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Una sentencia da la razón a los agricultores del Delta del Niger, 13 años después de la denuncia.

1966
Contaminación Delta del Niger

Las empresas petroleras arrasaron con su actividad la vida en el delta del río Níger. Los ingresos de agricultores y pescadores descendieron bruscamente provocando emigración y hambre.

Tras 13 años de batalla jurídica, un tribunal holandés ha concluido en una sentencia histórica que la filial nigeriana de la multinacional anglo-neerlandesa Royal Dutch Shell es la responsable de la contaminación causada por los vertidos de petróleo sobre las tierras de los agricultores de dos localidades del delta de Níger ocurridas entre los años 2006 y 2007. El combustible se extendió sobre una superficie de alrededor de 60 campos de fútbol, por lo que la compañía deberá indemnizar a tres de los cuatro campesinos nigerianos demandantes.

Mapa de https://elordenmundial.com/nigeria-y-el-oro-negro/

Según el fallo, la filial de Shell actuó ilegalmente al permitir que se produjeran las fugas y al no limpiar la zona contaminada. El tribunal no ha considerado responsable a la empresa matriz, aunque sí se le exige la instalación de sistemas de detección para evitar futuros derrames. El caso del cuarto demandante sobre la fuga de combustible producida en otra de las localidades afectadas (Ikot Ada Udo) sigue en curso, porque el tribunal quiere conocer más detalles sobre el impacto del petróleo vertido.

La denuncia fue llevada a los tribunales en 2008 por cuatro agricultores nigerianos, con el apoyo de la delegación holandesa del grupo ecologista Amigos de la Tierra.

Argumentaron que los vertidos de petróleo de 2006 y 2007 habían arruinado el sustento de los trabajadores al contaminar las tierras agrícolas y los estanques de los que dependen. Durante la batalla jurídica, dos de los cuatro agricultores ya han fallecido.

“Por fin hay algo de justicia para el pueblo nigeriano que sufre las consecuencias del petróleo de Shell», ha respondido Eric Dooh, de la localidad de Goi, uno de los cuatro demandantes nigerianos. Él no fue quien inició esta batalla legal, sino su padre, quien no pudo llegar a conocer su victoria en los tribunales. «Es agridulce, ya que dos de los demandantes, incluido mi padre, no vivieron para ver el final de este juicio», lamenta el campesino. «Pero este veredicto trae esperanza para el futuro de la gente del Delta del Níger».

Los vertidos de la filial de Shell impactaron en la vida de la familia de Eric Dooh y sus vecinos. «Shell contaminó con impunidad y destruyó nuestro sustento. Tras varios años de ocurridos los derrames, aún podemos ver y oler el petróleo, y en algunas comunidades la mitad de la población sufre afecciones respiratorias», contaba el nigeriano hace ya casi 10 años en un testimonio recogido por Amigos de la Tierra Internacional. Alai Efanga, otro de los demandantes, describía también describía entonces las consecuencias de las fugas: «Desde que ocurrió el derrame he perdido la mayor parte de mis ingresos. Ahora vivimos al día: a veces voy al monte a proveerme de lo necesario, otras veces la empresa me da un día de trabajo por 500 Nairas (3 euros)».

Un estudio de 2011 del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) mostró de manera detallada la polución de la zona. La investigación detectó, entre otras deficiencias, un subsuelo «severamente contaminado» y niveles de hidrocarburo en el agua utilizada para beber que suponían una «seria amenaza» para al menos diez comunidades ogoni (como se conoce al pueblo autóctono). La PNUMA señaló a varios responsables de las agresiones medioambientales, entre ellos, el gobierno nigeriano y las compañías explotadoras de las refinerías de petróleo, entre las que destaca Shell a través de su entidad britanico-holandesa SPDC (Shell Petroleum Development Company of Nigeria).

La posición de Shell

Esta sentencia anula la decisión del Tribunal de Distrito de La Haya de 2013 que concluyó que la subsidiaria de Shell en el país africano debía pagar a uno de los cuatro agricultores demandantes una indemnización por uno de los derrames, pero que la empresa matriz de Shell en los Países Bajos no podía ser considerada responsable en un tribunal holandés por las acciones de su filial nigeriana. Tanto la empresa como los agricultores apelaron esta decisión. En el caso de Shell, la compañía argumentó que ni ella ni su subsidiaria eran responsables porque las fugas eran resultado de actos delictivos, ligados al intento de robo de petróleo, pero no provocada por un deficiente mantenimiento.

En un comunicado recogido por AP, la multinacional dijo que estaba «decepcionada» con el veredicto. La compañía asegura que los vertidos se produjeron por daños deliberados contra sus instalaciones. «El sabotaje, el robo de crudo y el refinado ilegal son un reto importante en el Delta del Níger», dijo la compañía, que aseguró que en 2019 alrededor del 95% de los incidentes de vertidos se debieron a «este tipo de actos delictivos» y que «independientemente de la causa» han limpiado y arreglado los desperfectos.

Sobre estos argumentos, el tribunal dijo que Shell no había demostrado «más allá de toda duda razonable» que los saqueos produjesen las fugas que afectaron a los pueblos de Goi y Oruma, en lugar de un mal mantenimiento. «Esto hace que Shell Nigeria sea responsable de los daños causados por las fugas» en estas zonas, dijo. La decisión puede ser recurrida ante el Tribunal Supremo holandés.

En memoria de Ken Saro-Wiwa

Ken Saro-Wiwa

Kenule «Ken» Beeson Saro-Wiwa (10 de octubre de 1941 – 10 de noviembre de 1995) fue un escritor —candidato al premio Nobel de literatura—, productor de televisión y activista medioambiental nigeriano y ganador del premio Right Livelihood Award por su «valentía ejemplar en la lucha no violenta por los derechos civiles, económicos y medioambientales», y el Premio Ambiental Goldman.1​ Saro-Wiwa era miembro del pueblo Ogoni, una minoría étnica en Nigeria cuya patria, Ogoniland, en el Delta del Níger, ha sido blanco de la extracción de petróleo desde la década de 1950 y que ha sufrido el daño ambiental causado por décadas de vertimiento indiscriminado de desechos de petróleo.2​ Inicialmente como portavoz, y luego como presidente, del Movimiento para la Supervivencia del Pueblo Ogoni (MOSOP), Saro-Wiwa lideró una campaña no violenta contra la degradación ambiental de la tierra y las aguas de Ogoniland por las operaciones de la industria multinacional petrolera, especialmente la empresa Royal Dutch Shell.3​ También fue un crítico abierto del gobierno de Nigeria, al que consideraba reacio a hacer cumplir las regulaciones ambientales sobre las compañías petroleras extranjeras que operan en la zona.4​ (Wikipedia)

Un poco de Historia. Extracto publicado en 2005 por Solidaridad.net de Eduardo Galeano


Las empresas petroleras Shell y Chevron han arrasado el delta del río Níger. El escritor Ken Saro-Wiwa, del pueblo ogoni de Nigeria, lo denunció en un libro publicado en 1992: -Lo que la Shell y la Chevron han hecho al pueblo ogoni, a sus tierras y a sus ríos, a sus arroyos, a su atmósfera, llega al nivel de un genocidio. El alma del pueblo ogoni está muriendo y yo soy su testigo.

Las empresas petroleras Shell y Chevron han arrasado el delta del río Níger. El escritor Ken Saro-Wiwa, del pueblo ogoni de Nigeria, lo denunció en un libro publicado en 1992: –Lo que la Shell y la Chevron han hecho al pueblo ogoni, a sus tierras y a sus ríos, a sus arroyos, a su atmósfera, llega al nivel de un genocidio. El alma del pueblo ogoni está muriendo y yo soy su testigo…

Poema de Ken Saro-Wiwa

La verdadera prisión «The true prision»

No es la gotera del techo
ni el zumbido de los mosquitos
en la miasma apestosa de la celda
No es el sonido metálico
cuando el carcelero te encierra
Ni el rancho miserable
indigno para humanos o bestias
ni siquiera el vacío del día
derramándose en la nulidad de la noche
no es eso
no es eso
no es eso

Son las mentiras que te han inculcado
por una generación
Es el enajenamiento del agente que corre lócamente
ejecutando órdenes crueles y calamitosas
por una ración diaria
La jueza apuntando en las fojas
el castigo que ella sabe es inmerecido
El deterioro vocal
la ineptitud mental
la cena de los dictadores
La cobardía disfrazada de obediencia
agazapada en nuestras almas denigrantes
Es el miedo que humedece los pantalones
y ni siquiera nos atrevemos a limpiar el orín
eso es,
eso es,
estimado amigo, lo que vuelve nuestro mundo de libertad
en una sombría cárcel.