Es decir, para conseguir 5 niños útiles para ser donantes de material biológico, se terminó con la vida de 194 embriones, lo que no parece éticamente muy aceptable, aunque el fin que se persiga en principio sea bueno.
La Razón 26/05/2004
Justo Aznar/ Jefe del Departamento de Biopatología del Hospital La Fe de Valencia
El pasado día 24, la Comisión Nacional de Reproducción Asistida, emitió un informe, no vinculante, dirigido a la ministra de Sanidad, Elena Salgado, para redactar el texto definitivo de la Ley de Reproducción Asistida, que debe sustituir a la homónima de 1988, y que debe regular en nuestro país importantes problemas relacionados con la vida de los embriones. El doctor Justo Aznar, Jefe del Departamento de Biopatología Clínica del Hospital Universitario La Fe de Valencia, desbroza sus reticencias a este texto legal.
¿Qué posibilidades hay de crear embriones para ser utilizados con finalidad terapéutica?
– Con independencia de que un embrión humano nunca puede ser utilizado como medio para ningún fin que no sea su propio bien, estimo que esta técnica tiene una gran dificultad añadida, que es la destrucción de embriones sanos que la misma conlleva. Por poner un ejemplo, en un reciente trabajo realizado en el Instituto de Genética de la Universidad de Chicago (JAMA 291; 2079, 2004), se refiere que, para conseguir embriones adecuados para tratar niños con diversas enfermedades graves de la sangre, se generaron por fecundación in vitro 199 embriones. De ellos solo 45 (23 por ciento) fueron compatibles inmunológicamente con alguno de los niños enfermos; de éstos se implantaron 28 embriones, consiguiéndose 5 embarazos, de los que nacieron 5 niños sanos. Es decir, para conseguir 5 niños útiles para ser donantes de material biológico, se terminó con la vida de 194 embriones, lo que no parece éticamente muy aceptable, aunque el fin que se persiga en principio sea bueno.
– ¿Qué destacaría del informe que ha elaborado la Comisión Nacional de Reproducción Asistida?
-Además de la creación de embriones para ser utilizados como donantes de células o tejidos, hay otros dos aspectos del máximo interés: la regulación del número de embriones que se pueden fecundar e implantar, y la autorización para utilizar los embriones congelados sobrantes de fecundación in vitro para experimentaciones biomédicas.
¿Cree usted que con esta nueva Ley se resolverá el problema de la congelación de embriones?
– Como ha sido formulada no va a resolver este problema, pues las numerosas excepciones que se han introducido para poder fecundar o implantar más de tres embriones, hacen que prácticamente la Ley sea ineficaz para evitar que se produzcan embriones en exceso, que posteriormente deberían ser congelados. Tampoco evitará que se produzcan embarazos múltiples y que, por tanto, haya que recurrir a la reducción de embriones, que es simplemente terminar con la vida de algunos de los embriones «sobrantes» de esos embarazos múltiples.
– Según parece, la intención del Gobierno es que esta Ley permita que en España se pueda investigar con embriones humanos…
– Éste es un aspecto muy negativo en relación con la vida y el respecto que los embriones merecen, pues se va a abrir la posibilidad de utilizarlos como material experimental, algo totalmente incompatible con su dignidad humana.