Un NUEVO INTERNET para la GUERRA del FUTURO

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El último invento del Pentágono promete revolucionar la guerra del Siglo XXI. Denominado Global Information Grid o GIG (Red Global de Información), este nuevo sistema ideado por el Departamento de Defensa permitiría, por ejemplo, que soldados americanos en el frente pudieran acceder en tiempo real a imágenes por satélite del terreno y observar posibles movimientos de tropas enemigas.

Fecha Publicación: 17/11/2004 . Fiente: AIS
Jacobo Quintanilla, Periodista

El objetivo de esta «nueva web mundial para las guerras del futuro», según apuntaba el New York Times, de este «Internet en el cielo», como lo denominó ante el Congreso Peter Teets, subsecretario de la Fuerza Aérea, sería proporcionar a cada soldado una terminal a modo de «ojo divino». Algo así como una especie de enciclopedia instantánea de «información letal contra los enemigos».

Concebida hace seis años -aunque sus primeras conexiones se establecieron hace apenas seis semanas-, esta nueva red, que fusiona lo armamentístico, la inteligencia secreta y al propio soldado, «revolucionará -afriman los expertos-, la guerra del futuro del mismo modo que Internet hizo cambiar el mundo de los negocios y de la cultura».

El primer reto que afronta el proyecto es pues el tecnológico. Esta Red Global de Información pretende crear un ancho de banda accesible desde cualquier parte del mundo que mejorará, según pretenden sus ideólogos, «la seguridad nacional, la vigilancia, el reconocimiento y el control de la información». Para poner en funcionamiento esta nueva red, la Agencia de Sistemas de Defensa de la Información (DISA en sus siglas en inglés), está reforzando significativamente su ancho de banda y diversificando por todo el mundo las localizaciones seleccionadas para desarrollar este revolucionario proyecto.

Los expertos estiman que el nuevo sistema debe conseguir un ancho de banda 40 ó 50 veces más rápido y capaz del empleado en la actual guerra de Irak. Que posibilite que en el portátil de un soldado destacado en primera línea se descarguen, valga el ejemplo, el equivalente a tres largometrajes en menos de un segundo.

El proyecto del Donald Rumsfeld

Los partidarios de la enésima aventura bélica del Pentágono y de este proyecto del aún secretario de Defensa Donald Rumsfeld, consideran que la revolución en las guerras del futuro se producirá no ya tanto con la introducción de nuevos armamentos, «sino que el cambio más significativo tendrá lugar en los sistemas de interconexiones», afirmaba el propio Rumsfeld.

De la misma opinión es el ultraconservador Paul Wolfowitz, veterano número dos del Pentágono: «debemos influir en las tecnologías de la información e innovar en la interconexión de las operaciones para desarrollar fuerzas comunes cada vez más capaces. Nuestra capacidad para influir sobre el poder de la información y las redes será determinante para nuestro éxito».

Los críticos del proyecto ya han aventurado que el coste de llevar adelante este sistema es «monumental» y los problemas técnicos que enfrentarán serán «inmensos». Construir esta nueva red de guerra y sus componentes puede llevar, efectivamente, más de dos décadas y costar cientos de miles de millones de dólares. De momento el Pentágono invertirá, tan sólo en sus primeros diez años de desarrollo, más de 200.000 millones de dólares.

Los grandes beneficiados

Para algunos, poco parece que vayan a importar los gastos si los beneficios pueden ser aún mayores. Para este suculento proyecto, que en los próximos cinco años tiene previsto un desembolso de 24.000 millones de dólares (más de lo que se invirtió en el Proyecto Manhatan para construir la bomba atómica, en dólares de hoy), el Pentágono se ha decidido crear un superconsorcio ad hoc del que entre otras muchas empresas ya forman parte, cómo no podía ser de otra forma, desde la principal contratista de armamento del Departamento de Defensa, la Lockheed Martin, a las omnipresentes Boeing, Microsoft, IBM, Cisco Systems o General Dynamics. Factiva (una empresa conjunta creada para la ocasión por Dow Jones -editora del diario Wall Street Journal- y la agencia de noticias Reuters), y Hewlett-Packard, Honeywell, Northrop Grumman, Oracle, Raytheon y Sun Microsystems, también participarán en el proyecto y obtendrán su proporcional parte del pastel.

Es decir, empresas entre lo más granado de la industria aeronáutica, militar, informática e informativa del país, y que, en el caso especial de las industrias militares (Northrop Grumman o Raytheon), no es que puedan distinguirse, precisamente, por su encomiable labor en conflictos armados de todo el mundo o por su alto grado de compromiso en materia de Responsabilidad Social Corporativa.

No es nuevo que la escalada militar ha favorecido históricamente a la industria bélica norteamericana. Raytheon y Northrop Grumman llevan años presentes en Colombia, escenario de una auténtica guerra con participación norteamericana más que oficiosa. Por otra parte, el nombramiento de Condoleezza Rice para sustituir a Colin Powell al frente de la diplomacia estadounidense refuerza el control de George W. Bush sobre la política exterior y la seguridad. Un control que más que presumiblemente tendrá continuidad en un multilateralismo accidental y en un reforzamiento habitual de las posturas de fuerza. En este escenario vuelve a demostrarse que el negocio más rentable es el de la guerra.