UN NUEVO MAPA para las AMÉRICAS

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Los cartógrafos de Iberoamérica tendrán que trazar un nuevo mapa de los tratados de libre comercio en la región y, además, incluir una leyenda especial para la Unión Europea. Un incipiente acuerdo entre Bruselas y Mercosur, el bloque económico que integran Argentina, Uruguay, Brasil y Paraguay, que permitirá acceder a un mercado de 220 millones de habitantes, está siendo ultimado y se espera que sea presentado en la próxima cumbre UE-América Latina, en Guadalajara, el próximo mes. Mientras tanto, Estados Unidos, que prometió hace 10 años un acuerdo que abarcaría todo el continente (ALCA), no logra avanzar en sus negociaciones.


Según el diario EL PAIS la región negocia tratados de libre comercio con Bruselas y Washington. Mientras la UE está a punto de cerrar un acuerdo, se difumina la promesa de EE UU de abrir sus fronteras a las economías de todo el continente

D. A. CROWE

Los cartógrafos de América Latina tendrán que trazar un nuevo mapa de los tratados de libre comercio en la región y, además, incluir una leyenda especial para la Unión Europea. Un incipiente acuerdo entre Bruselas y Mercosur, el bloque económico que integran Argentina, Uruguay, Brasil y Paraguay, que permitirá acceder a un mercado de 220 millones de habitantes, está siendo ultimado y se espera que sea presentado en la próxima cumbre UE-América Latina, en Guadalajara, el próximo mes. Mientras tanto, Estados Unidos, que prometió hace 10 años un acuerdo que abarcaría todo el continente , no logra avanzar en sus negociaciones.

Éste tenía que haber sido el año en que se le daban los retoques finales al Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) que anunció Washington hace una década y que, según sus promesas, entraría en vigor en enero de 2005. Libre movimiento de bienes desde Alaska hasta Tierra de Fuego era el lema y la promesa de Estados Unidos para que las sedientas economías de América Latina pudieran acceder a los codiciados consumidores norteamericanos. Las fronteras comerciales serían borradas del atlas americano y el tráfico comercial dejaría de ser limitado por impuestos, tarifas y subsidios. El tratado aunaría a 34 países y forjaría la zona de libre comercio más grande del mundo.

Objetivos enfrentados y unas negociaciones embargadas por la férrea posición de Washington en el tema de sus subsidios agrícolas, sin embargo, han confluido para crear un ALCA descafeinado. Analistas como Carlos Malamud, de Real Instituto Elcano, auguran que el tratado se cerrará plagado de acuerdos bilaterales poco ambiciosos y que apenas será «una sombra de lo que se prometía».

Pero el ALCA es sólo una de las alianzas que se están cosiendo en la región, y la más importante de todas se teje al otro lado del Atlántico, en Bruselas. La UE y Mercosur, el bloque económico compuesto por Brasil, Uruguay, Argentina y Paraguay, y del que Perú y Chile son socios, han entrado en la fase final de unas negociaciones que comenzaron hace cinco años. El bloque, que posee 220 millones de habitantes y un PIB de 890.000 millones de doláres, se prepara para presentar sus ofertas finales.

La Unión Europea, a su vez, finaliza sus demandas para el bloque suramericano. El tratado final se podría presentar el próximo mes en la cumbre UE-América Latina, que se celebrará a finales de mayo y principios de abril en la ciudad mexicana de Guadalajara, y podría estar listo para ser firmado en octubre. Con este acuerdo, EE UU se quedaría rezagado en la carrera por sellar acuerdos en el continente y se pondrían de relieve las diferencias que acosan unas negociaciones entre Washington y Mercosur que avanzan a cuentagotas.

La fuerza de Brasil

El ministro de Exteriores brasileño, Celso Amorim, declaró la semana pasada sentirse seguro de que el cronograma establecido será cumplido y de que «Guadalajara será el escenario donde se presentará el acuerdo con la UE». Mientras tanto, Washington y Mercosur fueron incapaces de ponerse de acuerdo sobre un borrador básico para el ALCA en una reunión que se celebró el 1 de abril en Buenos Aires. Como resultado, jornadas de negociación que estaban programadas para el 22 de abril han sido postergadas indefinidamente.

La voluntad política, y la vista buena de Brasil, parecen ser las variables que han permitido que Bruselas y el bloque suramericano descubran la ecuación necesaria para resolver sus diferencias. Tanto para la economía brasileña como para Mercosur, el tráfico de bienes y servicios con la UE está cobrando cada vez mayor importancia. La Unión Europea ya representa el 26% del comercio extrarregional de Mercosur, mientras que Estados Unidos ha pasado al segundo puesto, con un 24%. Las exportaciones brasileñas hacia Europa aumentaron un 22% en 2003, y sólo en el primer trimestre de 2004 subieron un 25%, según datos del Gobierno.

Y Brasil, junto con los otros países de Mercosur, ha encontrado en Europa el entendimiento en el apartado agrícola, que no han logrado arrancar de Washington. «Los subsidios a la agricultura son el principal escollo en las negociaciones del ALCA», asegura Juan Cuesta, profesor del Instituto de Estudios Sociales de La Haya y experto en tratados de libre comercio en la región. Además, éste es año de campaña electoral en Estados Unidos, y su presidente, George Bush, no está dispuesto a arriesgar que se le escapen votos debido a un recorte en las ayudas a la agricultura (19.000 millones de dólares, según la ONG Oxfam), explica Carlos Malamud. El resultado final son unas negociaciones que no logran pasar de los prolegómenos con el bloque económico más importante de la región.

Acuerdos regionales

Algo queda, sin embargo, del sueño de crear en las Américas la zona de libre comercio más grande del mundo. EE UU avanza con paso firme a la hora de sellar acuerdos con otros bloques económicos, como es el caso de la Comunidad Andina de Naciones (Colombia, Ecuador, Venezuela, Perú y Bolivia), que contiene 120 millones de habitantes y un PIB de 300.000 millones de euros. Un caso similar es el de América Central (36 millones de habitantes), que firmó un tratado con Washington el año pasado. Estos países, sin embargo, representan sólo un arañazo del potencial económico de Mercosur, donde EE UU permanece empantanado en la carrera del libre comercio.

El Cono Sur y el bloque andino retoman la integración regional

Además del tratado que los distintos bloques económicos de la zona, principalmente Mercosur y la Comunidad Andina de Naciones (CAN), negocian con Washington y Bruselas, el proceso de integración en el continente americano ha dado un vuelco con la firma de un acuerdo de libre comercio entre los países andinos y el Cono Sur. Los dos bloques firmaron un acuerdo la semana pasada que creará un mercado de 340 millones de consumidores y sirve para complicar la estrategia de Estados Unidos de «divide y vencerás», que busca negociar acuerdos bilaterales antes de cerrar tratados en bloque.

«Éste es un evento histórico que tendrá efectos perdurables a largo plazo», afirmó el ministro de Comercio de Colombia, Jorge Humberto Botero, que precisó que el acuerdo entrará en vigor el próximo 1 de julio. Algunos productos podrán acceder a los distintos mercados con cero arancel de forma inmediata, pero hay otros en los que el desmantelamiento de las barreras será paulatino. Este pacto, que llevaba ocho años forjándose, es sólo una muestra de una nueva iniciativa integradora en el continente. México, esta misma semana, aseguró que estaba preparando una propuesta para negociar su entrada en Mercosur.