Revista Autogestión: «Con el 10% del gasto militar mundial se podría erradicar el hambre»

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El gasto militar mundial tocó máximos desde la Guerra Fría en 2018, impulsado por el acelerón en los presupuestos de defensa de Estados Unidos y China. Los desembolsos militares globales subieron un 2,6% el año pasado hasta 1,82 billones de dólares (1,63 billones de euros), según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI).

Los intereses geopolíticos y económicos de Rusia, China, India, EEUU, Israel, Arabia Saudí y UE impulsan el negocio de la venta de armas. La escalada de la tensión con Irán e Israel, la guerra permanente en Sudán, Yemen o Centroáfrica, o la pugna por el pacífico o el mar de China, contribuyen a engrosar los beneficios de esta industria. Todo tipo de armamento, desde material antidisturbios hasta la tecnología de doble uso, intervienen en el entramado de este comercio.

España no es ajena a esta situación, participando todavía en 2018, en la modernización de los carros de combate del Ejército de Venezuela pese al embargo de armamento decretado por la UE. El gobierno del PSOE se justificó con la fecha anterior del contrato.
Otra variante de este perverso negocio son las armas cortas y los fusiles. Este tipo de armas se usan más que los juguetes o los libros en muchas zonas del globo. En Iberoamérica se registran más de 76.000 muertes anuales por el uso de armas de fuego. En el caso de Venezuela, la tasa de homicidios es de 90 por cada 100.000 habitantes. De los 6 países donde se producen la mitad de las muertes por arma de fuego en el mundo, 5 son iberoamericanos.


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Las armas de fuego aparecen también en los miles de suicidios provocados por la sociedad de las soledades (solo 21.000 al año en EEUU)… La cultura de muerte y del descarte, convida a este jinete del apocalipsis del mundo de hoy, a este encuentro contra la vida…
Pero si queremos ver el bosque (no solo los árboles), hemos de considerar las graves consecuencias de las ciber-armas usadas para generar confusión y caos en las poblaciones.

Están favorecidas por el desarrollo de la inteligencia artificial, en la frenética carrera entre las grandes potencias. Esto influye directamente en el espionaje, en la violación de elecciones y comicios, en el control de poblaciones, incluida la propia operativa militar… Véase sino la derivada del control de la tecnología 5G y el caso de Huawei.
Ante esta situación la ONU se encuentra de brazo cruzados, ya que el 80% de las armas vendidas y compradas en el mundo proceden de los países pertenecientes al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Los principales actores de estos atentados contra la vida, no conformes con tamaño negocio, son artífices también de una cultura de la violencia, de los “juegos de guerra” entre los jóvenes. Y hasta han abierto en Europa el debate sobre el derecho a portar armas para defenderse. Algo que la mentalidad calvinista y puritana de la segunda enmienda norteamericana sigue consintiendo en EEUU a pesar de las nefastas consecuencias que viene teniendo.

Se ha terminado implantado una economía de guerra donde los principales protagonistas y beneficiados son la industria de armamento, las instituciones financieras y los gobiernos.
Hemos de seguir denunciando la venta de armas, los negocios de la “banca armada”, así como las mentiras de los políticos autoproclamados de izquierdas, que favorecen con sus contradicciones esta “guerra mundial por partes” Hemos de poner nuestras manos, nuestra cabeza y nuestro corazón en la promoción de una auténtica cultura de la vida, que necesariamente debe ser solidaria con los últimos de la tierra.

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