Samia Yusuf Omar, abanderada de Somalia, muere en una patera tratando de llegar a Italia

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El Mediterráneo se tragó sus sueños. La atleta Sama Yusuf, abanderada de Somalia en Pekín 2008, perdió la vida durante una travesía en patera entre Libia e Italia, adonde quería llegar para seguir su carrera deportiva.

La somalí Samia Yusuf Omar había conmovido al mundo con su carrera en los 200 metros en los Juegos Olímpicos de Pekín, donde llegó última, pero demostró el verdadero espíritu olímpico, pero no pudo repetir su participación en Londres pues murió en el intento de llegar en una patera a las costas italianas.

No acumulaba grandes records, ni tenía medallas que avalaran su esfuerzo y nunca consiguió un contrato publicitario multimillonario con una empresa de artículos deportivos, pero la somalí Samia Yusuf Omar se convirtió en una de las imágenes del olimpismo internacional cuando en los Juegos de Pekín 2008 logró medirse a las mejores del mundo en una carrera de los 200 metros lisos que la africana terminó diez segundos después que sus compañeras, superando su marca personal y con la victoria de haber llegado a la alta competición desde uno de los países más empobrecidos del planeta.

Hija de una vendedora de frutas y huérfana de un padre muerto en el conflicto somalí, al fin, en 2008 y con sólo 17 años, cumplió su sueño. Recibió una invitación del COI para correr los 200 metros lisos en los Juegos Olímpicos de Pekín. Incluso fue la abanderada de su país en la ceremonia inaugural de aquellos Juegos.

Mustafa Abdelaziz, entrenador de la que fuera campeona de África de los 100 metros y abanderada de su país en 2008, ha informado de que para pagar el pasaje desde Libia que costó la vida de la joven atleta, la madre de Samia llegó a vender un pequeño terreno. Abdelaziz comentó también que los cercanos a la deportista conocieron la noticia cuando los supervivientes del viaje dieron a las autoridades una lista de aquellos a los que perdieron en su travesía a Italia.

Este es un caso más de los miles de personas que por buscar un futuro mejor para ellos y sus familias, quedan en el camino con sus sueños truncados en una travesía infernal. Se ha hecho público porque un día fue aplaudida por un estadio abarrotado y su imagen se retransmitió a través de los medios de comunicación a millones de personas, pero ¿Cuántos quedan en el camino de los que no sabemos nada? ¿Cuentos sueños, y esperanzas de una vida digna quedan en la fosa común del Mediterráneo?

De nosotros depende que sus vidas salgan a flote y que se conozca el sufrimiento que hay detrás de todas aquellas personas que tienen que emigrar por la injusticia que viven en sus países, por desesperación…por hambre.

Podemos conmovernos por el sueño frustrado de una atleta con futuro, pero no olvidemos que en la patera en la que viajaba Samia Yusuf  había más personas. Cuantos futuros truncados no salen a la luz porque no interesa que salgan a la luz.

Tal vez no soportaríamos el escándalo y la responsabilidad que conlleva que millones de empobrecidos llamen a nuestras puertas de Europa exigiendo una vida digna a quien les expolia las riquezas de sus países. No podemos seguir mirando hacia otro lado cuando su llamada resuena en nuestras conciencias.