles de embriones son sacrificados para «curar enfermedades» Nature