El Estado español quiere erigirse en educador y moralizador de la sociedad, con asignaturas impuestas a todos como la «Educación para la Ciudadanía», verdadera resurrección de aquel «Educación en el espíritu nacional» del Franco..
Después de la marea del estatuto de Cataluña, se acerca ya el otoño caliente de la nueva ley de educación (LOE). Algunos pensarán que el lío lo ha vuelto a montar la Iglesia para defender sus privilegios.
Pero a poco que pensemos vemos que el problema grave de fondo es que el Estado quiere erigirse en educador y moralizador de la sociedad, con asignaturas impuestas a todos como la «Educación para la Ciudadanía», verdadera resurrección de aquel «Educación en el espíritu nacional» del Franco, ignorando que son los padres los máximos responsables y protagonistas de la educación de sus hijos.
Hemos perdido la cuenta de las reformas educativas que llevamos, debido a que cada gobierno quiere utilizar la escuela para imponer su modelo de persona, pero ninguna de ellas se ha planteado seriamente una educación solidaria ni un protagonismo real de lo padres, y así le pinta el pelo a nuestra juventud. Luego que no se escandalicen del alcoholismo o violencia juvenil.
Sobre la clase de religión, es evidente que estudiarla en serio es imprescindible para cualquier persona que quiera entender nuestra historia y cultura y, dado lo manipulable de esta materia, simplemente no me fío de que la imparta un laicista anti-católico, así que tengo derecho a un profesor que esté avalado por la Iglesia, por la misma razón por la que todos queremos que enseñe inglés a nuestros hijos un profesor nativo.
Rodrigo Del Pozo