El Papa Francisco, el pasado 12 de diciembre de 2013, denunció que se habla de millones de víctimas de trabajo forzoso, de trata de personas con fines de explotación laboral y sexual y exclamó: «Esto no puede continuar: es una grave violación de los derechos humanos de las víctimas y una afrenta a su dignidad, además de una derrota para la comunidad mundial».