Europa no es el principal destino de los refugiados. Contrariamente a lo que se piensa un solo país africano, Uganda, superó el pasado año al continente europeo como destino de refugiados: frente a las 362.000 personas que atravesaron el Mediterráneo en 2016, Uganda recibió a 489.000 refugiados sudaneses según los datos de la Agencia de Refugiados de Naciones Unidas, ACNUR
En 2017 esa cifra podría aumentar hasta las 900.000 personas. Además, Uganda ha recibido y está recibiendo refugiados de la República Democrática del Congo y de Burundi.
Tras la ruptura del alto el fuego en Sudán del Sur, centenares de miles de personas atravesaron la frontera de su país para buscar refugio en Uganda, que además recibió miles de refugiados de la República Democrática del Congo y de Burundi. Según ACNUR, el número total de refugiados de Sudán del Sur en Uganda podría llegar a los 900.000 a finales de 2017.
Estos datos deberían llevar a los europeos a una seria reflexión. Uganda, y otros países africanos, mucho más pobres y con menos recursos, mantienen abiertas sus fronteras y cumplen con lo establecido en la Convención de Refugiados, al contrario que Europa, que se blinda con alambres de espino o expulsa ilegalmente a quienes huyen de la violencia.
El asentamiento de refugiados Bidibidi en el norte de Uganda, creado hace menos de seis meses, es ya uno de los campamentos de refugiados más grandes del mundo. En la actualidad alberga a más de 270.000 sudaneses del sur, una población similar a la de muchas ciudades europeas.
La comparación con Europa es aún más dolorosa cuando se sabe que Uganda ofrece a los refugiados un terreno para que se asienten y cultiven y les permiten libre acceso a los servicios médicos, lo que les da mucha seguridad frente a la inseguridad y las duras condiciones que soportan muchos refugiados que han llegado a Europa.
Sin embargo Uganda, a pesar de su generosidad, sólo recibió un tercio de los fondos necesarios para financiar el apoyo a los refugiados que entraron en el país, por lo que hay muchas familias de refugiados sin acceso a agua potable y muchos niños sin escolarizar.
Frente a la generosidad de los países de bajos ingresos, en Europa se ha exacerbado el miedo a los refugiados, hasta el punto de que se desconoce que ni Europa ni Estados Unidos son los principales destinos de los que huyen de la guerra: de hecho, los países de ingresos bajos y medios acogen a nueve de cada diez refugiados en el mundo. Y una de las razones es que la gente que huye de su país quiere permanecer cerca, para poder regresar en cuanto sea posible.
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