Cuando las leyes se construyen contra la justicia y contra la dignidad de la persona humana, tenemos obligación de luchar contra ellas.
Parece que hoy en día el hábito de la lectura ha perdido terreno frente a otras costumbres más de moda, como viajar, las series de televisión o las redes sociales. De hecho la costumbre de utilizar estas últimas dificulta el poder de concentración tan necesario para disfrutar enteramente de un buen libro.
Este perder terreno de la lectura, puede deberse al hecho de considerar leer como un mero entretenimiento y si nos fiamos de las listas de ventas y de las mesas de las principales librerías, podremos comprobar que es así.
Pero hay otros libros, libros que nos atañen directamente en nuestras obligaciones sociales, que nos implican, libros que nos forman un carácter crítico haciéndonos partícipes de la situación que se nos presenta, sobre todo si nos habla de un pasado cruel y erróneo del que seremos responsables en la medida en que no nos planteemos impedir que se repita.
Libros como “Sophie Scholl frente al totalitarismo”. A través de sus páginas podremos conocer las circunstancias en las que el partido nacionalsocialista llegó al poder en Alemania, el caldo de cultivo que permitió esta barbarie y como en medio de la colaboración general, un grupo de jóvenes alemanes fueron capaces de ver lo que pasaba, de juzgar y adivinar lo que vendría después, decidiendo actuar para impedir en la medida de lo posible la debacle y el terror.
Estos chicos, implantaron un sistema sencillo y eficaz de propaganda subversiva a través de octavillas fabricadas en una imprenta clandestina y distribuidas por universidades y otros lugares públicos.
Muchachos que fueron capaces de perder sus vidas por no colaborar en un sistema totalitario que acabaría con la existencia de millones de hermanos. Sin duda consideraron que lo contrario hubiese sido complicidad.
Hoy en día reciben el reconocimiento unánime de todo nosotros, pero ni siquiera durante la guerra pudieron callar su voz y sus manifiestos siguieron circulando clandestinamente. El premio Nobel de literatura Thomas Mann, los ponía en sus regulares alocuciones radiofónicas al pueblo alemán a través de las emisoras de la BBC, como ejemplo de coraje ciudadano. Tras su muerte, los bombarderos americanos e ingleses lanzaron cientos de miles de reproducciones de su último manifiesto sobre las ciudades alemanas.
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Hoy vivimos en un mundo donde el totalitarismo se nos presenta con rostro amable y la mayoría de las veces como parte de nuestra libre elección, implementando leyes que muchas veces se parecen a las de la Alemania nazi, pero no debemos olvidar que la justicia es anterior a los ordenamientos jurídicos, no pueden las leyes establecer lo que es justo, sólo lo que es legal. Cuando las leyes se construyen contra la justicia y contra la dignidad de la persona humana, tenemos obligación de luchar contra ellas.
Sophie junto a sus amigos de “La rosa blanca” sacrificaron la vida para que nosotros tuviésemos una existencia más libre y más justa, hoy nos toca a nosotros enfrentarnos al mal de nuestro tiempo.
Leer este libro, puede ser una idea y un comienzo.
Puede adquirir el libro llamando al 913734086 o en la casa Cultura y Solidaridad más cercana (www.solidaridad.net)