Ha pasado casi inadvertido el 25 aniversario de la publicación de la encíclica Veritatis Splendor de S. Juan Pablo II el pasado 6 de agosto.
Estamos ante uno de los textos más luminosos de las últimas décadas, fundamentalmente por estas razones:Veritatis Splendor evidencia que la crisis civilizacional que atravesamos se debe, fundamentalmente, no solo al eclipse antropológico sino a la configuración de un nuevo tipo de persona signada por un rabioso individualismo relativista y disgregante que nos ofrece como única alternativa la soledad.
En la misma medida que las personas bracean solas, incomunicadas y perdidas en el mar de las redes sociales y algoritmos, el poder se convierte en el único aglutinante y portador de sentido. Cuando se niegan las verdades absolutas, triunfa el totalitarismo; esto explica que estemos en el mundo probablemente más totalitario de la historia. Y, sobre todo, en el que menos oposición hay a la tiranía porque nos hemos convertido al individualismo salvaje que prácticamente imposibilita la lucha solidaria.
Para llegar a esta trágica situación ha sido necesario provocar el divorcio entre fe y razón, entre fe y vida, cayendo en dos reduccionismos: o bien el de convertir la fe en mero sentimiento o teoría abstracta sin vínculo con la construcción del Reino, con la Justicia y la Solidaridad. O bien el reduccionismo del activismo voluntarista sin la guía de la fe y la razón.
Ante esta nueva, radical y globalizante deconstrucción antropológica, Veritatis Splendor es una contundente proclama de esperanza con una ruta bien trazada y argumentada. Esperanza en todas y cada una de las personas. Porque en todos nosotros hay un poderoso destello de lo bueno, bello y verdadero. Porque en nosotros habita El Bueno, El Bello y El Verdadero. La Iglesia es de las pocas instituciones que siguen apostando por la capacidad humana para encontrar y vivir en la verdad. Es casi la única realidad humanista que nos queda.
Es posible la esperanza porque la Iglesia declara la incompatibilidad de ciertas orientaciones del pensamiento teológico, y de algunas afirmaciones filosóficas, con la verdad revelada. Este acceso a la verdad revelada no es solamente personal, sino también comunitario, social y político. Esto significa que frente a los nacionalismos y luchas identitarias disolventes de la Solidaridad, sí podemos construir proyectos comunes solidarios.
Veritatis Splendor es también una de las principales luces para entender lo que está ocurriendo con los gravísimos escándalos de pederastia y de lobbys gays en la propia Iglesia. Dichas depravaciones son, entre otras cosas, un reflejo del relativismo y de la moral de situación.
Editorial revista Id y Evangelizad nº 111.
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