Una guerra contra el Euro

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El impulso de la gente común a favor de la paz está mas que claro, pero ¿cómo se explica que tras haber colaborado activamente o aplaudido tres campañas militares en los últimos 13 años (Iraq, Yugoslavia y Afganistán), la matriz de la Unión Europea se oponga, ahora, a la guerra contra Irak? ¿Qué hace «pacifistas» a los financieros de Francfort, y por qué no ven del todo clara la guerra de Bush los editorialistas de «The Economist»?

La respuesta puede ser que estamos ante un pulso decisivo, y muy significativo, entre el dólar y el euro.

MAYO DEL 2001

Javier Solana, «ministro de exteriores» de la UE, visita Moscú para la «cumbre técnica» Rusia-UE. El principal resultado de la cumbre es la creación de un «grupo mixto» para el estudio de la posibilidad de que el comercio bilateral se haga en euros en lugar de en dólares. Resulta que el 40% del intercambio comercial ruso es con la UE (Estados Unidos 8%) y el grueso de ese intercambio es gas y petróleo. Rusia ya vende la tercera parte de los carburantes consumidos en Europa y la proporción aumentará un 10% en los próximos años. Solana está radiante.

Faltan ocho meses para que la moneda europea esté en los bolsillos de la gente, explica. Cuando eso ocurra, «tendremos sorpresas positivas». Solana cita «cambios en el mundo del petróleo», que van a hacer posible el paso ruso al euro y el abandono del dólar. El petróleo se compra y se vende en el mundo en dólares, pero la mitad de las exportaciones de gas ruso ya se realizan en euros y algo parecido pasa con la madera. «Irak ya se ha pasado al euro y Argelia y Libia, lo harán en el futuro», dice Solana. (Vease L.V, 18/05/2001: «Rusia acuerda con la Unión Europea estudiar el uso del euro en sus relaciones económicas»).

Efectivamente, Irak se pasó al euro en noviembre del 2000. Fue un mal negocio porque entonces el euro estaba a 80 céntimos de dólar y el cambio supuso pérdidas millonarias, pero venía dictado por consideraciones políticas. Radio Liberty, el antiguo instrumento de la CIA para el bloque soviético, explicó así la noticia aquel día: «El paso de Bagdad del dólar al euro para el comercio de su petróleo es un intento de castigar la línea dura de Washington en el asunto de las sanciones y animar a los europeos a desafiarla».

ENERO DEL 2002

Romano Prodi, presidente de la Comisión Europea, primera autoridad de la U.E., presenta el euro en la bolsa de Nueva York, capital mundial del dólar. El evento viene rodeado de un ambiente malsano. La prensa estadounidense elude el asunto. El director de la bolsa no acude al acto «por enfermedad». ¿Estados Unidos no se toma al euro en serio? Al contrario, se lo toma muy en serio. Donde no se lo toman en serio es en España; en la prensa española la introducción del euro se reduce a una sucesión de anécdotas sobre el uso popular de la moneda y los líos con el cambio. Por el contrario, en Moscú, donde junto a muchos defectos y problemas hay hábito de pensamiento global, recojo reflexiones sobre las consecuencias de la introducción del euro en la correlación de fuerzas global. Cito la competente opinión de Fabían Estapé en este diario («el día en que el comercio de petróleo se haga en euros, creeré en el euro») y escribo mi artículo:

«Abrir una brecha que desplace al dólar en asuntos energéticos es algo serio y cargado de implicaciones». «Los estadounidenses saben de qué se trata y van a ser implacables, como lo son siempre cuando se trata de dinero y de competidores». A continuación menciono dos opiniones de expertos rusos:

«Es más que probable que Estados Unidos hará uso de los numerosos medios de que dispone, incluidos los extraeconómicos, para impedir un paso masivo de la utilización del dólar a favor del euro», dice Olga Butorina, del Instituto de Europa de la Academia de Ciencias. El «debilitamiento de la eurozona», sin reparar en medios, va a ser una de las líneas maestras de la política americana, e, incluso, «la condición estratégica para la supervivencia de Estados Unidos como líder geopolítico mundial», pronostica Mijail Deliaguin, director del Instituto de problemas de la globalización de Moscú. (Véase «Euro», Diario de Moscú, 24/01/2002). La próxima guerra forma parte de esa respuesta (una respuesta de verdadero «rogue state»- estado gamberro-) y por eso es inadmisible para la Unión Europea.

HASTA EL DIA DE HOY

La economía de Estados Unidos atraviesa una fase delicada con un déficit de 6,3 billones de dólares equivalente al 60% del PNB y un regreso a los déficits presupuestarios de centenares de miles de millones. Todo eso basta y sobra para devaluar el dólar, pero, desde 1945, la moneda estadounidense dispone de las enormes «subvenciones globales» que se desprenden de su liderazgo. Cuatro quintas partes de las transacciones internacionales, la mitad de las exportaciones y dos tercios de las reservas globales en divisas se hacen y están en dólares. El comercio petrolero en dólares es un pilar básico de ese estatuto. Desde que existe el euro y la eurozona, esa situación se ha hecho aun mas anómala porque no corresponde al peso real de la economía de Estados Unidos en la economía global.

La eurozona ya tiene una mayor participación en el mercado global que Estados Unidos y sus cuentas están mas saneadas. Pero lo verdaderamente amenazante para Estados Unidos es el fuerte comercio de la Unión Europea con Oriente Medio. Después de la ampliación del 2004, la Unión Europea tendrá 450 millones de habitantes y comprará más de la mitad del crudo de la OPEP. Es una cuestión de poco tiempo que el euro sustituya al dólar en el comercio petrolero, dice el jefe del departamento de análisis de mercado de la OPEP, Javad Yarjani.

Tras Irak, también Irán ha estudiado su tránsito al euro y su banco central ya tiene sus reservas en esa divisa. El resentimiento antiestadounidense en la región podía adquirir efectos de alud. Y no sólo en la región; Corea del Norte también ha dejado de utilizar el dólar en su comercio exterior por razones políticas. La Venezuela de Chavez ve con muy buenos ojos esta perspectiva, lo que puede tener algo que ver con el aplauso de EEUU al golpe que sufrió en abril el Presidente venezolano. Venezuela, Rusia y China han diversificado las reservas de sus bancos centrales. Hasta los bonos del tesoro de Brasil se venden en euros, me explica un diplomático brasileño en Pekín…

Y detrás de todo eso aparecen palabras mayores; vacilaciones japonesas acerca de la apuesta de la mayor reserva bancaria (en dólares) del mundo, fin del monopolio global en dólares, mengua del poderío global estadounidense.

«La guerra es una estrategia de EEUU para prevenir una estampida de la OPEP hacia el euro como moneda de referencia en las transacciones de petróleo. El control (militar) del petróleo de Irak permitirá a Estados Unidos desmantelar el control de precios de la OPEP. Esta guerra no tiene que ver con ninguna amenaza de las viejas armas de destrucción masiva de Saddam, ni con terrorismo. Esta guerra será por la divisa global para el petróleo», explica el Profesor William Clark de la universidad Johns Hopkins, en un artículo bastante claro: https://ratical.org/ratville/CAH/RRiraqWar.html

Y DE AQUI EN ADELANTE

Vista desde la perspectiva de la rivalidad comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea, la actual crisis de la Otan es una consecuencia lógica. ¿Puede la Unión Europea tener una política económica y exterior propia, cuando la estructura de seguridad continental está hipotecada a una superpotencia dominante que es su principal rival comercial? Si la respuesta es «no», hay que deshacerse de la Otan, esa Otan que Estados Unidos quiere convertir en instrumento de su estrategia de intervención global.

Otra reflexión es la de si la Unión Europea está dispuesta y capacitada para asumir las consecuencias de su propio impacto. Si la respuesta es «sí», éste es el calendario que citaba el año pasado en «Die Zeit» una experta de la Sociedad Alemana de Política Exterior; «2004 ampliación al este de la UE; 2007, Constitución Europea; 2010, puesta en común de la participación europea en el FMI, y, en consecuencia, traslado de la central del Fondo de Washington a Bruselas; 2012, creación de un puesto común europeo en el Consejo de seguridad de la ONU….».

Desconozco si Estados Unidos estaría dispuesto a reformular pilares tan fundamentales del actual «orden». No hay nada mas imprevisible que una superpotencia mundial apeada de su estatuto histórico. Lo acabamos de ver en la URSS, con resultados sorprendentemente pacíficos.
Una Europa más articulada y emancipada de su medio siglo de tutelas y vasallajes (la tutela soviética desapareció hace 13 años de la mitad oriental de Europa, la estadounidense sigue ahí), ¿se comportará de acuerdo al reto de los tiempos, o reeditará el viejo orden que ya la destruyó dos veces el pasado siglo?

Los actuales niveles, europeos, de consumo de recursos agotables que se niegan a las generaciones futuras y su precio «de mercado», la misma esencia de la actual fractura noratlántica, forman parte de aquel viejo orden destructor del medio y sin futuro.

Estamos en el principio de un nuevo mundo y el actual militarismo de EEUU solo es un dato entre otros muchos posibles. Pase lo que pase, en la guerra del dólar contra el euro no sólo hay desastres sino también grandes oportunidades en forma de espacios autónomos; para los países en desarrollo como China, para un mundo multipolar y para la mayoría de la gente que está a favor de un mundo menos injusto, como demuestran las enormes manifestaciones contra la guerra del petróleo.

A corto plazo es probable que la propaganda de la próxima guerra ya no presente aquel bloque unido de pensamiento único de anteriores ocasiones. Puede, incluso, que los periodistas moderen su habitual propaganda de guerra e imbuidos por causas más decentes, nos informen, no de lo que desea el establishment, sino de lo que ocurre en realidad. O, por lo menos, de lo que creen que está ocurriendo desde el plural entendimiento de su ética profesional.