Universidad de los descalzos (y II)

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Una universidad para aprender y desaprender. Donde el maestro es el alumno y el alumno un profesor

Afirman que «hay que ser un desastre, un fracaso, un marginado, para venir a nuestra universidad. Tienen que hacer trabajos manuales, tener dignidad de trabajo, demostrar que uno tiene una habilidad para ofrecer a la comunidad y brindarle un servicio«.

Esta historia de éxito nos recuerda que las soluciones no vienen de fuera. «No necesitas a gente con maestrías y doctorados«, dice Bunker Roy uno de sus fundadores. «Nadie conoce una comunidad tan bien como los locales. Ellos tienen el conocimiento para crear el cambio que necesitan. Pero quizás lo que hace falta es organizarse para explotar el potencial y sabiduría que pasan de generación en generación«.

Los cimientos del Barefoot College están firmemente arraigados en cinco valores no negociables: la igualdad, la toma de decisiones colectiva, la descentralización, la autonomía y la austeridad.

Han aplicado los conocimientos rurales tradicionales y las habilidades para construir casas para los sin techo, recoger el agua de lluvia en las escuelas rurales y la comunidades donde las fuentes de agua potable son escasas, así como para difundir los mensajes socio-económicos a través del teatro de  títeres. Teniendo en cuenta que el porcentaje de analfabetismo es muy alto los  títeres son un valioso instrumento educativo para comunicarse con la comunidad.

Al igual que Gandhi que creía en la igualdad de la mujer, el Barefoot College ha luchado para capacitar a las mujeres rurales, en áreas que tradicionalmente han sido dominadas por los hombres. Desde 1972, más de 6.525 madres, abuelas han sido promocionadas y las parteras, las campesinas y pequeñas comerciantes, que representan el perfil de las mujeres rurales pobres de las comunidades agrícolas, se han formado como: maestras de escuela, comadronas, mecánicas, técnicas de energía solar, artesanas, tejedoras, maestras de guardería, técnicas de cocinas solares, de parabólicas, operadoras de radio FM y fabricantes, dentistas, albañiles…  Las mujeres que son madres solteras, divorciadas, con problemas físicos o analfabetas tienen prioridad a la formación sobre los demás, ya que necesitan la oportunidad de empleo y de  ingreso.

Es un centro para el aprendizaje, donde se da un enorme valor a la dignidad del trabajo, de compartir y de aquellos que están dispuestos a trabajar con sus manos sirviendo a la comunidad pobre a la que pertenecen; donde no hay certificados, ni títulos o diplomas… A uno le certifica la comunidad a quien sirve.

Al igual que Gandhi, no aceptan las castas, todos tienen la misma dignidad.  Todos son elegibles en alguna responsabilidad, todos comen juntos en un comedor común donde se sientan en el suelo y lavan los platos que utilizan. Esta fue una experiencia nueva en una sociedad tradicional donde la jerarquía de castas sigue siendo muy común, donde millones de dalits, intocables, viven una verdadera opresión. Después de algunas vacilaciones iniciales con este tema, tan arraigado culturalmente, esta experiencia resultó ser algo revolucionario y ahora es parte de una rutina interiorizada y muy valorada. Además, nadie en el Colegio gana más de 150 dólares por mes. Todos en la universidad reciben un salario digno, no un salario de mercado. La toma de decisiones colectiva se considera esencial para la resolución de problemas. La estructura de la organización es en gran parte horizontal, con el fomento de un flujo libre de información y dando voz a las preocupaciones de todos los grupos, lo que hace a todos responsables unos de otros.

Bunker Roy ha viajado a países como Afganistán, Sierra Leona, Etiopía o Gambia y ha elegido a algunas abuelas quienes se han convertido en ingenieras solares y han transmitido su conocimiento. Esto les ha permitido iluminar cientos de aldeas. En su alocución en la Tercera Conferencia Internacional sobre Tecnología Apropiada celebrada en noviembre de 2012 en Rwanda, el Sr. Roy explicó: «Las abuelas analfabetas son humildes y aprenden con facilidad: tienen intereses personales en la aldea y ni se les pasa por la cabeza dejar de estudiar«.

Esta universidad de los pobres es vista como un éxito, ya que se muestra como un ejemplo de lo que es posible si las personas empobrecidas se les permite promocionarse. Se trata de un nuevo concepto que ha resistido la prueba del tiempo. Ha demostrado eficacia y permanencia en esta combinación de los conocimientos tradicionales (descalzo) y control de las técnicas modernas sin mitificación en manos de los pobres.

El «enfoque descalzo« puede ser visto como un concepto, solución, revolución, o una inspiración, pero en realidad es un mensaje simple que puede ser fácilmente replicado por los pobres al servicio de sus comunidades en cualquier parte del mundo. Por lo tanto, el «enfoque descalzo” es el poder de los pobres cuando se organizan solidariamente y protagonizando ellos su vida personal y colectiva. Bunker Roy afirma: “No escuchen al Banco Mundial, escuchen a la gente de las localidades, son ellas las que tienen todas las soluciones del mundo”

Ver también Universidad de los descalzos (I)