Autofinanciación

1976

Debo recordar al señor Llamazares que la aportación del 0,52% [a la Iglesia] del IRPF es libre y voluntaria por parte de aquellos que deseen señalar con una X la casilla correspondiente a este concepto. ¿Por qué no se plantean su propia autofinanciación todos los partidos políticos y sindicatos (y digo todos)? Yo no comparto sus idearios, ¿por qué me obligan a sostenerles? Quizá lo entendiese si ustedes llevasen a cabo una labor social amplia. ¿Cuántos hospitales mantienen los partidos políticos y los sindicatos? ¿Cuántos asilos? ¿Cuántos centros de día? ¿Cuántas casas de acogida, de enfermos de sida, orfanatos, de enfermos terminales, de transeúntes, de marginados? ¿Cuánta gente tienen destinada a trabajar en la reinserción de presos? ¿Cuántos liberados han mandado a países del tercer mundo para dedicar absolutamente toda su vida a los que realmente no tienen nada sin cobrar un duro, perdón, un euro, por ello?

Roberto Gómez Valea
Madrid

Debo recordar al señor Llamazares que la aportación del 0,52% [a la Iglesia] del IRPF es libre y voluntaria por parte de aquellos que deseen señalar con una X la casilla correspondiente a este concepto. Por lo tanto, no es el Estado, sino el contribuyente particular, quien decide en qué desea emplear esa parte de sus impuestos. El Estado sólo hace de cauce para cumplir con su deseo. Usted puede optar en poner, o no, la cruz en la declaración de la renta. Del erario público todos pagamos la financiación de su partido, de sus sindicatos, pagamos los sueldos de su gente, de sus liberados, sus campañas electorales y no electorales… ¿Por qué no se plantean su propia autofinanciación todos los partidos políticos y sindicatos (y digo todos)? Yo no comparto sus idearios, ¿por qué me obligan a sostenerles? Quizá lo entendiese si ustedes llevasen a cabo una labor social amplia. ¿Cuántos hospitales mantienen los partidos políticos y los sindicatos? ¿Cuántos asilos? ¿Cuántos centros de día? ¿Cuántas casas de acogida, de enfermos de sida, orfanatos, de enfermos terminales, de transeúntes, de marginados? ¿Cuánta gente tienen destinada a trabajar en la reinserción de presos? ¿Cuántos liberados han mandado a países del tercer mundo para dedicar absolutamente toda su vida a los que realmente no tienen nada sin cobrar un duro, perdón, un euro, por ello? Postura cínica, donde las hubiere, la de estos profesionales de la política. «Consejos vendo, que para mí no tengo», nos recuerda el refranero. Le recomiendo, también, que relea la Constitución española y que busque la palabra laico, a ver si la encuentra, y después nos defina cómo es nuestro Estado.

¡Ánimo! planteen el modelo de financiación alemán para las distintas confesiones, aunque les aconsejo que hagan cuentas antes, porque, con tanto talante, ya estoy viendo que, después de hacer números, el tatrás será inminente.