El número de armas nucleares cae de 13.865 a 13.400 por efecto de la reducción en EEUU y Rusia. China pasa de 290 a 320. Crecen los artefactos en poder de Pakistán, India y Corea del Norte. Israel se mantiene estable. Los contrastes entre Washington, Moscú y Beijing y el riesgo de ver naufragar décadas de políticas contra la proliferación.
AsiaNews 15/6/2020
Disminuyen las armas nucleares en el mundo, pero no sucede lo mismo en Asia, donde China muestra el mayor incremento. Es lo que hoy afirmó el Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI). Entre el 2019 y el 2020, el número de artefactos atómicos cayó de 13.865 a 13.400, ya que Estados Unidos y Rusia -que detentan más del 90% del arsenal global – desmantelaron parte de su antiguo equipamiento, en conformidad con el tratado de New Start, firmado en el 2010.
Beijing pasó de 290 a 320 ojivas nucleares. Para ponerse al nivel de EEUU y Rusia, las fuerzas militares chinas están trabajando en la creación de un aparato que comprende misiles atómicos que pueden ser posicionados en tierra, en mar o transportados en vuelo.
Pakistán es el país con mayor número de cabezas nucleares después de China. Al día de hoy, Islamabad tiene en su poder 160 artefactos, que marcan un aumento de 10 unidades con respecto al año pasado. La India, el rival histórico de Pakistán, posee 150 ojivas; en el 2019 tenía entre 130 y 140. El año pasado, Israel poseía entre 80 y 90 cabezas nucleares: en el 2020 su número se mantiene estable en 90 unidades.
Aislada de la comunidad internacional (con la excepción de China y, en parte, Rusia) y sometida a años de sanciones internacionales por su programa nuclear y misilístico, Corea del Norte puede valerse de entre 30 y 40 artefactos atómicos: en el 2019, su número giraba entre 20 y 30. El incremento demuestra que la moratoria sobre los experimentos nucleares y pruebas balísticas, que fue unilateralmente decretada por el régimen de Kim Jong-un en el 2019, en el marco de las negociaciones con la administración Trump, no pondría coto a las ambiciones militares de Pyongyang.
A diferencia de los Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña y Francia, las potencias nucleares asiáticas no comparten información sobre la capacidad de sus artefactos, y mucho menos si se trata de cabezas nucleares efectivamente desplazadas o bien de unidades que se conservan en depósitos o listas para ser desmanteladas. Israel es un caso extremo: las autoridades israelíes jamás hacen comentarios sobre el potencial atómico de su país.
El tratado New Start vence en febrero de 2021; sin embargo, no terminan de despegar las negociaciones entre Washington y el Kremlin para la prolongación del acuerdo: el gobierno de los EEUU quiere que China participe del nuevo acuerdo, una propuesta a la que China se niega rotundamente. Para los analistas, el estado de punto muerto entre las tres potencias – todas, dedicadas a modernizar sus respectivas fuerzas nucleares – podría frustrar decenios de políticas multilaterales para prevenir la proliferación de armas atómicas.