Todos responsables de todos. Seamos esperanza en medio de la pandemia

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La pandemia nos ha colocado ante la vida de otra manera, pero sigue siendo necesaria una radical apuesta por una cultura solidaria.

Portada Revista Autogestión 136

Uno de los pocos aspectos positivos del paso de la COVID-19 en los países enriquecidos, ha sido el descubrimiento de nuestra debilidad como seres humanos, de la necesidad que tenemos unos de los otros, y de las posibilidades de la respuesta de muchas personas, trabajadores y profesionales con un objetivo. Sin quitar valor a esta respuesta, esto era ya vivido de forma mucho más radical y urgente, en los países empobrecidos. Países donde la colaboración brota de forma natural entre familias y personas, a pesar de la violencia y las dificultades extremas. Sin embargo, en estos meses, los empobrecidos de la tierra se han debatido entre salir a la calle, buscar el sustento y contagiarse; o morir de hambre hacinados en sus barrios de techos de hojalata. Un informe (Oxfam) indicaba que hasta 12.000 personas mueren al día de hambre a consecuencia de la COVID-19.

Es evidente, que para los más empobrecidos la pandemia del virus llegó encima de otra pandemia: la del hambre. Nos referimos al binomio inseparable del hambre y enfermedad, entre el hambre y sus causas. No tenemos más que aterrizar nuestra mirada sobre países como el Congo, países plenos de riquezas minerales, donde conviven en medio del hambre y la violencia, los cuatro jinetes del apocalipsis : coronavirus, ébola, peste y sarampión. El hambre ha crecido en medio de la pandemia. Los pobres de la tierra lo han sufrido más que nadie.

Por eso sigue siendo transcendental luchar contra causas del hambre. Causas que el Movimiento Cultural Cristiano lleva denunciando más de 35 años en su Campaña por la justicia en las relaciones Norte-Sur. Causas que han sido obviadas por el asistencialismo de chequera, y pixeladas por los distintos “capotes” que ocultaban la verdadera raíz del problema (0,7 %, hambre cero, Objetivos de la ONU). La Campaña por la Justicia en las Relaciones Norte-Sur siempre ha estado ahí, en esa denuncia política de las causas. Desde hace más de 20 años nuestra Campaña está entre los empobrecidos de la tierra, en Venezuela, generando un tejido militante tan necesario en Iberoamérica. Los pobres siguen siendo esperanza en un mundo tan injusto y desigual.

Los lemas elegidos por la Campaña para estos años son los de: “Esta economía mata” y “Todos responsables de todos o todos esclavos”. Estos mensajes son todo un reflejo del proceso de que se está viviendo con los efectos de la pandemia en medio de una economía canalla, y por supuesto, en el anuncio de las posibilidades solidarias de todo ser humano asociado.

En este año que comienza afirmamos, como en el otro editorial de esta revista, que hoy no se puede luchar contra las enfermedades sin una lucha solidaria contra las causas de la miseria. Negar esto es traicionar a los empobrecidos, condenarlos a las cunetas de la historia, una vez más. Los muertos por hambre siguen siendo muy superiores a los muertos por coronavirus, pero las dos realidades están íntimamente relacionadas.

«La Campaña del Movimiento Cultural Cristiano nos recuerda que el hambre, la violencia, la degradación del mundo del trabajo y la degeneración de los sistemas políticos son una tendencia que la pandemia ha venido a acelerar»

La Campaña del Movimiento Cultural Cristiano nos recuerda que el hambre, la violencia, la degradación del mundo del trabajo y la degeneración de los sistemas políticos son una tendencia que la pandemia ha venido a acelerar. Sometidos a unos algoritmos que se convierten en nuevas cadenas digitales al servicio de una plutocracia enriquecida, en una economía que a la vez que robotiza y automatiza procesos, esclaviza y explota a miles de personas; el ser humano se convierte en un experimento biológico o en una carga a eliminar.

En nuestra Campaña se pone de manifiesto que esta economía y esta cultura dinamitan los vínculos solidarios del ser humano, de la familia. A la vez que afirmamos que los ataques a la vida y a la solidaridad en sus distintas formas, están siendo incrementadas de forma exponencial por un hiper capitalismo digital, que acumula un poder no recordado en la historia. Un nuevo totalitarismo que acumula poder y centrifuga descartados.

Nosotros seguimos mirando con asombro las posibilidades solidarias de las plataformas que viven y se impulsan por el trabajo militante y asociado, sin ninguna subvención. Este asombro, genera esperanza, necesaria en estos años de incertidumbre y aplastamiento.

Todos responsables en una humanidad que sufre, todos responsables de seguir analizando el nuevo totalitarismo que asoma en el horizonte próximo, todos responsables de ser personas que comparten lectura social y que viven su experiencia de liberación. Si es la primera o la vigésima vez que lees esta revista, no importa, no dejes de asombrarte y de comprometerte con esta corriente de liberación y esta campaña solidaria.

Editorial de la Revista Autogestión 136

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