Pier Paolo Passolini se opuso a la legalización del aborto, no por motivos religiosos, sino por su intuición, muy acertada, de que dicha medida relativizaría el carácter sagrado de la vida humana, sometiendo la definición de lo humano a convenciones culturales, cuando, precisamente, el gran logro de la civilización europea —según Passolini, una civilización paradójicamente campesina— había consistido en liberar a lo humano de las constricciones de la cultura, situándolo en el origen de ésta.
En sus Escritos corsarios Passolini es contundente a la vez que sorprendente: “Estoy traumatizado con la legalización del aborto porque, como muchos, la considero como una legalización del homicidio. En sueños, y en el comportamiento de todos los días -como les pasa a todos los hombres- vivo mi feliz inmersión en las aguas maternas: sé que existía allí…”.”La falsa liberación del bienestar ha creado una situación igual y quizá más insana que en tiempos de la pobreza”.
“El contexto en que hay que considerar el problema del aborto es mucho más amplio y va mucho más allá de la ideología de los partidos… El contexto en el que hay que integrar el aborto es precisamente el ecológico: la tragedia demográfica es la que, en un horizonte ecológico, se presenta como la más grave amenaza para la supervivencia de la humanidad… Los convencionalismos y los periodistas imbéciles siguen enterneciéndose con la ´parejita´ -como abominablemente la llaman-, sin darse cuenta de que se trata de un pequeño pacto criminal… antes todo hijo que nacía era bendito por ser garantía de vida; por el contrario, todo hijo que nace hoy es una contribución a la autodestrucción de la humanidad y por lo tanto es maldito… un nuevo poder falsamente tolerante… ha relanzado a gran escala a la pareja, otorgándole todos los privilegios y derechos por su conformismo. Pero a dicho poder no le interesa una pareja creadora de prole (proletaria) sino una pareja consumidora (pequeño-burguesa)… No me consta que los abortistas, en relación con el problema del aborto, hayan puesto en discusión todo esto (…) Los extremistas a ultranza del aborto… hablan del aborto como refiriéndose a una tragedia femenina, en la que la mujer está sola con su terrible problema, como si en ese momento el mundo la hubiera abandonado. Comprendo. Pero podría añadirse que cuando la mujer estaba en la cama no estaba sola…”
“Para el varón el aborto ha adquirido un significado simbólico de liberación… Viene a ser un bellísimo y gratificante regalo… De ahí todo ese odio contra el que recuerde que un embarazo no deseado puede ser, si no culpable, al menos culposo… ¿Qué permite la sociedad ´tolerante´? Permite la proliferación de la pareja heterosexual… en función del hedonismo consumista… lo que acentúa hasta el límite extremo el momento social del coito. Imponiendo además su obligación: el que no está emparejado no es un hombre moderno… Impone también una precocidad neurotizante. Niños y niñas apenas en la pubertad… tienen una experiencia del sexo que les quita toda tensión en el mismo campo sexual y toda capacidad, en el resto de los campos, de sublimación… Como pollitos de criadero… han absorbido en seguida la nueva ideología irreligiosa y antisentimental del poder: tal es la fuerza de atracción y de convicción de la nueva calidad de vida que promete el poder… Como pollitos de criadero, … han aceptado por ende el nuevo carácter sagrado de la mercancía y de su consumo… (…). Decir que la vida no es sagrada, y que el sentimiento es estúpido, es hacerles un inmenso favor a los productores“.
¿Cuál era su propuesta? “El fondo de mi enseñanza consistirá en convencerte de no temer lo sagrado y los sentimientos, de los que el laicismo consumista ha privado a los hombres, transformándolos en feos y estúpidos robots, adoradores de fetiches“ ”Debido a mi sentimiento profundo de hierofanía, del carácter sagrado de todas las cosas –una cierta visión gnóstica que tengo del mundo- me repugna ver destruido el orden principal de la vida“.
Autor: Javier Alonso