Universidad de los descalzos (I)

2389

«Nadie educa a nadie, nos educamos juntos, en medio del mundo y de la historia» (Freire)

Esta es la historia de una Universidad con la filosofía de Gandhi (su estilo de vida y su ética del trabajo) y dónde los que no tienen título son los maestros. El nombre refleja el ompromiso de la organización con los más pobres, abandonados y marginados de la sociedad. Desde sus inicios, el objetivo a largo plazo de esta universidad de los Pies Descalzos de la India (Barefoot College) ha sido trabajar con los empobrecidos que viven con menos de un dólar al día, promocionarlos y recobrar su dignidad. El sueño era establecer una escuela rural que fuera construida por y exclusivamente para los pobres, dónde las comunidades rurales crearan sus propias soluciones para tener  servicios básicos como electricidad y agua. Este modelo único y revolucionario aprovecha solidariamente las habilidades y los oficios de la gente más pobre. Al llamarlo descalzo “queremos reconocer” – explican ellos -”una categoría única que es superior y mucho más valiosa que cualquier título. Queremos reconocer el respeto y la importancia que le da a la universidad el conocimiento colectivo y la habilidad que tienen los pobres.”

La creencia central de Gandhi era que los conocimientos, las habilidades y la sabiduría que se encuentra en los pueblos deben ser utilizados para su desarrollo antes de obtener las habilidades del exterior. Gandhi creía que la sofisticada tecnología debe utilizarse en zonas rurales de la India, pero debe estar en las manos y en el control de las comunidades pobres sin dependencia ni explotación.

Consideran que cualquier actividad de desarrollo rural debe basarse en el protagonismo del pueblo, y la propiedad y la gestión deben ser suyas, para tener éxito y ser sostenible. Por lo tanto, toda  iniciativa de los descalzos ya sea social, política o económica, se planifica y realiza por una red solidaria de hombres y mujeres pobres que se conocen como «Profesionales descalzos”. Hombres y mujeres de los pueblos, independientemente de la edad, que apenas saben leer y escribir y que, además, no tienen ninguna esperanza de conseguir un trabajo del gobierno, están siendo promocionados para trabajar como maestros de escuela, médicos, matronas, dentistas, trabajadores de salud, ingenieros solares, de cocinas solares, perforadores de agua, mecánicos de bombas manuales, arquitectos, diseñadores, artesanos, albañiles, comunicadores, operadores de telefonía, herreros, carpinteros, profesores de informática, contables… etc. El gran desafío ha sido cómo convencer a la gente de que una mujer o un hombre semiletrado de cualquier aldea, pueda proporcionar servicios competentes, profesionales y de apoyo como cualquier doctor, maestro, ingeniero, arquitecto, diseñador o comunicador académicamente acreditado.

Cómo empezó todo

El Barefoot College, o Universidad de los Pies Descalzos, inició sus actividades en 1972 en Tilonia, India, pequeña villa ubicada en el desierto de Rajastán, al suroeste de Nueva Delhi.

Su promotor es Bunker Roy que nació en Bengala y estudió en Doon School y St. Stephen’s College, instituciones elitistas que forman a los dirigentes de la India. La hambruna de Bihar en 1965 lo sacudió, y decidió dedicar su vida al servicio de los pobres.

Trabajó como peón de una cuadrilla que perforaba pozos; y uno de sus compañeros, que era de Tilonia, lo invitó a acompañarlo en un viaje a su tierra. Decidió quedarse, buscando soluciones. Dejó los privilegios de su propia casta brahmán, para irse a vivir con ellos. Su propósito fue crear una opción de promoción para las aldeas de pobreza extrema en la India, donde observó que la gente estaba muriendo de hambre. Este proyecto fracasó, entre otras cosas, porque dependía de los jóvenes universitarios que venían a colaborar temporalmente. Esto le llevó a encarnarse entre los pobres y aprender de su sabiduría. Solicitó permiso a los ancianos del lugar, el cual le fue concedido a condición de que ninguna persona con títulos universitarios fuera a dar clases con ellos. Así los papeles se invirtieron: los alumnos fueron maestros y los maestros fueron alumnos.

La Universidad de los descalzos fue construida en 3 años por 12 arquitectos  sin título que no sabían leer ni escribir. Obtuvieron el prestigioso premio Aga Khan de Arquitectura en 2002, al que posteriormente renunciaron por dignidad ante las críticas de los “arquitectos oficiales”. La red de paneles solares fue instalada por un hombre que tuvo sólo 8 años de educación primaria. Una abuela analfabeta se preocupa de la salud dental de más de 7000 niños. El proyecto se basa  en la confianza y la fe mutua.

Desde entonces, la universidad se ha dedicado a abordar no solamente problemas rurales de salud, educación para mujeres, electricidad, energía y agua potable, sino que también ha incluido programas enfocados a la conservación ecológica y la justicia social. Cuenta con una infraestructura electrificada con energía solar, donde se ubican áreas de residencia, una casa de huéspedes, biblioteca, comedor, salas de reunión, teatro al aire libre y hasta un pequeño hospital. En su totalidad fueron construidos por la comunidad local. Actualmente la universidad cuenta con más de 15 campus en la India y presta todo tipo de servicios a una población de más de 125.000 personas.

Ver también Universidad de los descalzos (y II)